Tʜᴇ Lᴀsᴛ Nɪɢʜᴛ | 𝐷𝑎𝑚𝑖𝐷𝑖𝑐𝑘 & Birdflash

Una Noche Oscura De Tantas

Se atormentaba mirando el espacio por esa enorme ventana, observando la Tierra, sus lágrimas no dejaban de bajar por sus mejillas, vertidas de sus ojos los que dejaron de brillar hace mucho tiempo.

Sentía como las cadenas atadas en sus pies y brazos le cortaban cada que realizaba un pequeño movimiento, la suave y delicada piel morena, con varias cicatrices de anteriores peleas, ahora estaba manchada por una variedad de hematomas y varias marcas residuales que dejaba Damián.

No recordaba como era el encontrarse un poco arropado, el privarlo de ropa era una de las pocas torturas que su captor tenía para él.

276 días.

No perdía la cuenta ni en un solo momento, lo poco que le mantenía cuerdo era concentrarse en contabilizar las horas desde que todo sucedió.

Abrazaba sus piernas de forma delicada, casi intentando no tocarse a sí mismo, se daba asco y no podía evitar sentir eso de si mismo.

La oscura y solitaria habitación solo se iluminaba por el destello de la Luna, en el rincón más recóndito de la Atalaya donde nadie más que él se adentraba a visitarlo.

El intenso dolor que tenía en todo su cuerpo, le recordaba su constante tortura aplicada por su captor. Ese niño... al que un día consideró su compañero, su amigo... si hermano.

Su pensamiento no puede apartarse de la culpa, aunque el mismo sabe que el ''hubiese'' jamás existirá.

Dentro de él jamás podrá perdonarse aunque no importa lo que el hubiera hecho o no, esa era una batalla perdida por un eslabón perdido que nadie en su equipo había deducido.

La bala de Jason.

Cuando empezaba nuevamente a sobrepensar los detalles de una batalla ya perdida el sonido de cómo se levantaba la puerta se escuchó frente a él.

Tuvo su vista fija en la oscura silueta frente a él.

Cuando el rostro frente a él se hizo imperceptible, giró su rostro para volver a tener un su mirada el indefinido espacio.

Ahora escucho como la puerta se bloqueaba, junto a pasos cortos y determinados que se acercaban a él. Sintió como la mirada de Damián se posicionó en su cuello y la tensión creció exponencialmente en la habitación.

— Sigues sin comer — su voz áspera y de forma firme, contuvo su risa de burla al recordar cómo años atrás esa voz era chillona. Pero rápidamente su pensamiento paro cuando empezó a acariciar su cuello de forma lenta mientras Dick se estremecía y sus ojos sin querer se llenaban de lágrimas. —Te ordene que comieras, ¿No? — tomó su barbilla lentamente, haciendo que lo mirada.

Le escupió en la cara, él otro ni se inmuto, lamiendo la saliva que cayó cerca de sus labios, Richard se asqueó de ello.

La mirada de deseo se contra producía con la de odio y decepción del mayor.

Al sentir como se acerca de poco a sus labios todo su cuerpo se tensó y aunque su mirada permaneció igual, el miedo que sentía devoraba sus huesos, ni él mismo se distinguía en esos momentos.

Sonrió desafiante esperando lo que sea que el otro quisiera hacerle, no le importaba demasiado, estaba muerto en vida y eso Damián lo sabía muy bien.

— Me importa una mierda tus órdenes Al-Gulh  — él lo estaba retando, y lo sabía, también sabía que no debía y no le importaba, no le importaba en lo más mínimo no tenía nada que perder.