7. Pic Nic en el 4°B.

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Bruno comenzó a reír, no entendía nada...hasta que sintió el aliento de Leone sobre sus labios, aquellos ojos violetas tan agresivos... y sus manos sobre su cintura.

-El chocolate no se puede quitar de la ropa blanca...me dices si necesitas ayuda...con las manos.- sus manos bajaron el zipper de su pantalón.-O con los dientes.- el policía mordió la manga de su sacó blanco.

-¿Y que hay de mi cordero?

-Primero empiezo yo...no te gusta que los corderos estén...gruesos...- le susurró esto al oído.

Bruno se alejó de él, se quito su ropa, desnudo ya, se subió sobre la mesa...cerró los ojos en cuanto vio a Leone... el chocolate caliente no era desagradable sobre su pecho, sintió la crema batida fría sobre sus pezones y encima las fresas cortadas a la mitad. Sobre su sexo había un camino de crema, fresas y frambuesas, azúcar... las chispas sobre sus caderas, mantequilla y algo de galletas por su cuerpo. Sintió el dulce azúcar sobre sus labios.

-Si me gusta como sabes... haré lo que quieras después.- le dijo.-¿Te incomoda algo?

Bruno negó con la cabeza...sonriendo.

-El azúcar con miel te va a ayudar a tus labios... será lo último que coma.

Bruno hizo una expresión confusa, ya que no podía hablar y no quería abrir sus ojos.

-Es lo que mas me gusta de ti.- Sintió aquel beso sobre su frente.

La lengua de Leone paso gusto en medio, del pecho al vientre de Bruno, quitando aquel chocolate de almendras que tanto de gustaba, dejando ver el dulce camino de la piel morena de Bruno.

Bruno dio un suspiro, aquello se sintió tan bien. Sobre su cuello, sentía pequeñas mordidas de aquellos labios gruesos y blancos, con sus parpados cerrados podía ver aquella blanca figura, como un tierno fantasma, rayos azules y violetas sobre él mientras lo devoraba. 

La lengua curiosa le paso sobre sus pezones, sintiendo como la fresa le recorría cada parte de su cuerpo, le quitaban el chocolate y podía oír como Leone le pasaba la lengua a la fresa y la mordía, podía oír las palpitaciones del albino...y no precisamente de su corazón.

Como la presión sobre sus pezones era mayor, aquella lengua húmeda rodeándolo en círculos para besarles, morderlos y pellizcarlos.

-Ahhh...- sus labios sonreían y sentía caer la miel dentro de él.

Leone se lanzó sobre él, besándolo, quitando le el dulce y pegajoso chocolate,  tan lento, de verdad disfrutaba aquel pastel de chocolate que tenía bajo él.

Sintió su palma plana dejar caer los chocolates al rededor de la mesa y morder, comerse tan ruidosamente las galletas. Sentía que aquel peso de aquel alimento le hacia daño, nunca sintió que su miembro pudiera elevarse de tal manera. 

Bruno estaba sonrojado, suspirando fuerte pero con tiempo, tan solo sentir que el último peso se iba, soltó una leve carcajada. Escucho como el crujir de la boca de Leone se le acercaba.

Para luego, un beso que le quito el exceso de miel y azúcar, mientras seguía comiendo su galleta, Bruno le preguntó.

-¿Estas seguro que mis labios son lo único que te gusta?

-No. Tus ojos son mucho más hermosos.- dijo con la boca llena de galletas.-Deje algo especial para el final.

-Prométeme que me darás un baño.

-Aun no se que me vas a hacer a mí.- le besó de nuevo los labios, para luego alejarse.

Sintió entonces la textura, larga y húmeda, recorrerle el sexo erecto, se estremeció...su primera vez nunca fue tan...aquello era hacer el amor en todo su esplendor y con aquel sueño sucio de bañarlo en chocolate, Bruno siempre se sintió deseado, pero eso... eso era ser la niña de los ojos de Dios.

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