Microcosmos

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m. En ciertas doctrinas filosóficas, el ser humano como reflejo del universo.

b. Ser humano considerado como un espejo del universo.


Las estrellas brillaban en lo alto del cielo, las luces ambiciosas de los edificios luchaban por opacarlas pero nada resplandecía más como lo hacía él.

El parque estaba oscuro, ni un alma se atrevería estar ahí a tan entrada la madrugada, pero para Min Yoongi era la hora perfecta para poder respirar.

La vida era dura, y el respirar tranquilo no existía más en su vida diaria, el reír era un lujo que no se podía dar y el cerrar los ojos para algo que no fuera dormir era solo algo en lo que podría soñar, disfrutar del simple hecho de estar vivo era como una broma.

Pero en esos momentos, donde el ruido de la ciudad era lejano y el aire se llevaba lejos todas sus preocupaciones le hacían pensar que la vida no era tan mala después de todo.

Después de la cuarta profunda respiración que dio escuchó su voz por fin.

"Te acabarás el oxigeno de la ciudad." Yoongi se permitió una sonrisa, una que era exclusiva para la criatura que ahora se sentaba a su lado.

"Te estaba esperando." Aún no lo miraba, era demasiado pronto, la luna se reflejaba en el pequeño estante y podía oler las mugunghwas en el cabello del chico.

"Lo sé, te he estado observando desde hace rato." Murmuró con una risa ronca, Yoongi rodó los ojos.

"Espeluznante." Susurró. "¿Por qué no te habías acercado, entonces?"

"Aún era muy pronto." El nudo en la garganta de Yoongi se hizo más grande pero aún así sonrío. "Pero ahora estoy aquí."

Una solitaria lágrima cruzó el rostro del azabache pero no llegó al suelo porque una mano la atrapó, la gota brilló como un pequeño diamante.

"Lo estás." Y por fin se volteó a mirarlo.

Brillaba, más que todas las estrellas juntas, más que la luna en lo alto, más que los enormes edificios. Por un momento se cegó, pero cuando sus ojos se acostumbraron al fulgurante chico sonrió.

"Hola, Yoongi hyung." Yoongi rió por la ironía, ciertamente él parecía ser más grande de edad, pero la verdad estaba muy lejos de eso.

"Hola, Taehyungnie." 

"Te había extrañado." Murmuró con su ronca voz, un tono tintineante se escondía en su garganta, sacudió su cabello y de el cayó un polvito brillante, a Yoongi le gustaba decirle que era luz de estrella, Taehyung solo rodaba los ojos y le decía que dejara de ser tan ridículo, que solo era un poco de su magia sin usar convirtiéndose en polvo. "¿Por qué no habías venido?"

"La vida allá afuera es muy agobiante, había un montón de cosas que requerían de mi presencia." El pelinegro se atrevió a tomar la mano del chico, admirando como esta brillaba con luz tenue. 

"Afuera." Repitió el chico con voz anhelante.

"No es tan genial como crees, ¿sabes? Hay muchas cosas que hacer y la mitad de ellas son cosas que realmente no quieres hacer, no hay tiempo ni para respirar y yo no soy un chico muy risueño pero te juro que a veces pareciera que la felicidad se está dejando de lado." Taehyung apretó su mano, una sonrisa cuadrada surcaba su cara mientras veía el cielo, las luces inundando sus ojos, la luz de la luna iluminando su rostro y esos pequeños destellitos que eran parte de él se movían como partículas de aire.

Los ojos de Yoongi se llenaron de lágrimas, era sublime, Taehyung era algo que no se podía explicar, algo inefable, no había palabras para explicarlo, no había manera de describirlo, Yoongi no sabía como explicar todo lo que Taehyung le hacía sentir.

Mikrokosmos {Taegi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora