𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐎𝐎𝐍 𝐀𝐍𝐃 𝐈𝐓𝐒 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐒. ━ Sunoo. ✓

━━━ 𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘.

Como luz de luna invisible a los ojos de las personas debido a las luces de una cuidad hermosa.

Así me sentía.

Y así era como mamá me definía todo el tiempo que me sentía mal. Ella siempre solía decirme que no importaba si no me notaban en lo absoluto, que no importaba si las persona querían hacer como que yo no existía en este mundo o si nadie parecía tomarme en cuenta al momento de hacer cualquier cosa tan sencilla como intervenir en alguna conversación cotidiana, ella me decía que nada de eso debía importarme o quitarme el sueño porque al final alguien iba a notar la intensidad de mi brillo sobre las luces de una gigantesca cuidad programada por alguien más para brillar, que alguien iba necesitar un poco de mi luz en su vida y que ese sería mi momento de salir y demostrarle a los demás que si existía, que vivía y respiraba entre ellos, pero que estaban demasiado enfrascados en observar las luces de la cuidad como para ver más allá de ellas.

Me dijo que no me preocupara porque la atención no siempre era buena, que la mayoría de las veces era bueno pasar algo desapercibido porque las apariencias engañaban y la mayoría de las personas que eran notadas solamente fingían para ser aceptados antes una sociedad mediocre que buscaba modificarlos hasta desaparecer su esencia.

Y se lo creí.

En su debido tiempo le creí todo lo que me dijo, cada palabra y gesto porque sabía que ella lo hacía con amor y no quería que nadie me lastimara, mucho menos que me perdiera entre tanta gente que había perdido lo que les hacía ellos mismos.

Pero el tiempo pasaba y mi situación continuó siendo la misma, sigue siendo la misma en realidad.

Tengo diecisiete años y mi existencia en el mundo es irrelevante para la mayoría de las personas con las que suelo rodearme a diario, nadie me nota y nadie sabe quién soy, si en las clases hay una intervención en la que mi nombre salga a flote soy parte de los murmuros del momento y al siguiente minuto todos parecen olvidar mi nombre de nuevo. Soy como aquella persona que nadie se da el lujo de conocer, de dejar de lado los prejuicios y etiquetas para hablar, soy quien se sienta sola y siempre seré esa persona.

No me quejaba de ser parte de la soledad, ya era una vieja amiga con la que siempre solía pasármela. Aun así, sola en su totalidad no me encontraba, tenía a Jake y a mi madre para que me dieran compañía, me apoyaran en lo que necesitaba y también estaban las pocas personas que parecían notarme dentro del instituto, esas que se detenían aunque sea un momento para dirigirme un amable «Hola» que correspondía con una sonrisa y un movimiento de mano. Pero, para el resto del mundo seguía siendo aquella​ chica que se sentaba en los asientos traseros con el gorro de su sudadera mientras miraba con atención la clase sin saber que decís el profesor realmente y anotaba todo en su libreta.

Invisible.

Parcialmente invisible me sentía en algunas ocasiones, a veces dolía, como una espina clavada en el dedo índice ¿Y cómo no si todos salían con sus amigos a divertirse mientras yo me quedaba encerrada en casa viendo la televisión? Trataba en lo más posible de ignorar aquellos pensamientos, de hacerles de un lado y obviar el malestar en mi pecho mientras esperaba que lo que mi madre me había dicho cuando solo tenía diez años se hiciera realidad.

Esperaba con ansias a quién me necesitara y quisiera ser mi amigo, esperaba con ansias tener a alguien más que mi hermano y mi madre.

Lo esperaba con tanto anhelo en mi cuerpo que después de un tiempo me fui haciendo la idea que eso nunca pasaría, las expectativas se fueron deshaciendo y comencé a pensar qué, si por arte de magia pasaba lo que tanto soñaba, sería cuando ya fuese una adulta dependiente y con más oportunidades de conocer personas

Pero quizás me había equivocado.