Future Spirit

Están aquí.

No siempre las buenas acciones son oportunas y eficaces.

—Maquiavelo

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—Órbita Lunar—

Una nave se había sincronizado con la órbita del satélite natural de la Tierra, inmensa y sofisticada con tres tronos dentro, rodeados de estatúas, deidades de su planeta natal. La mujer que descubre su cabeza mostrando una tiara, sonríe mirando a su compañero.

-Me siento diferente-

-Sí, la atmósfera de este planeta es distinta-

Él mira sus manos con mucho detenimiento, experimentando los cambios que el sol amarillo provoca en su cuerpo.

-Majestades—un guardia llega ante ellos—Hemos llegado a nuestras coordenadas-

-Por fin—él hombre sonríe.

-Hemos llegado-

Concluye ella, siendo abrazada por su compañero, ambos miran al planeta donde se halla a quien tanto han buscado.

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—Horas después - Tierra—

Ambas estamos en pijama, habíamos decidido quedarnos en casa, yo reportándome enferma y Lena ordenando todo con su secretaria para que solo la llamara en situaciones de suma importancia. Ella está con la espalda recargada en el sofá y yo entre sus piernas, disfrutando de sus caricias en mi cabello, me ha estado mimando desde anoche, lo cual por supuesto me encanta.

-Aliméntame—abro mi boca y ella me sigue dando helado de fresa—Delicioso, aunque no más que tú por supuesto-

-Es un alivio saber que estoy por encima del Helado—besa mi cabeza—Eres una niña mimada-

-Culpa a Eliza y a Diana—tomo su mano izquierda, besándole el dorso.

-Siempre culpando a los mayores—finge exasperación.

-¿Acaso no me amas lo suficiente para mimarme?—pregunto inocente y ella ríe, me encanta su risa.

-Mi amor por ti, es más grande que el universo—besa mis labios—Lo sabes perfectamente-

-Quería corroborar la información—muevo las cejas y vuelvo mi vista al televisor—De acuerdo, ¿qué quieres ver ahora?-

-Grease-

-¿De nuevo?—me quejo—la vimos la semana pasada, comienzo a creer que tienes una obsesión con John Travolta-

-Finge todo lo que quieras, pero sé cuanto amas cantar las canciones—entre cierro mis ojos mirándola.

-Las canto porque mi voz es perfecta, y tú amas escucharme-

-Entonces no te quejes Narciso-

Vira los ojos y ambas reímos esta vez, antes de que ponga play a la película, me acerco a sus labios besándola, nunca olvidaría el sabor de su boca, suspirando nos alejamos, mirándonos con ese amor único que compartimos, pero la falla del televisor rompe nuestro encuentro de miradas.