→ sensaciones.

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Los dos se dispusieron a salir de ese lugar, ambos estaban cansados; Roger por el agotador día que tuvo en el colegio y Brian por solo estar acostado en cama sin saber que hacer.

La madre de Brian dejó que Roger manejara la silla de ruedas donde se encontraba éste, así llegaron a casa del rizado. Roger entró con ellos aunque se sentía un poco incómodo en esa casa, hasta que se le ocurrió una idea.

     —Ruth... ¿podrías dejar que Brian vaya a mi casa? Estará mi madre y mi hermana —preguntó el rubio, había dicho una mentira. Era realmente bueno para mentir.

     —Hmm... Dices que va a estar Winifred y tu hermana... —lo pensó un momento—. Bueno, está bien. Pero quiero que Brian vuelva temprano a las 7 ¿entendido, Roger?

     —Si Ruth, entendido —la felicidad no cabía dentro de Roger, estaba emocionado por el simple hecho de tener a Brian en su casa... Solos... Era reconfortante.

Salieron de casa del de ojos hazel y Roger aún manejaba con sumo cuidado la silla de ruedas, Brian sólo hablaba de lo aburrido que estuvo durante su estadía en el hospital. Cuando menos lo esperaron ya habían llegado a su destino.

Roger abrió la puerta y se adentró junto con Brian en su silla. El lugar estaba vacío, no había nadie.

     —¿Y Winifred? ¿Dónde está Clare? —cuestionaba el mayor, según tenía entendido su madre y hermana estarían ahí.

     —Deben haber salido, no deben tardar —uno de sus dones era mentir, lo hacía sin titubeos y se formulaban en su cabeza rápidamente las mentiras.

     —Bueno, ¿me ayudas a levantarme de esta silla? 

     —Tu madre no me dijo que te levantaras... 

     —Quiero subir a tu habitación, para eso tengo que levantarme. Vamos, ayúdame.

     —E-eh... Bien —el rubio pasó una mano por el cuello del otro, después entrelazó su mano con la mano ajena e hizo un esfuerzo para que Brian pudiese apoyarse en él. Finalmente Brian se levantó y aún seguían con las manos entrelazadas, un leve rubor se hizo presente en ambos.

Los dos se miraban fijamente, sus miradas decían más que mil palabras y estaban conectados. Brian tomó a Roger de la cintura para después apegarlo más hacia él, mientras que Roger pasó sus brazos por el cuello del contrario. Aún seguían teniendo contacto visual y de un momento a otro Roger sintió su cara arder cuando los labios de Brian se posaron sobre los de él, ninguno siguió el beso hasta que Roger movió sus labios y Brian lo seguía, haciendo un vaivén perfecto.

Ninguno de los dos podía negar que sentía un sentimiento por el otro, las cosas habían sido aclaradas en ese beso que significaba el comienzo de una hermosa y repentina relación.
Después de unos segundos, ambos se separaron por falta de aire. Estaban muy ruborizados y con una sonrisa de un millón de dólares.

     —Te amo... Roggie —lo pudo decir al fin, esas tres palabras que tanto estaba esperando formular.

     —Y yo a ti, Brimi —dejó de sentir esa sensación que invadía su pecho desde hace semanas, pues al fin había confesado sus sentimientos hacia Brian.


C'était toujours toi, pourquoi ne l'avais-je pas vu avant?

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