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La señora, de unos.. 40 años masomenos, paso a mí casa, le ofrecí una taza de té para luego sentarme junto a ella en el sofá.
Dejó su té en la mesa ratona, y saco una libreta.
"-ya podríamos empezar, no?" Dije que si, obviamente no había problema, un par de preguntas y luego se iría. Pero no fue así.
En un inicio fueron varias preguntas, respondí a todas tranquilamente, hasta que llegó a una que me resultó muy específica como para que fuese una entrevista común y corriente.
"-como te sentiste cuando tu madre descubrió tus manuscritos?"
Eso no lo sabía nadie. Mí madre no había comentado eso y yo menos. La mire con toda la duda que pude y trate de evadir su pregunta con "-creo mí madre está en camino, ya fueron bastantes preguntas, debería de irse" pero no lo hizo, en cambio, cuando fui a abrirle la puerta, no recuerdo bien que sucedió, solo sé, que al instante había un paño cubriendo mí boca junto a mí nariz, y el olor.. era.. tan fuerte.
"-shh shh shhh tranquila.. cierra los ojos.." dijo. Y de ahí.. no recuerdo más de lo que fue mí vida.

Cuando desperté, me hallaba en una especie de sótano. Era muy oscuro, había olor a humedad. Ahí solo había un escritorio, una pila de hojas, variada cantidad de bolígrafos (azules y negros) y una silla.
En esa silla estaba atada, o por lo menos lo que eran mis piernas y cintura. Las manos estaban libres, y lo único que tenía de información a mano era una carta. En la que decía:
"Discúlpame por tener que usar cloroformo para traerte aquí, no era mí intención eso, pero dudo que llegases a venir conmigo como si nada. Espero estés cómoda, si tienes algún problema, espera a las 3 PM para comentarme tus molestias. Si no llego a esa hora, escribe todo en una hoja, en la noche la leeré.
Tu labor aquí es escribir. A las 1 PM traeré tu almuerzo y tendrás una hora para comer. A las 5 PM te llevaré tu merienda, tendrás 30 minutos para comer. A las 10 PM te llevaré tu cena, tendrás 1 hora para comer. Para las 12 PM deberás de estar durmiendo. Si tienes incomodidad para dormir en la silla, coméntalo cuando vaya o por escrito. Trataré de ser lo más amena posible. Solo NO intentes escapar. Estás advertida".

Secuestrada... Nunca me imaginé a mí misma en esta situación. No es realista, no soy lo suficientemente conocida como para terminar en esto.
Además, ¿como sabría la hora? Para ese entonces no había notado el reloj que tenía en frente.
Viendo mí alrededor y que no tenía de otra, trate de escribir. Pero me era imposible. No estaba inspirada. Entonces anoté mis problemas en una hoja y me recosté en el escritorio. Mis párpados pesaban.. caí en brazos de Morfeo.
No sé cuánto dormí, solo sé que una voz y un aroma a perfume me despertaron. "-despierta.. despierta. Despierta!"
"-eh?" Distingui la borrosa imagen de la señora enfrente mío. Me sonrió para luego decir:
"-a sí que.. para escribir necesitas tu último cuaderno, no? Así seguirás con ello" lo único que hice fue asentir, esperaba no hubiera llegado a la parte en la que digo que está loca.
"-tambien dices que estoy mal de la cabeza.. no?" Su sonrisa cambio a un rostro sombrío, me causo escalofríos.
Se hacerco a mi, me tomo el cabello para tirar un poco, pero se sentía horrible, se me escaparon algunas lágrimas, su congelado dedo paso por mí rostro recogiendolas para luego decir "-deberias de estar agradecida conmigo, jovencita. Yo te salve del infierno que tú llamabas hogar"
No entendía. Sé que mí madre no era la mejor, ni que me daba todo su cariño. Pero no era justificante para denominar mí casa como el infierno.
La miré con confusión, ella solo río agriamente.
"-no lo sabes, verdad?" No, no lo sabía, ¿de que hablaba?
"-el señor Penter, maltrataba a tu madre, y pronto lo haría contigo. Por lo que decidí intervenir, querida."
Me sonaba que su "intervención" no iba a servir de nada. Ella me estaba maltratando justamente en ese momento.
"-oh.. no pienses que siempre te trataré mal, cariño, solo que esta vez fuiste muy insolente."
Insolente.. ¿cómo podía llamarme así una mujer que me extrajo de mí casa sin permiso de nadie y me está torturando? Sospecho esa mujer tenía graves problemas mentales.
Lo único a lo que me limité a hacer, fue asentir y pedir perdón, no quería más problemas.
"Buena chica, ahora escribe, más vale no te duermas de nuevo" fue lo último que dijo antes de irse.
Esa mujer, enserio da miedo.

Sin luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora