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Luego de ese viaje emocionante, en el que la pase fenomenal, parques, playas y hasta un crucero no lo pudieron hacer mejor.

Al volver a mi país mis amigas me esperaban muy ansiosas- creo que eran por los encargos- la mayoría de ellos los cumpli, y en eso me refiero a autógrafo de una celebridad.

En el colegio tengo una montaña de tareas, y sólo tardo una semana en poner al día en todo incluso en lo que hicieron mis amigas en vacaciones. Llego el viernes y ya estaba anocheciendo, estaba tranquila con mi hermano haciendo tarea de química. Estas benditas igualaciones me tienen loca, aún más las treinta operaciones de matemáticas que ni siquiera las copie de la pizarra, menos mal que le saqué una foto antes de que lo borre. Era un silencio absoluto entre Enrique y yo. Hasta qué mi gata entra al cuarto de estudio donde estábamos, saltando y maullando como loca -de seguro está en sus días- parece que tiene algo en la boca. La persigo por toda la casa para ver que era, de lejos veía un papel. Al final cuando la logro atrapar veo un billete todo arrugado y mojado-si no fueras bonita juro que la mato- no se lee la tinta pero por el color parece valer cincuenta pesos. No se de dónde lo abra sacado ni como habrá hecho para conseguirlo, siendo tan pequeña, blanquita y de unos grandes ojos verdes, decido no enojarme con ella, al fin y al cabo no eran míos-estoy rezando para que no los fueran-.

...

Suena mi teléfono, por el tono que emite se que es del grupo de mensajes de mis vecina. Mia toda alarmada escribe: "chicas quien puede acompañarme a unos quince esta noche??". Yo en ese momento no respondo ni tecleó ninguna cara, más bien emocionada me voy corriendo y saltando a la sala, donde se encontraba el teléfono para llamarlos a mis padres para que me dieran permiso.

Ya es claro el mi tono de ángel que pongo al hablar con ellos. Mi mamá como nunca esta vez tenía un "pero" en la boca: "pero que vestido te vas a poner?","pero y cómo te vas a peinar y en dónde?".

Antes de que me cuelgue me dice con tono decisivo:

- Mire Vane, yo a usted le doy todos sus gustos, pero ahora quiero que me explique a quien conoce que van a ir.

- Mamá, voy a conocer a las amigas de Mia, deben ser de buenas al igual que ellas.

Logró captar en la voz que esta calmada, me dice que cualquier cosa le pida ayuda a mi hermano. Me cuelga y voy corriendo al otro extremo de mi sala para cargar mi celular.

Creo que todas mis compañeras se pusieron de acuerdo a hablar en el grupo de mujeres del curso. Temas variados y uno que otro chiste de María José sin sentido, pero como siempre no faltaba una busca fiesta que empezó a hablar de una confra del colegio de su novio. Con todos signos, caritas y mayúsculas intentaba expandir la noticia para que asistan.

En mi mente al ver llegar estos mensajes decía: "tranquila Vanessa, son las siete de la noche con doce minutos, tienes tiempo para buscar un vestido, bañarte, ir a la peluquería y después cambiarte. Deja el teléfono en paz".

Cuando estaba a punto de hacer eso, la llamo a Mía para que venga a mi casa tipo nueve y media para que lleguemos juntas. No quiero que me vuelva a pasar como la otra vez de llegar sola, me fui súper elegante a la fiesta y la amiga que me invito fue como una hora después, le pedí a mi hermano que me acompañara. Menos mal que estaba él elegante esa noche.

Ya encontrado mi vestido ideal, uno negro y blanco con unos detalles en el borde inferior con tela de encaje. Es perfecto para la ocasión. Me baño y voy al cuarto de mi hermano a pedirle que me llevara a la peluquería. No accedía a llevarme por nada del mundo, hasta que utilizo las palabras mágicas en el: "voy a llamar a mamá". Inmediatamente salta de la cama, pone dinero en la billetera y toma las llaves del auto-agradezco a dios que mis padres le regalen uno por su graduación- y nos vamos a la peluquería. Según el, desperdicio cuarenta y cinco minutos de su vida en un salón lleno de damas charlatanas.

Ya cambiada y toda linda para ir a la fiesta, esperó que llegue Mia y que mis padres igual.

Son exactamente las nueve y media en punto cuando Mía llega a mi casa con un hermoso vestido negro y unos elegantes y altos tacos color dorado y para combinar más, se puso el pendiente que le di por su cumpleaños que no le di ese día, ya que estaba de viaje. Mía muy amable le dice a mi papá la dirección del salón de eventos al entrar al auto. En el transcurso del viaje reímos y nos hacemos cumplidos de nuestra linda ropa.

Quien creía que erasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora