Dos pueden jugar el mismo juego.

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Hola, luego de mucho tiempo finalmente está la segunda y última parte.

Hoy es el cumpleaños de Taro Misaki, y para celebrarlo aquí va un lemon MatsuMisa (MatsuyamaxMisaki).

Disfruten de la lectura.

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Ya pasaron seis meses desde que Genzo se mudó con su novio y desde entonces no hay fin de semana en donde ambos no tuvieran sexo, irónicamente seguían creyendo que ellos no eran los calenturientos que dejaban despiertos a medio complejo.

– Oh... Más... Más... Más duro...

– Por todos los cielos, estos dos no conocen el significado del silencio – Misaki se puso los tapones para los oídos que compró hace unas horas.

Una semana después.

– ¿Qué hice en mi vida anterior para merecer esto?

– Más duro, papi... Más duro... Más duro, papi... Más duro – estaba en la sala y aun así los gemidos de Tsubasa se oían altos –. Quiero que me des con tu lechita caliente... Ah... Sí... Ahí... Toca ahí de nuevo...

– No tienen vergüenza.

Un mes después.

– Oh... No te detengas, sigues así.

– Todos los fines de semanas es lo mismo – gruñó –. Un viernes, sábado, y domingo en donde estos dos calenturientos no se apareen pido, solo un fin de semana.

Más tarde ese año.

Misaki se adentró en la bañera de manera tranquila. Había tenido uno de los mejores días de su vida: Matsuyama lo llamó para avisarle que lo visitaría la próxima semana y al parecer Tsubasa y Genzo no estaban teniendo sexo. Todo era perfecto.

Mientras tanto, el menor estaba acostado en el sofá mirando un programa. Normalmente estaría a estas horas teniendo relaciones pero su novio no se sentía bien cuando regresó del trabajo y cuando le controló la temperatura supo que estaba empezando a tener fiebre.

– ¿Podrías bajar un poco el volumen? – le pidió el pelinegro.

– Sí – tomó el control remoto –. ¿Cómo te sientes?

– Podría estar mejor – se apoyó contra el marco de la puerta –. El frío me dio con todo.

– Por suerte ahora tienes dos días para recuperarte – apagó el televisor y se acercó –. Esperemos que esos calenturientos de siempre no molesten esta noche – lo besó.

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– Hikaru, qué alegría verte – Misaki vio cómo su novio salía del tren.

– Hola, Taro – se le acercó –. ¿Cómo has estado?

– Se podría decir que bien – Matsuyama lo miró confundido –. ¿Te acuerdas de Tsubasa? Hace un año su novio vino a vivir con él y desde entonces no dejan dormir a nadie con sus gemidos.

– No sabía que tu amigo es activo sexualmente.

– Recuerdo que cuando estábamos en la secundaria solía hacer comentarios fuera de lugar, pero nunca pensé que los llevaría a la práctica – suspiró –. Su novio es un buen tipo, una vez me ayudó a ordenar la casa y siempre va a esperarlo al trabajo, pero lo malo es que es más gritón a la hora del sexo.

Vecinos molestos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora