"Estoy aprendiendo a volar, pero no tengo alas..."
Estamos conscientes de que el miedo está presente en nuestras vidas, algunas veces se manifiesta extremadamente, otras ni se siente.
El miedo a perder a alguien, el miedo de estar solo... El miedo d...
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Faltaban 2 horas para llegar a su destino, a su supuesto hogar, donde ya ni un alma tendría idea de donde se escondían o residían.
Una semana había pasado de la entrada oficial a la escuela, y el peor de los casos es que ellos estaban en la más prestigiosa preparatoria de héroes y ya tenían una semana de retraso; en el avión todo iba tranquilo, más la única hermana de esa camada estaba impaciente por salir de aquella cabina comprimida que la estaba asfixiando.
-______, deja de moverte, quiero dormir.- Gruñó el mayor que estaba a su lado derecho, haciendo que su hermana quedara completamente inmóvil. -Oye, oye, Kyle deja de usar tus cochinadas conmigo, hazlo con Neil pero conmigo no, maldito sucio.- Como siempre la forma tan linda y sutil de hablar, las raíces nunca se abandonan, dicen por ahí. -¡Callense idiotas! Son los únicos que van haciendo ruido, todos quieren dormir.- -Dile a Kyle que me deje, no tengo la culpa de querer salir de esta lata de sardinas.- -Kyle...- En un tono desganado y fastidiado ya que todo el santo camino se la pasó separándolos. Sí no fueran sus hermanos no sabría que tenían la misma edad y los hubiera tachado por niños. -suelta a tu hermana, por favor.- -¡PERO YO NO…- -¡Ya sueltame, Kyle!.- -Ya mejor hazle caso a lo que sea que eres de ella y duermete, duermanse los dos, todo el maldito camino se la han pasado hablando.- Bien, cuando los desconocidos intervenían es que en serio ya estaban cansados de escuchar sus tonterías y Neil no intervino esta vez, sólo se estaba riendo por lo bajo de cómo sus hermanos eran regañados.
El viaje fue eterno para la chica, ya que a pesar de estar a varios metros del suelo, añoraba con salir y sentir el viento, ella podía volar pero atravesar el pacífico era demasiado hasta para ella. Tenía la voluntad y fuerza pero aún le faltaba pulir aquella fortaleza. Sólo observaba por la ventana de aquella cabina, con expresión aburrida y con la quijada recargada en el dorso de su mano, no podía reconciliar el sueño y su desesperación empezaba a hacerse más y más presente hasta el punto de no poder estar ni sentada. Sabía que hacer eso estaba en contra de las reglas de la línea aérea pero no soportaría estar otro segundo más. Pasó al lado de su hermano, intentando no despertarlo pero fue en vano.
-¿A dónde vas, wey?.- -Al baño.- -Al baño mi pito, no vayas a hacer otra mamada porque esta es la única línea de la que no nos han botado por tu culpa.- -Dije… Voy al baño.-
Sin más, dejó a su hermano con la palabra en la boca y una angustia en su ser, ya que por berrinches de su hermana los habían botado de la mayoría de las líneas aéreas, todo porque se le antojaba volar estando cerca ya de las costas de Japón, saliéndose sin permiso y culpa alguna. Pero aquí. Era diferente. La azafata la dejó pasar a la cabina principal.
-Hola, ¿podría?.- -Oh, hola ______. ¿Ya desesperada?.- Contestó el capitán. -Si, de echo ya me regañaron. Ya no puedo estar aquí por mucho.- -15 minutos.- -Está bien.- -Pero ya no te vayas a sentar, ve a la puerta de expulsión. Ya que tal vez sean menos minutos.- -Está bien, gracias y el equipaje, este…- -Ya conoces esto, nosotros nos haremos cargo, ahora ve.- -Gracias.-
