Capítulo 11

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El primero en abrir los ojos fue Reita, miro a su costado, el reloj digital marcaba las 4 de la mañana, suspiro no sabía porque últimamente se estaba levantando a esa hora. Miro hacia abajo, notando la castaña cabellera de su esposo, el cual continuaba durmiendo plácidamente en su pecho, sonrió y beso su cabeza, se separó con mucho cuidado, camino a la otra cama, mirando a sus hijos, se aseguró que estuvieran durmiendo, después fue al baño.

Se dio un baño, ya no tenía sueño, así que pensó que una ducha caliente lo relajaría, y así talvez recuperaría el sueño, cuando salió de la ducha miro a su esposo sentado en la cama, esperándolo.

—Ah...Siento haberte despertado...—dijo Reita solo con una toalla en la cadera, mientras se secaba la cabellera con una más pequeña.

—No puedo dormir si no estás a mi lado...—dijo el castaño levantándose, se acercó a él y lo abrazo, Reita sonrió y correspondió.

—Vuelve a la cama, en un momento iré, deja me visto...

—No...—dijo Uruha apegándolo más, escondiendo su rostro en su cuello.

—Eh... ¿Shima? ¿Qué pasa?

—Aki...quiero...

— ¿Eh?...Shima... ¿Qué?

—Aki, te necesito...

—...—Reita no dijo nada, simplemente acaricio el rostro del castaño, poco después lo beso, llevándolo directo a la cama.

Los besos de Reita comenzaron a bajar por todo el cuerpo del castaño, desasiéndose de su ropa rápidamente, Uruha simplemente le quito la toalla a Reita, dejándolos en iguales condiciones.

— ¿Por qué tan de pronto el gusto? —dijo Reita mordiendo su cuello mientras acariciaba la entrada de su esposo.

—Nnn~ A-Aki...—gimió levemente el castaño, mirándolo con los ojos llorosos. —N-No lo sé...yo solo...quería que tú y yo...ah~—no pudo seguir pues Reita ya había comenzado a meter sus dedos.

—Shima...estas terriblemente mojado aquí...—dijo con una seductora sonrisa, mirando al castaño mientras movía 3 de sus dedos dentro de Shima. — ¿Has estado aguantándote cierto? ¿Por cuánto tiempo?...

—A-Aki...—dijo el castaño con ojos llorosos— N-No mucho...u-una semana más o me- ¡¡N-Nya~!!

— ¿Una semana? Eso es bastante mi amor...—dijo mientras movía sus dedos, dando con la próstata del otro—Bien...empecemos de una vez...—dijo sacando sus dedos, cambiándolos por su miembro, cubrió la boca de su amado antes de que este pudiera gemir, eran las 4 de la mañana y los niños estaban durmiendo.

El castaño lo miro con ojos lloroso, comenzando a lamer su mano, cerró los ojos, un gemido más se amortiguo en la mano del rubio cuando termino de entrar, Uruha, se quitó la mano de la boca y jalo al rubio así, no quería una mano, quería los labios del otro para callarlo, y este no se negó a besarlo mientras comenzaba a moverse.

Kai abrió los ojos, el aroma a omega invadió sus fosas nasales, se sonrojo cuando supo de quien provenía, era un aroma inconfundible, miro su celular, específicamente el calendario.

—Se le adelanto el celo...

Kai dejo su celular de nuevo en la mesita de noche, se levantó y salió del cuarto, notando que Aoi también estaba afuera, pegado como mosca a la puerta de la pareja.

—Uruha es adictivo...y esto me preocupa...—dijo Aoi con algo de esfuerzo, Kai noto lo excitado que se encontraba con solo el olor, no lo culpaba, él estaba igual.

Se quedaron pegados a la puerta, escuchando los gemidos del castaño, se quedaron parados ahí una hora y media, cuando el sonido seso regresaron a sus cuartos, solo para bañarse y cambiarse, era hora de partir al recinto para hacer los arreglos correspondientes.

Lazos irrompiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora