II

307 38 34
                                    

Jefferson acababa de llegar a la oficina con una sonrisa en el rostro.

Ayer, después del altercado que tuvo con el idiota de Hamilton, se retiró a casa apenas el reloj marcó la hora de salida, estaba enfurruñado, no podía creer que ese enano con complejo de rey haya osado faltarle al respeto de esa manera. 

Había logrado limpiarse el rostro casi perfectamente, mas su ropa era otro asunto, su traje favorito ahora estaba arruinado con manchas de tinta; de camino a casa bastantes personas le miraron extrañados o dado el caso, burlescos, eso le enfurecía más. 

Al llegar a casa decidió tomar un baño e irse a la cama, si seguía despierto un segundo más hubiera tirado de sus rizos hasta arrancarlos, estaba sumamente frustrado: por su ropa, por su día, por el fanfarrón de Hamilton, por todo en sí.

Extrañamente, esa misma mañana se había despertado con muy buen humor, los pensamientos del día anterior le parecían tan distante que ya no les daba mayor importancia, sintió que inclusive había sido todo demasiado exagerado. Así que con la cabeza en alto y una resplandeciente sonrisa, salió de su casa temporal, intentaría arreglar los problemas que tuvo con Hamilton.

-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-°-

-Thomas-

-Buenos días, James- Saludó a su amigo, quien lo miraba extrañado.

-¿Por qué estás tan feliz? Pensé que seguirías enojado por lo de ayer-

-Oh, mi querido James, es una mañana maravillosa, ¿por qué tendría que estar enojado? Además, lo he estado pensando y llegué a la conclusión de que no fue tan grave, solamente se nos fue de las manos a Hamilton y a mí-

James alzó una ceja -¿Te estás escuchando? Lo llamaste "sucio inmigrante", te tiró tinta encima, ¿y dices que no es grave?-

Thomas hizo un ademán restándole importancia -Detalles-

-Espero y esto también te parezcan detalles: Todos saben lo que pasó-

El sureño sintió como si le cayera una cubeta de agua fría, James le miró atónito, no quería ni saber que expresión tenía en el rostro.

Con grandes zancadas se dirigió a la oficina de Hamilton, enojado, furioso, ¿cómo se atrevía ese sucio inmigrante? Se sintió estúpido por tan siquiera considerar en tener una buena relación con él, era obvio que este no lo deseaba así.

Entró dando un portazo, asustando al caribeño, quien se encontraba escribiendo.

Alexander frunció el ceño -¿¡Pero qué diablos te pasa!? ¿¡Nunca te enseñaron a tocar!?-

-Tú...- Jefferson lo miró incrédulo, su voz se escuchó más gruesa, estaba furioso -¿¡Cómo osas faltarme al respeto de esta manera!?...Contándole a todo el mundo la vergüenza que tuve que pasar el día de ayer, ¿no pensaste que eso arruinaría mi imagen? -Golpeó el escritorio -¡Oh, claro! Pero si eso a ti no te importa, solamente me quieres sacar del camino para que no haya ningún impedimento para implementar tu sucio banco, maldito huérfano sinvergüenza-

Thomas siseó con rabia, arrastraba las palabras con odio, desprecio, asco; sentía sus manos temblar ante la fuerza que ejercía, estaba usando toda su voluntad para no tomar al tesorero y darle un puñetazo, su furia le hervía la sangre y sus labios temblaban ante la inconformidad de no poder maldecir a Hamilton. Estúpido inmigrante hijo de puta.

Alexander le miró atónito, Jefferson percibió un ligero atisbo de miedo en sus ojos, mas al ponerse de pie instantáneamente su expresión cambió a una mirada neutral, con un sutil ceño fruncido.

Invaluable ||¤Jamilton¤||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora