Capítulo 21: Such small scenes

66 5 9
                                    

12 de enero de 1996

Habían perdido ya la cuenta de los años que cumplía Juan Carlos, pero al menos recordaban que el 12 de enero era el día de su cumpleaños. Los astros parecían haberse alineado para hacer que coincidiese su cumpleaños con un maravilloso viernes. Además, aunque nunca solían celebrar los cumpleaños a lo grande – unas cervezas en el parque solían valer -, este año era diferente; iba a ser el año en que los caminos de la pandilla se separasen. Una vez terminase el curso, y después del verano, empezarían la universidad. Algunos de ellos estudiarían fuera de Madrid y lo único seguro era que Pablo e Íñigo se quedarían allí. Alberto ya había comentado en varias ocasiones que su intención era estudiar en Málaga, Inés, por su parte, iba a hacerlo en Sevilla. Ada seguramente se iría a Barcelona.

Barcelona. Pablo nunca había estado en la ciudad. Había estado más al norte con sus padres; en los pueblecitos costeros, pero nunca en Barcelona. Le tenía cierto recelo a la ciudad, aunque no tenía razones para ello. La mayoría del grupo había dejado más o menos claro qué iban a hacer en el futuro; todos menos Albert.

La aparición de Inés fue perfectamente oportuna. Pablo no quería pensar en todo aquello; en la posibilidad de que Albert se fuese lejos una vez más. Su primo pequeño le sacó de sus pensamientos cuando le dio un codazo y le señaló con la mirada hacia la puerta. Inés le sonrió desde la entrada del salón recreativo.

- Qué puntuales – remarcó Inés.

Pablo arqueó una ceja ante el comentario.

- ¿No vienen Ada y Tania contigo?

- No, me han traído mis padres desde el centro comercial.

- No te veo con ninguna bolsa de El corte inglés.

Inés le fulminó con la mirada. El comentario de Pablo tenía como única intención provocar; sabía perfectamente que Inés era un poco niña pija y también sabía lo mucho que le jodía que se lo dijesen. A veces tenía la sensación de que le hubiese gustado ser más de barrio.

- No te pases conmigo, chaval.

Pablo no pudo evitar reírse ante el intento de Inés por parecer chunga. Lo cierto es que Inés imponía muchísimo; era tremendamente inteligente y competitiva, no le hacía falta hacerse pasar por algo que no era para que los demás la respetasen, y aun así lo hacía.

Inés ya estaba abriendo la boca para hablar cuando las cabezas de Ada y Tania asomaron entre el grupo de gente que había en el salón. Los estaban buscando con la mirada y cuando los encontraron, parecieron sincronizarse para sonreírles y saludarles con la mano.

- Y tú diciéndome que no iba a llegar nadie a la hora – dijo Ada, cuando se unieron al grupo.

- Bueno, Inés no cuenta – le replicó Tania-. Pero de ti, Pablo. De ti no me lo esperaba – y entrecerró lo ojos mientras lo decía.

- Me disculpo por tal ofensa – y tras mirar el reloj dijo-. Los demás deben estar al caer.

No habían pasado más de cinco minutos, cuando Juan Carlos apareció, con una venda en los ojos y con Alberto a un lado y Albert al otro. No podían escucharle desde allí, pero estaba hablando; muy posiblemente quejándose. Conforme se acercaron, la voz de Juan Carlos se fue haciendo cada vez más clara.

- ...la puta venda esta que me habéis puesto encima de las gafas.

Y todos dijeron al unísono.

- ¡Sorpresa!

Juan Carlos se quitó el pañuelo que cubría sus ojos y lo tiró al suelo con desdén.

- Pero qué sorpresa ni sorpresa. Si me han traído los dos gilipollas estos todo el camino con los ojos tapados – aunque mantenía su tono borde, Juan Carlos dejaba entrever un ápice de cariño cuando se refería a ellos de esa manera- O me hacíais una fiesta de cumpleaños o me secuestrabais y tirabais mi cadáver a un descampado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 04, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Love might be the wrong wordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora