Durante esa mañana, no logró concentrarse en las clases, estaba tan hundido en sus pensamientos que parecío que las horas fueron más cortas de lo normal, no le cabía en la cabeza tener que convivir con el enemigo de forma obligatoria por ordenes del director, por momentos parecía que era capricho por el anterior mencionado.
-Eso parece ser una jodida broma- estrellaba su cabeza contra su banco repetidas veces, mal diciendo todo aquello que estaba sucediendo.
Samanta no quería incomodar al rubio atacándolo con tontas preguntas, pues por obvias razones parecía decaído luego de hablar con el director. La única suerte que tenia era que ese día era viernes, y podría descansar el fin de semana, además de que le ayudaría a procesar todo.
Tocó la campana, dando por fin terminada la jornada escolar, y así devolviendolé el alma al ya aliviado chico, sin embargo su tortura no terminaría allí, en cuanto cruzó la puerta de madera se encontró con el mismo pelinegro que ahora odiaba.
-Así que esta es mi nueva aula y compañero- miraba con hipocresía al rubio, apoyado en la pared paralela a la puerta.
Daniel se limitó a mirar a otro lado para continuar con su camino hasta la puerta de entrada, Samanta salió detrás suyo, mirando con desagrado a Max. Para evitar conflictos corrió hasta su mejor amigo y lo abrazo con una sonrisa de oreja a oreja.
-¿Te parece si mañana nos relajamos de todo esto y vamos a complacer nuestros caprichos con tonterías?- deshaciendo el abrazo, ahora caminaba agarrando su brazo con más ánimo del que tenía durante la jornada escolar.
-Claro, quiero relajarme un poco, aprovechando que mis padres harán un extenso viaje de "negocios" a Cancún- utilizaba sus dedos como comillas, por que sabía que se irían de vacaciones sin él, pues al tratar de explicar sobre aquello ponían excusas absurdas.
-Entonces mejor, mientras ellos se divierten allá nosotros nos relajaremos a nuestra manera seguían caminando mientras miraba atrás para confirmar que el pelinegro no los había seguido, y para alivio de todos no había rastro algunos del chico.
-En la noche nos organizamos mejor, te voy a escribir por messenger- ya en la puerta le da un enorme abrazo y se dirige caminando hacia su hogar.
Caminaba de manera lenta, observando los bellos árboles a su alrededor, tratando de procesar todo. Tenia tantas emociones revueltas, comenzando con su descubrimiento y terminando por conocer a su enemigo.
Un árbol de cerezos se movía con la brisa de forma suave y hermosa, se acerco con delicadeza para arrancar una diminuta hoja, acariciándola con suma delicadeza, entonces fue cuando dos palabras comenzaron a retumbar en su cabeza "Soy gay".
Seguía con su caminar, ya que gracias a su lentitud aún se hallaba lejos de su casa, y aún así le ayudo a despejarse un poco para poder concentrarse en lo que ahora realmente le importaba "su orientación sexual".
Se sentía extraño. Tantos años creyendo que la heterosexualidad era pilar fundamental de una persona "normal", pensando que se casaría y viviría con una hermosa chica de cabellera castaña y ojos claros, con quien formaría una gran familia, tendría un gran empleo y su vida sería más que perfecta. Claro que ahora ese plan se había arruinado, y seguro su yo de 5 años estaría enojado, por que en ese momento llegó a ser uno de sus mayores sueños.
Pero todo tiene su lado bueno, y lo que todos esos años estuvo buscando por fin lo encontro, se pudo encontrar, a pesar de todo aquello que la gente pensaba sobre la homosexualidad. Entonces el temor lo consume, nuevamente atacándolo con preguntas. ¿Esta bien?, ¿no es solo una etapa?, ¿decepcionare a alguien?, ¿soy una persona anormal?, ¿y si en realidad solo estoy confundido?, ¿la bisexualidad también es una opción?, y así eran una tras otra.
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Solo un abrazo más
RomanceEl closet es muy frío, no puedes gritar, estas encerrado adentro, te sientes incómodo, pero no haces nada para salir. Esta es tu decisión. Salir y ser libre, o quedarte adentro para siempre.