Búscame

4. Parte 1.

Luego de más de una hora trabajando tenemos casi todo listo, hemos reunido toda la información que necesitamos, solo hace falta cambiar el tipo de letra, el tamaño de la letra, el diseño... más que nada lo estructural. Para mi sorpresa Baran aportó, hizo todo lo que le pedí , no mucho pero funcionó, estoy satisfecha con lo que avanzamos, en mi casa termino el resto y estará listo. Baran está en la cocina porque su abuelita lo llamó así que me dispongo a guardar el trabajo, apagar mi computadora y ordenar mis cosas para marcharme. Cuando me levanto del sillón Baran aparece por el pasillo con un teléfono inalambrico en su mano.

—¿Tienes hambre?, pediremos comida china.—pregunta.

Ah no, me marcho.

—No, gracias, estoy bien, ya me iba.—respondo cortes.

—Bueno, mejor para mi, chao.—da la vuelta pero su abuelita quien se puso detrás de él lo mira con desaprobación, luego me mira a mi sonriendo.

—¿Por qué no se queda? No será una molestia si eso es lo que le preocupa, la compañía siempre es buena.—ay, no puedo resistirme a su tono tan de... abuelita.

—Está bien, me quedaré.—ella sonríe, detrás, su nieto rueda los ojos con fastidio.

Mientras converso con la abuelita ponemos la mesa, yo pongo el mantel y la ayudo a traer los platos desde la cocina, cuando esta todo listo pregunto donde esta el baño, voy y hago lo que la gente suele hacer en los baños, la verdad no me gusta usar baños de otras personas pero ya no me aguantaba. Cuando salgo me dedico a observar la decoración, es muy sencilla, unos cuadros pequeños, algunos muebles, y más adelante un arrimo con muchas cosas, me acerco. Hay varias fotografías, pero la primera que miro es una donde sale una mujer castaña y joven con un bebé en sus brazos, al lado hay otra, la abuelita, un hombre que supongo es su esposo y el mismo bebé solo que más grande, cuando termino de ver la foto de reojo diviso a la abuelita mirando las fotografías igualmente.

—Es mi hija.—dice apuntando a la mujer castaña.

—Es linda, se parece a usted.—digo.—Las mejillas.

—Si, ella...

—Ya llego la comida.—interrumpe Baran con voz dura, ella se traga sus palabras y va hasta el comedor, yo la sigo detrás.

Nos sentamos a comer, solo somos nosotros tres, no hay mucho que pueda comer pero por suerte hay unos rollitos de queso y el infaltable arroz.

—Me alegra que se haya quedado, siempre somos solo los dos.—dice.—¿Carne?—me ofrece.

—No gracias, no como carne.—respondo.—pero si acepto arroz.

—No come carne.—asiente.—¿Cómo es que se llama eso? ¿Vegetariano?—asiento pues soy vegetariana, no vegana.—Nunca he entendido muy bien eso.

—Bueno, solo comemos verduras, frijoles, frutas... algunos comen pescado, dicen que no sienten dolor ¿sabe?, aunque no sé muy bien, solo lo como en semana santa.—me sirvo arroz en el plato.

Cuando terminamos de comer me ofrezco a levantar la mesa con Mon para que su abuelita vaya a descansar, ella a regañadientes acepta pero no sube para no dejarnos, cuando dejo las cosas en el lavavajillas, voy a buscar mis cosas para irme, me despido de la simpatica señora pero antes de poder salir, y antes de que ella suba por la escalera habla:

—Baran, ve a dejarla al paradero.

—No, no te preocupes.—digo incómoda con la intención de salir.

—Solo apúrate ¿si?—dice con un tono desagradable mientras toma unas llaves, cuando sale por la puerta le hago una burla y lo sigo.

Caminamos una cuadra hasta el paradero, cuando llegamos me siento en la banquita con mi mochila sobre mis piernas, no se ve ningún bus cerca así que me dedico a mirar las... lindas casas y árboles que están aquí, luego decido desviar mi mirada para ver a Baran, está recostado en el fierro del paradero mirando su celular distraído con los rulos tapándole la cara, verlo así de relajado me provoca mucha rabia, ganas de golpearlo, es decir, amenaza a Rhys y le hace la vida imposible mientras se acuesta con chicas cuando dudo mucho que de verdad le importe Alessia.