Enfermería.

183 3 8
                                    


La observó, atenta, tratando de no perderse ni uno solo de sus movimientos. Mirar de esa manera a cualquier persona puede resultar incomodo, gracias a dios ella era una idiota, porque no se había dado cuenta , ¿verdad?

Okey, puede que estuviera errada, y aquella chica linda de cabellos aqua no fuera tan imbécil. Pero si no lo era, tenía que explicarle como terminó en la enfermería con un esguince en el tobillo cuando no tenía clase de deportes. Por que en clase de deportes puedes lastimarte de esa manera, pero cuando todo lo que debes hacer es estar en tu respectiva aula, un esguince no cuadra mucho.

¿Cómo sabía que no tenía clase de deporte? Fácil, Miku era su compañera de clases.

Suspiró. Daba igual, el punto es que estaba ahí, si, justo cuando la enfermera no se encontraba y ella se hallaba ahí como ayudante.

Estúpido maestro, tenía que obligarla a conseguir créditos extras.

Pero ese no era el problema, el problema tiene que ver con su estúpido corazón que no puede dejar de palpitar cada vez que a su rango de visión entra la chica, que ahora estaba deambulando por toda la sala.

Momento, ¿Deambulando?

-Oye, ¿qué crees que haces?-Lo dijo con la intención de que sonará como un regaño, lástima que pareció más una queja.

-Bueno, me aburrí, tu no prestabas atención y decidí que lo mejor era pasear por el lugar.-

Un leve tic apareció en su ojo. ¿Se podía ser más idiota, acaso? Dios, tenía una esguince en el tobillo izquierdo y la muy imbécil se paseaba por ahí como si nada.

-¿No tenías el pié lastimado?- inquirió Rin, decidiendo que lo mejor era tratar de ser paciente con la cabeza hueca.

Aunque la paciencia no fuera parte de sus cualidades.

-Ah, cierto.- ¿Lo olvido? -Bah, mentira, lo recuerdo.

¿Le quería jugar una broma? Una pésima broma debía decirse. O creía que podía controlar sus instintos homicidas mucho tiempo.

-En realidad,-empezó su adversa, llamando de nuevo su atención. - quería que me prestarás un poco de atención, y creí que esa era la mejor forma.

Todo eso lo dijo con un tierno sonrojo, que teñía levemente sus mejillas, formando así la imagen más jodidamente adorable que la rubia hubiera podido apreciar en toda su vida. En consecuencia, un tono carmín se posó en su rostro.

Valla, lo que hace el amor, esperen, ¿Dije amor? Quise decir odio, si, odio.

-¿Mi atención?, ¿Para qué?- sus verdes ojos no se atrevían a conectar con los aqua de su interlocutora.

-Claro esta, me gustas.- respondió Miku, tranquila.

Oh.

No, No, ¡No!, ¡Corazón deja de latir tan rápido!.

Sí su rostro ya estaba sonrosado antes, ahora debía asemejar a una manzana en momento de cosecha. Comenzó a balbucear cosas incomprensibles.

-¿Qué?- Si, exacto, eso fue lo único que su boca logró formular que sonará como una palabra.

-Me gustas.- Miku volvió a repetirlo, ¡Como si hablará del clima!- Creí que ya lo sabías.

Quiso gritar una negativa, pero su boca y cerebro no parecían querer entablar un acuerdo. Ella no sabía nada de eso.

-Bueno, Rin, mi próxima clase está por empezar y debo irme. Nos vemos.-

Lo último que alcanzó a ver de Miku fue su mano agitándose a modo de despedida.

Ah, ¡Estúpida! Su corazón no podía calmarse, y todo por culpa de esa idiota.

Por razones cómo estás odiaba a Hatsune.

Y, mientras la Kagamine seguía maldiciendo al por mayor a la de hebras aqua, recordó que la chica se había ido sin tratar su tobillo.

Si en algo tenía razón Rin era que Hatsune Miku no era la persona más inteligente del mundo.

Y si en algo tenía razón Luka, era que lo mejor para que Kagamine Rin admitiera que también gustaba de Miku, era que ella debía ser quien diera el primer paso. Total, el plan había salido como se planeó, además de tener una interacción romántica de esas dos también pudo golpear a Miku.

Aunque sí Rin se enteraba de que Megurine fue la causante, gritos de dolor iban a resonar en el aire.

One-Shots RinkuWhere stories live. Discover now