CAPÍTULO 2

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El silencio queda

entre dos palabras.

- Roberto Juarroz

HALLEY

El puesto de Bubatea se encontraba vació a excepción de dos personas que estaban sentadas en unas mesas cercanas del patio de comidas. Eran las diez de la mañana y mi uniforme de ''I love Bubatea'' ya me empezaba a incomodar debido a lo ajustado que me quedaba, solo dos horas más y sería libre.

- Te juro que Shawn Mendes y yo estamos destinados a terminar juntos en un futuro o eso dice mi horóscopo. - Exclamó Mathias con los codos apoyados sobre el mostrador y con una sonrisa de oreja a oreja observando su celular con total concentración. Yo lo miré de reojo guardando algunos vasos en los estantes, meneé mi cabeza negando y rodé los ojos antes de hacerle unas señas con mis manos diciéndole tonto.

- Oye podrías estar al lado del futuro novio de uno de los cantantes más famosos del mundo. - Se me acercó Mathías y me empujó levemente con su mano haciéndome tambalear en mi sitio. - E imagínate tú y yo yendo de compras y los paparazis ahí acosándonos de aquí para allá, yendo a galas los tres y posando para las cámaras. Obviamente también iríamos a los conciertos, pero eso ni se discute, es más un hecho. - Volvió a hablar mi mejor amigo rodeándome con su brazo mi hombro y moviendo su mano en el aire dándome a entender de que lo pensará.

- Y saldríamos de este puesto de tés. Solo compras y conciertos, para nosotros dos. - Me abrazó Math, como si lo que acabará de decir fuera más que un hecho. Con la poca movilidad que tenía debido al abrazo que me estaba dando, saqué de mi mandil de cintura mi libreta y lápiz y empecé a escribir en este. Me giré y alcé la libreta para que la viera.

- ¿Y qué pasó con el chico del equipo de football americano? - Leyó en voz alta. - No todo es sobre él, ¿Okay? - Me respondió indignado soltándome y yéndose hacia el sector de la caja.

- Aparte necesito un respiró, ya tengo suficiente con que no note mi existencia. Me esforcé mucho para llegar al puesto que tengo y él o vaya ni siquiera lo notó. - Mathías se quejó apoyándose sobre sus mejillas bufando. Se volteó dándole la espalda a la caja registradora y mirándome directamente a los ojos - Pero amiga, tú tampoco te escapas. - Me sonrío.

- Te recuerdo que tú también andas loca por esos chicos asiáticos con cabellos locos que hasta ahora no saco a simple vista y si los cuento todos ahí hay más que toda mi lista de ligues que he tenido. -Hizo un ademan con su mano izquierda, para agregar. - Cariño tú tampoco eres una santa.

Llevé mi dedo índice a mis labios callándolo. Amaba poder pasar buenos ratos con Mathías en Bubatea antes de que nuestro turno de trabajo terminará y él se vaya hacía su Universidad y yo hacía mi segundo trabajo dependiendo del día. Tener el puesto de despachadora en Bubatea era uno de mis trabajos más reconfortantes hasta ahora, debido a que trabajaba medio tiempo, y con mi mejor amigo al lado así que eso facilitara las cosas para mí.

Cuando menos lo pensaba el reloj ya marcaba la una de la tarde, por ende, el turno de mi castaño amigo y mío había culminado. Hice un recordatorio mental sobre las cosas que tenía que hacer ese día empezando por ir al supermercado antes de dirigirme a casa para preparar la cena de esa noche, debido a que mi madre trabaja todo el día. Empecé a sacarme el mandil y el gorro típico del puesto de Tés y empecé a guárdalos en mi bolso, saqué mi celular para chequear si tenía algún mensaje de mi madre o de mis otros trabajos. Pero nada, solo me encontré con un mensaje de mi línea de celular recordándome que podía afiliarme a un mejor servicio si pagaba más por ello. Tomé mi chaqueta gris humo del perchero donde poníamos las cosas los trabajadores del puesto para empezar a ponérmela y subirme el zipper hasta donde el estampado de Bubatea no se pueda apreciar a simple vista, acomodé la capucha para que no se escondiera con mi cabello acomodándomelo lo más decente posible.

Enamorado del Silencio © By A.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora