Capitulo 1: Ataraxia.

12 0 0
                                    

Narrador Omnisciente.

          La mañana de Louis había iniciado como cualquier otra. Su alarma se inició, como era de costumbre, a las 8, y mientras el sol seguía escondido, nuestro joven amigo ya se encontraba en la ducha. Sacándose con jabón los restos de la noche anterior... frotaba con fuerza en su torso y cuello, para proceder a enjuagarse.

Aun abajo del agua templada, no pudo evitar que se le escapara un bostezo. Dios, debía ser un crimen trabajar los lunes, pensó. Cierra el agua y sale de la ducha, con tan mala suerte que cae soltando un grito.

-¡MIERDA!- Su voz resonó en sus oídos- ¿Algo más puede salirme mal?- casi en un segundo se arrepintió de sus palabras, la puerta del baño era abierta por una joven rubia, parecía modelo por su cuerpo y altura. La joven mujer despampanante lo miraba con un dejo de preocupación en la cara, frunciendo el ceño.

-¿Te encuentras bien... necesitas algo?- Pregunto la rubia, al joven chico que se había quedado sentado en el suelo perplejo, primero por el golpe, y segundo por no haber recordado que había traído a casa más que una borrachera de aquel bar, se maldijo a sus adentros, mientras trataba de ofrecer su mejor sonrisa.

-Sí, me he caído... es todo- La joven devolvió la sonrisa, y mientras Louis se paraba, ella se apoyó en el marco, esperando que el joven la mirara. Louis seguía arreglándose, logrando ponerse el bóxer y la camisa, hasta que fue interrumpido por chica.

-A-anoche... anoche estuvo genial, deberíamos repetirlo- Sonrió, y tomando seguridad, avanzo hasta el castaño, posicionándose donde el, para acomodarle el cuello de la camisa, y así de forma sutil enroscar sus brazos en el cuello del ojiazul.

-Deberíamos- Responde este posando sus manos en las caderas de la chica, viendo como la sonrisa ilusionada de esta nace- Deberíamos... pero yo no soy así- La suelta y sale del baño, rumbo a la habitación, pensando en que pantalón puede ponerse hoy. Tan concentrado está en eso que no oye cuando el mayordomo entra en su cuarto.

-... ¡Señorito Louis!...- Louis da un pequeño salto en su lugar volteando a ver a George- Señorito, le estaba comunicando que su café está listo, y que el coche espera por usted. ¿Se le ofrece alguna otra cosa?- George, era un hombre de casi 60 años, medio barrigón, con mirada amable y un semblante serio, siempre lo había considerado un abuelo. Es por eso que la sonrisa que le dedico es una de las pocas sinceras que suele dar. Antes de poder contestarle, por el rabillo del ojo ve un objeto que cruza volando la habitación en dirección a él, y antes de poder reaccionar este se estrella contra su cabeza, haciéndolo sentarse en la cama.

-¡SEÑORITO LOUIS!- George se inclina y toma su brazo, para ayudar a enderezarlo.

-¿Pero qué mierda...?- Louis y George levantan la mirada hacia la joven rubia que se encuentra dentro de un vestido apretado y arrugado, seguramente el que uso la noche anterior, mientras con una mano sostiene su otro tacón, (ese que no fue arrojado hacia él), y con la otra levanta el dedo de manera acusatoria.

-¡Tu, maldito hijo de perra!- La chica parece poseída, y con un ataque de rabia, por lo rojo de su cara- ¡Tu, maldito mal nacido!... ¡Debería darte vergüenza! ¡Me engañaste para que venga aquí a pasar la noche contigo, prometiéndome hacerme la mujer más feliz del mundo y...!- La joven quería seguir gritando pero el llanto no tardo en caer en forma de violenta por su rostro, mientras esta caía de rodillas, dejando a Louis aún más perplejo. George corre al lado de la chica he intenta ponerla de nuevo en pie, mientras le da una mirada desesperada a Louis.

-Yo no recuerdo haber prometido nada a nadie, si estás aquí fue porque tú misma quisiste venir, no tengo la culpa de nada...- La mirada de George pasa a una de reproche luego de que escucha lo que dijo su amo.- Es decir, emm... linda, yo no quise hacerte sentir así, solamen...- La rubia, que había escondido su cara entre sus manos mientras sollozaba, levanto su mirada grisácea dirigiéndola hacia él, y sorbiéndose la nariz, con ayuda de George y temblando, se pone de pie- Ni siquiera recuerdas mi nombre ¿o sí?- George y la joven no le sacan la mirada de encima... los dos esperan con un dejo de esperanza la respuesta.

F is For Faker.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora