IV

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El sol apareció por el Este, mientras el campamento despertaba por el avance de un bus que viajaba en sentido contrario. JeongHan se acomodó sobre la tela debajo de su mejilla, por fin había podido conciliar el sueño, estaba cálido y cómodo pero, alguien tuvo que aclararse la garganta justo en el momento que él estaba a punto de explotar en comodidad. A pesar de que la luz del sol les daba un toque rosado cálido, era lo suficientemente brillante para lograr que sus ojos se cerraran en dos rendijas reducidas que, apenas, lograba reconocer las siluetas de sus amigos y otras más juzgándolo desde las alturas.

—¿Estás cómodo JeongHan? ¿Dormiste bien? —susurró JiHoon.

—¿Qué rayos quieren? Deseo dormir un poco más.

No espero a que los demás dijeran algo, se recostó de nuevo en su cómoda almohada y pasó de nuevo el brazo de Joshua junto a la manta para que volviera a abrazarlo y a calentarlo. Cuando sus ojos se cerraron y escuchó un quejido, lo entendió. Oh, rayos, ¡Joshua! Y como si el sexy motociclista y profesor estuviese hecho de lava, JeongHan se levantó lo más rápido que pudo hacerlo en su vida y giró como un animal desorientado para ver la reacción del chico en el suelo. Sus amigos se rieron, JeongHan estaba listo para disculparse pero, a Joshua no pareció importarle, refregó sus ojos como un niño y le sonrió como un verdadero imbécil. JeongHan quedó con la palabra el boca, tratando de recordar el momento en el que se quedó dormido junto al hombre. Volvió a escuchar la risita socarrona de JiHoon a sus espaldas y decidió que era mejor callar. Ellos jamás lo sabrían, no ese lado cursi que anoche afloró de él y se derritió en los brazos de un hombre que le habló de estrellas.

—¡Desayunen y nos vamos!—La voz de SeungCheol cortó todo momento y el olor a café volvió a inundar el ambiente. Todos se reunieron para comenzar el día.

JeongHan creyó que lo molestarían por el resto del viaje y tenía que aceptar que la verguenza de volver a tocar a Joshua lo consumía pero, era abrazarlo o caer en medio del asfalto dejando sobre él la poca dignidad que debía salvar. Así que se aferró a Joshua y observó como los demás volvían a disfrutar del viaje, tenía material para molestar diez veces a cada uno si abrían la boca pero, poco a poco, con los kilómetros aquello se les fue olvidando. El desierto comenzó a quedar atrás, MinGyu le prestó sus gafas de sol a WonWoo y Vernon no tenía problema en jugar con SeungKwan a los típicos juegos de carretera. En un momento, SoonYoung comenzó a cantar una conocida canción clásica para este tipo de situaciones y no tuvieron pena en seguirlo, hasta que los insectos atentaron en contra de sus garganta. Las risas dejaron un camino de lágrimas que los acompañó con dolores de barriga y de ciertas recomendaciones del doctor JeongHan que recomendaba los chistes y las bromas como un método de hallar la felicidad.

La mañana se les pasó rápido, encontraron uno de esos bares al costado de la carretera y les pareció que sería bueno almorzar algo y descansar. Aun les quedaba un día antes de la boda. Bajaron de las motos y miraron la fachada del lugar, otro grupo de motociclistas estaba dentro, algunos camioneros, unas camionetas viejas y las luces de neon estaban apagadas. A pesar de ser temprano, en el interior ya había gente bebiendo, fumando y muchos almorzando. Un cantante de voz rasposa, un guitarrista y un tipo que tocaba el banjo estaban en el mínimo escenario animando la fiesta. SeungCheol y Vernon escanearon el lugar y les señalaron algunas mesas grandes para sentarse, un poco alejados de los tipos que estaban en la barra que, según el criterio de JiHoon, sí se veían peligrosos. MinGyu por su parte, frenó a WonWoo antes de unirse a los demás y le señaló a sus espaldas.

—Hay un teléfono público y un directorio, en esa pared de allí y parece que funciona. Si quieres... bueno, tal vez puedas intentar comunicarte con tus amigos en Los Ángeles. —WonWoo observó su mano, las monedas plateadas que MinGyu le ofrecía y ese pequeño sonrojo en sus doradas mejillas, eran una invitación difícil de rechazar.

HIGHWAY TO LOVE  [Especial San Valentín]Where stories live. Discover now