"Holaaa, aquí dejándoles un mensajito de amor y muchos abrazos, estoy entre emocionada y angustiada, sólo Dios sabe cómo me irá; bueno adiós, más tarde les comento cómo me fue"
Suspiré profundamente, mi primera clase era a las ocho y apenas eran las cuatro de la mañana, llegar allí me tomaría una hora en metro, pero no podía dejar de pensar de que podría llegar tarde, así que aquí estaba, en mi comedor, terminando de desayunar y arreglando unos cuantos posts que debía publicar luego para que me pagasen una publicidad. A las seis de la mañana decidí salir de la casa, me dije que prefería llegar antes y estar segura de saber cuál era el salón para luego no pasar la pena de entrar a otro.
En el metro podía pasar por estar tranquila, pero mis manos sudaban, miraba a la nada mientras mis oídos escuchaban la música del repertorio aleatorio de mi celular, pero entre más cerca estaba, más escuchaba el sonido de mi corazón; odiaba siempre el hecho de que con todo podía colocarme nerviosa y eso conllevaba a sentir mi cuerpo temblar y sudar, y perderme en mis pensamientos de regaños así misma.
Siete y ocho de la mañana, miraba mi reloj, mientras estaba frente a mi imponente universidad, era tan preciosa, un campus lleno de naturaleza, sus edificios eran tan antiguos que mi mente viajaba en los tiempos pasados, imaginándome los cambios que tuvo con el paso del tiempo; hacía frio, pero lo necesitaba pues aunque el metro me dejaba a cinco cuadras, mi rostro con caminar una cuadra se colocaba rojo, así que descansé diez minutos y luego decidí entrar.
Encontrar el salón fue la parte más fácil, pues las indicaciones eran precisas, así que me senté a una distancia considerable, donde podía mirar a los que serían mis nuevos compañeros, esa fue la parte más difícil, llevaba cuatro años trabajando y mis amistades más cercanas eran a través del blog, era buena hablando por ese medio, pero no de frente, pero debía detener ese miedo, iba a pasar los siguientes cinco años aquí, sólo era cuestión de dejar pasar el tiempo pues después tomaría confianza y quizás haría amigos. Faltando cinco minutos y después de un largo rato de darme aliento para no devolverme a casa, decidí ir al salón que ya se encontraba abierto.
Entré con seguridad, el salón no era tan grande, cabían alrededor de cincuenta personas, las sillas iban de abajo hacía arriba, había gente esparcida por el salón, unos hablándose entre sí, otros como yo, solitarios; recordándome en no llamar la atención me senté en la primera fila, al frente del escritorio del maestro, al lado derecho habían sentados otros tres estudiantes. No pasó mucho tiempo cuando el profesor llegó el aula, era un hombre de unos treinta y tanto de años, vestía casual con jean negro y un buso vino tinto, sus gafas le daban el porte de sabio, empezó a presentarse y a comentar sobre los temas que se tratarían en todo el semestre, mientras decía todo esto, empezó a sacar de su carpeta unas hojas blancas que luego pasaría a todos los estudiantes. -En las hojas que acabo de pasar, necesito que me escriban su nombre, su propósito de estudiar esta carrera y cuál fue el motivo que los trajo hoy aquí – Dijo mientras se sentaba en su escritorio – Tienen diez minutos – decía mientras buscaba algo en el computador que estaba en su escritorio.
Saqué mi bolígrafo mientras esperaba a que me llegase la hoja, en el momento de recibirla, alguien tocó la puerta, miré al maestro stanner, él sin dejar de mirar la pantalla, alzó un poco la voz y dijo -Siga-; bajé la mirada, supuse que todo el salón estaría mirando a la persona que entraría, no quería sentir su incomodidad, así que empecé a escribir, de pronto sentí que aquella persona se sentó a mi lado, con timidez alcé mi mirada para verla, ella me sonreía – Todo se unió para que yo llegara tarde – me dijo en susurro mientras sacaba su libreta y bolígrafo del bolso, le devolví la sonrisa, sentí alivio, no la conocía pero tenía una sonrisa amigable, esperaba no equivocarme. Escribió su nombre, Isabella hacks, le escuché una risita y me dijo - ¿Qué se supone que debo hacer ahora? – Sonreí y le comenté lo que había dicho el maestro:
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QUÉDATE CONMIGO
RomanceEmma es una chica soñadora y trabajadora, con el fruto de sus esfuerzos paga sus estudios en la universidad de sus sueños. Allí conocerá el Maestro Javier que hará todo lo posible por enamorarla y creará una amistad con una chica llamada Isabella y...