Era un día soleado y tranquilo en la famosa Aldea Oculta entre las hojas, capital shinobi del gran país del Fuego.
El afamado sexto Hokage reposaba en su escritorio, mientras leía su preciado libro "Tácticas para hacerlo", legado de uno de los legendarios Sannin, el maestro Jiraiya, más conocido por sus allegados como "el sabio pervertido".
El sexto pensaba en cómo eran aquellos días de antaño, donde siempre llegaba tarde a las reuniones y misiones de su equipo, simplemente excusándose al profesar:"Me perdí en el sendero de la vida", argumento el cual en este momento no podía utilizar para evadir sus responsabilidades como Hokage.
Cansado del parloteo de su querida asistente Shizune para con sus obligaciones, decidió estirar sus músculos y dirigirse a la pelinegra.
-Neh, Shizune.
La de ojos oscuros dirigió su mirada por encima de todo el papeleo a su ahora líder, o como ella solía llamar a Tsunade y Kakashi en secreto, "Los holgazanes de la hoja", debido a que siempre trataban de salirse por la tangente respecto a sus obligaciones.
-¿Sí, sexto?
-No me digas así Shizune, ya te lo he dicho.
La pelinegra rodó los ojos y dijo.
-Dime Kakashi, ¿qué necesitas?
Ante esto Kakashi sonrió pícaro bajo su máscara, a la vez que sus ojos enseñaban un brillo peculiar, la azabache comprendió y se ruborizó de inmediato, ante lo cual sólo pudo carraspear para disipar su vergüenza y nervios.
-Kakashi, ahora no estamos para eso, dime ¿qué sucede?
El peli plata dejó su actitud para cambiar totalmente de mirada y decirle a su querida "amiga" lo que estaba planeando.
-Pues verás, mi querida Shizune, he decidido reunirme con el equipo, hace un buen tiempo que sólo los veo para asignarles misiones y eso es todo. Además... digamos que me quiero divertir un poco con ellos.
La pelinegra sólo suspiró y lo miró resignada, a la vez que exclamó:
.¡Está bien!, sólo tienes unas horas para lo que sea que tengas planeado, luego tienes que venir a continuar con el trabajo.
Kakashi sonrió de manera socarrona al obtener su cometido, se levantó de su asiento, guardó su "tesoro" como le llamaba a sus libros y se retiró a su casa.
***
Era el día de descanso de cierta pareja, los cuales eran conocidos como "la segunda Tsunade" y "el vengador", más concreto: Sasuke y Sakura Uchiha.
Así es, la peli rosa y el azabache habían intercambiado votos matrimoniales hacía tan sólo dos meses, en los cuales, ambos vivían un "sueño muy lúcido", del cual no pretendían salir muy pronto.
La menuda mujer de ojos tan verdes como la joya más hermosa que pudiese ser encontrada, estaba revoloteando de un lado hacia otro en la cocina de su hogar, estaba preparando la cena, la cual consistía en fideos de arroz con tomate y ramen, esto para su esposo y mejor amigo, donde este último regresaba de una misión de dos semanas.
Cada mes procuraban reunirse como fuese posible para hablar de la cotidianidad, ambas matriarcas se ocupaban de preparar platos exquisitos para sus esposos, no obstante, en esta ocasión Hinata no podía compartir con ellos, debido a obligaciones con su clan, así que ahora le correspondía a Sakura ocuparse de ambas cenas.
El hombre de ojos dispares sonreía casi imperceptiblemente mientras veía como su hermosa esposa se ocupaba de hacer una cena espectacular, porque a pesar de ser una kunoichi de gran nivel y la mejor ninja médico, le gustaba ocuparse de nimiedades, como él solía llamarle a lo demás, en este caso, al hecho de consentirlos con una deliciosa cena casera.
ESTÁS LEYENDO
APUESTA: Recordando nuestros días de Genin.
FanfictionEra un día como cualquier otro en la afamada Aldea Oculta entre las Hojas... Espera. No, no es un día como cualquier otro, pues el renombrado sexto Hokage decidió recordar el pasado con su amado y legendario equipo 7, ¿Qué mejor que haciendo vestir...