01. Imagina

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—Imagina que la historia fuera así. Vamos, cierra los ojos.

Pablo sonríe, cierra los ojos y le da por pensar si alguien se imaginaría a Pedro como un cuentacuentos.

—No somos nosotros. No estamos aquí. Decide un sitio.

—Un lago, en la montaña.

—Estamos en la orilla.

Pablo empieza a sentir que Madrid ya no está al otro lado de las ventanas mientras Pedro continúa.

—Se siente la brisa.

—Y ese silencio.

—Eso es lo que quiero que imagines. El silencio. ¿Qué sería lo primero que pensarías?

—Qué buena me está sabiendo esta cerveza, otra vez.

Pablo mantiene los ojos cerrados y no le importa que Pedro le esté observando sin decir nada más. Han llegado a ese punto. Los silencios no importan. Las miradas tampoco. Aquello es un oasis.

Cuándo Pablo abre los ojos, se cruzan con los oscuros de Pedro y éste sonríe hacia otro lado. Se arrugan sus comisuras con un leve rastro de timidez, de una manera que las cámaras nunca captan.

El líder de Podemos siente la inmensidad de aquel momento como un regalo. Seguramente la habitación 134 del Hotel Meliá se haya convertido en su lugar seguro. Nunca habría imaginado paz en aquellos tiempos. Ni en el partido, ni en la familia. 2017 era ya un año imposible.

Quiere que Pedro lo sepa.

—Sabes? Yo…

Pero no termina la frase. La puerta de la habitación se abre de repente.

—Pedro?

La mano derecha de Pedro no tiene que decir nada más para entenderse con su jefe. Por la puerta entran las miradas sin más de los guardaespaldas en el pasillo y a Pablo todo aquello le da un repentino sabor a irrealidad casi en forma de bofetada.

—Sí, yo ya me marcho, compañero —se levanta, deja el botellín en la mesa.

No mira a Pedro, pero éste sí a él, lleno de desconcierto. Un desconcierto real cuando el socialista le agarra de la mano.

Cuando se miran la escena resulta tan fuera de lugar que acaban disimulando como si fuera más que necesario. Casi con culpabilidad, porque mientras sus manos se tocaban sus miradas se dijeron que ni uno quería marcharse ni el otro que se fuera.

Demasiado para ellos mismos, aún más teniendo testigos.

—Hasta otra, Pedro. Por favor, lee el informe. Va a ser imposible si no.

Sale deprisa, no mira atrás y en el ascensor es consciente de que lo único que quiere es poder volver a esa habitación cuando sea.

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⏰ Última actualización: May 01, 2019 ⏰

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