Pedro vive, la lucha sigue

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Llegó el día: 1 de Junio de 2018.

 Pablo estaba nervioso, probándose su mejor modelito. Por fin podría volver a verle de nuevo, por fin podría tocarle, escuchar esa voz que le volvía loco... No podía esperar más.

Se terminó de vestir y mientras salía por la puerta de su habitación, murmuró:

-Estoy listo.

Pablo llegó a la hora justa a la puerta del congreso. Examinó la escena: Todo el mundo parecía nervioso. Le temblaban las piernas, aunque no más que a Mariano Rajoy, que ese día podría ser expulsado del gobierno. Por las expresiones faciales de los diputados de Ciudadanos, podía ver que ellos apoyarían a Mariano. Él, sin embargo, siempre estaría del lado de su socialista.

De repente, apareció caminando desde el fondo. Sus elegantes pasos, su típica corbata roja. Pablo parpadeó varias veces para asegurarse de que lo que veía era real, y no pudo evitar dejar de escapar una lágrima. Su corazón dio un vuelco de repente. Ahí estaba el amor de su vida. Pasara lo que pasara, para él siempre sería su presidente.

Pablo comenzó a caminar en su dirección mientras tragaba saliva.

-Pedro.

-Pablo.

Ambos cruzaron sus miradas y se estrecharon las manos. Pablo sintió un escalofrío al tocarle y sonrió como en los viejos tiempos. Ese tacto que tanto echaba de menos. Pedro le devolvió una sonrisa que le tranquilizó, mientras miraba de reojo a ambos lados.

-¿Dónde has estado?

-Te contaré después, cuando estemos celebrando la expulsión de Rajoy.

Ambos soltaron una risa de complicidad, y al ver que era la hora de la votación, se dirigieron dentro del congreso. 

La votación se llevó a cabo rápido, siendo el resultado una expulsión de Mariano Rajoy. Y el nuevo presidente sería... Pedro Sánchez. 

Al acabar, todos comenzaron a salir del congreso. Todos los diputados del PP parecían tristes. Todos menos uno.

-Eh, ¿te vas a quedar ahí?- Preguntó Soraya Saenz de Santa María a otro diputado jóven que se encontraba aún merodeando el sitio que Rajoy acababa de abandonar. El muchacho se giró de repente, y automáticamente sonrió. 

-Sólo estaba comprobando unas cosillas, ya me voy.- Contestó.

-Casado, tenemos que ir con los demás del partido. Acaban de hacer una moción de censura contra nuestro presidente. No tardes.

Soraya se dio la vuelta y comenzó a caminar, saliendo también de la cámara del congreso.

-Sí... -Pablo Casado sonrió maliciosamente. -Ya no tenemos candidato... El partido necesita un nuevo candidato a la presidencia, ¿verdad?

Casado soltó una carcajada, acariciando su corbata y ajustándola, volviendo a girarse para salir por el mismo pasillo que Soraya.

 Fuera, Pedro Sánchez estaba recibiendo halagos de todos los miembros del partido socialista, cuando se acercó Pablo. No pudo evitar darle un fuerte abrazo, y sin soltarle le dijo:

-Felicidades, Pedro.

Pedro sonrió, agarrando al podemita de la cintura y sin soltarle le susurró al oído:

-Tenemos que celebrarlo.

Pablo notó un cómo un temblor recorría su cuerpo al sentir sus manos sobre su cintura, y sobre todo, al sentir la respiranción de Pedro tan cerca de su oreja.

En ese momento Pedro se separó levemente, sonriéndole.

-¿Quieres venir con nosotros?

Pablo asintió, mientras Pedro se separaba y seguía recibiendo felicitaciones. Entonces todos se dirigieron hacia un bar donde abrieron una botella de vino.

Primero una, luego otra, y otra, y otra...

Al final de la celebración Pedro se acercó a Pablo, abrazándole. Pablo correspondió el abrazo, mientras ambos se tambaleaban un poco por todo el alcohol que habían bebido.

Entonces Pedro le tendió una tarjeta.

-¿Nos vemos en 20 minutos? Ve yendo a esta dirección, en un rato iré yo.

Pablo sonrió, mientras Pedro  le guiñaba un ojo. Entonces Pablo miró la tarjeta con más detenimiento, esbozando una mueca de confusión.

- Ésto es... ¿un hotel?


Mientras tanto, Albert observaba desde lejos. Acababa de salir del baño mientras se tocaba la nariz de forma compulsiva, parecía un poco nervioso. Miró la tarjeta que llevaba Pablo en la mano con cierta envidia, ya que para él nunca son suficientes tarjetas. Igual...debería diseñar una tarjeta con la bandera de españa, entonces podría meterse rayas como un buen macho español. Albert sonrió. Había decidido otro nuevo punto de su campaña electoral: La tarjeta de español.

Se puso de nuevo los auriculares y siguió escuchando "Blanco y Negro" de Malú. Aunque a él le gustaba más lo blanco que lo negro. De hecho, lo negro no le gustaba mucho.



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⏰ Última actualización: Apr 30, 2019 ⏰

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