algo maravilloso

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Un tren pasó en toda su velocidad frente a mi, tomándome por sorpresa.

Cuando se alejó, pude ver apenas la escasa luz que aún quedaba del sol, ocultándose en el horizonte en sus últimos minutos.

Pasé por sobre los carriles, sin pisar algunos palos que estaban ahí. Un poco más adelante, una vívida luz se hizo presente.

Habían muchas luces, demasiadas, y el resto del entorno no relucía en medio del brillante lugar.

Circus Marvelous. Se leía en el arco de la entrada.

¿Circo? Me pareció curioso aquello, tenía más apariencia de centro de atracciones, con juegos en todas partes y puestos de algodón de azúcar.

Me encogí en mi mismo cuando me percaté de que había atravesado el arco, incómodo por estar ahí.

No era precisamente un lugar tan animado al que quería ir luego de casi escaparme de la casa de mi tía.

Fui arrastrado por una pequeña ola de niños que aparecieron de la nada, haciéndome caminar a tropezones más dentro del lugar.

Miré rápidamente mi entorno, los juegos que habían y a las personas que pasaban a mi lado sin siquiera reparar en mi existencia.

Me sentía extraño.

Sentía que todas esas personas estaban muy alegres y contagiadas por el agradable sentimiento que te transmitía el lugar. Mientras que yo estaba con las manos enterradas en el suéter gris de gran tamaño, con la necesidad de seguir corriendo pero sin las fuerzas para ello.

Sin embargo, seguí adentrándome, pasando algunos puestos y quedándome embelesado con ciertas cosas.

Muy detrás del supuesto circo, pude ver por fin una carpa.

Todas las personas pasaban de largo y seguían entreteniéndose con el lugar, mientras que yo había reducido completamente el paso, deteniéndome y mirando a algunas personas que estaban clavando con mayor seguridad la carpa al suelo.

Mi mirada quedó perdida en una de esas personas, un chico específicamente, de unos veintitantos.

Llevaba ropa casual, con una camisa blanca que era sólo un poco más grande y dejaba ver toda la zona de su clavícula y como dos collares colgaban de su cuello.

El cabello castaño le caía en la frente, casi en los ojos, impulsado hacia delante al estar él completamente inclinado, ajustando el clavo gigante en la esquina de la carpa. Su perfil era lo único que veía, dejando a relucir su nariz, por lo visto, perfecta.

Me quedé parado, sin poder dejar de mirarlo. Ni siquiera cuando se agachó, dejando gran parte de su peso en una rodilla y alzando la mirada, viéndome directamente, pude apartar la cara.

Él se quedó estático, con otro de esos clavos gigantes en una de sus manos y los ojos puestos en mi.

El bullicio del lugar de pronto desapareció, dejándome un pitido extraño en los oídos, y una gota de sudor helado se deslizó por mi columna.

— Ya deja de distraerte, Romeo. — de la nada el pitido desapareció, devolviendo el sonido del tumulto a mis espaldas. — No estés mirando chicos y sigue con lo que hacías.

Miré rápidamente al chico que había dicho eso con voz simpática, golpeando amistosamente su hombro, sacándolo momentáneamente del trance.

Una sonrisa avergonzada cruzó la cara del muchacho, quien miraba a su compañero con ojos acusadores.

Cuando sus ojos volvieron a posarse en mi fue sólo por milisegundos, pues se levantó inestablemente y me dio la espalda.

Yo relamí mis labios, sintiendo mi boca seca de pronto, y también me di la vuelta, ignorando la mirada que me daba su compañero de bonita sonrisa.

C.D.S : worlds away.「❆」ᴠʜᴏᴘᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora