Parte 2.-

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   Me encontraba ahí, esperando en el auto llegar a mi destino, mis audífonos retumbaban la música en mis oídos, era un poco de música clásica, no quiero parecer una chica extraña pero era un género que en verdad me relajaba, el piano así como también el violín son de mi preferencia, siempre me elevan como si llegase a lo más alto y me mantuviera así, olvidando todo aquello que en algún momento me perturba mis pensamientos, necesitaba relajarme, necesitaba sentirme tranquila, ya que la idea de llegar a un lugar desconocido me aterraba, una nueva etapa, formar nuevos amigos o al menos intentarlo, me prometí hacer las cosas distintas esta vez, no más amistades falsas en mi vida, no más personas hirientes, no más idiotez de mi parte al dejar que me dañaran como quisieran. 

   Es la preparatoria, tengo 15 años y sé que puedo hacer de esto unos mejores recuerdos, anteriormente dije "destino", fue cuando empecé a preguntarme, ¿que será parte de él a partir de ahora?... perdiéndome en mis propios pensamientos mientras seguía observando por la ventana lo que la madre naturaleza me ofrecía, los árboles al movimiento del viento, de aquella brisa tan refrescante, en eso, una voz rompe conmigo mientras parecía soñar despierta, era mi madre, quité mi música prestando atención, una mujer con unas leves pecas en su rostro, unos ojos grandes cafés oscuros y un cabello largo con un poco de ondulación en sí mismo, tiene 40 años y no es más alta que yo, de hecho la he alcanzado y tal vez llegue a ser más alta que ella, yo actualmente mido 1.55 cm, espero crecer un poco más.

   Por mi parte, mi cabello es largo y sólo un poco ondulado, de un color oscuro que hace parecer un negro puro, cuando estoy en el sol se percibe un color más castaño, mi tez blanca con pecas solamente en la parte de mi nariz y mis mejillas, mis labios un poco gruesos y ojos grandes de un color café oscuro.

   Me explicaba entonces que bajara del auto para empezar hacer la horrible fila con el objetivo de entregar mis papeles, y así lo hice, bajé comenzando a caminar, no encontraba el lugar al que debía llegar, necesitaba preguntarle a una persona, miraba a mi alrededor y nada.

   Parecía un lugar solitario entonces supuse que tal vez aún no terminaban sus vacaciones o quizá, también, se encontraban en clase todos los alumnos de ese lugar, seguí mi camino tratando de asimilar dónde podría ser, miré a otra chica y mientras más me acercaba mi corazón se aceleraba un poco, fruncí el ceño al darme cuenta que no podía hacerlo, algo tan sencillo como hacer una pregunta a un extraño me daba escalofríos, empecé a temblar levemente sintiendo un pequeño nudo en mi garganta al intentar soltar aquellas palabras que simplemente parecían no existir ni en mis labios, noté que mi timidez de nuevo estaba ahí.

   Uno de los aspectos que más odio de mí es esto, no puedo vivir así el resto de mi vida, quiero empezar a cambiar, pero es tan complicado, solo tengo 15 años, aún hay tiempo, me decía.

   Finalmente llegué, noté la larga fila que ya se encontraba y me sentí desesperada, no puedo estar en un mismo lugar por mucho tiempo, me puse detrás de una mujer esperando mi turno, después de unos minutos comencé a explorar con mi vista aquel lugar, - parece grande- pensé, era muy bonito siendo franca.

  Los árboles, las flores, el pasto y la brisa fresca del viento me hacían sentir mejor, cuando de pronto, mis ojos se encontraron con los de otro chico que estaba a unas 2 personas delante de mí, hice un pequeño contacto visual con él, sin darme cuenta mis latidos comenzaron a presentarse con más avidez, es como si el mundo se hubiese detenido por esa milésima de segundo, como si solo existiera aquella escena tan corta, sensaciones desconocidas comenzaron a invadir mi cuerpo y mi mente, como si me hubiese hipnotizado con aquellos ojos, con aquella mirada profunda, no puedo explicarlo con claridad simplemente experimenté cosas que no había sentido hasta hoy.

Los ojos nunca mientenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora