Capítulo 3

319 28 5
                                    

Ya era de mañana cuando Matt abrió los ojos, la música aún seguía sonando, era la misma canción y supuso que Kyle la tenía programada en repetición. Apretó un poco más el cuerpo delgado de su ahora pareja y beso sus cabellos, Kyle se removió entre sus brazos sin ganas aparentes de querer separarse, no supo cuánto tiempo lo estuvo observando. 

Ambos debían hablar. 

No pudo evitar soltar un suspiro y con voz suave intentó despertarlo, le llevó un par de veces lograrlo cuando al fin lo vio abrir los ojos.

—Son muchas las noches que soñé tenerte entre mis brazos —comenzó diciendo Matt sonriente mientras acariciaba distraídamente la espalda de Kyle—. También te deseaba todas las noches y ahora no lo puedo creer que este aquí contigo, me siento afortunado.

— ¿Por qué jamás me hablaste? —Preguntó Kyle mostrando un extraño gesto que más parecía un mohín infantil–, solo me decías tu pedido de café o el almuerzo y nada más, a pesar de que muchas veces te vi observándome —después de besar en el pecho, siguió—. Siempre guardaba la ilusión de que me hablarías, pero eso nunca pasaba —Matt lo apretó fuerte— Hasta que esta noche... esta noche, decidí arriesgarme.

— ¿Qué te hizo atreverte a pedirme que te acompañara?

—Cuando vi que no bajaste la mirada, siempre lo hacías y esta vez no, así que supe que era mi oportunidad. Tenía que jugármela, no podía dejarlo pasar.

—Eres muy valiente, si no me hubieras pedido que te trajera yo... —titubeó y se sintió un tonto— no sé si en algún momento te hubiera hablado —confesó apenado—. Ayer, cuando estaba en el restaurante mientras te miraba, pedí un deseo de Navidad, estaba triste porque no pasaría estas fiestas en casa de mis padres junto a mi familia, sin embargo, tú estabas allí mirándome y sonriéndome como siempre, porque me di cuenta de que siempre lo hacías, solo a mí, luego vino tu pedido de salir juntos —besó los cabellos del joven camarero— y ahora te tengo en mis brazos, estoy tan feliz.

Ninguno dijo nada más por unos largos minutos mientras Robbie Williams seguía y seguía cantando ajeno a la conversación que ambos tenían.

"...El cuerpo se me va...

Hacia donde tú estás, mi vida cambio...

El ángel que quiero yo..."

Matt prestando atención a la letra, rompió el silencio.

— ¿Por qué esa canción?

Kyle sonrió.

—Esa canción es la que sonaba de fondo en el restaurante la primera vez que te vi. La escucho en las noches que no llego tan cansado del trabajo mientras pienso en ti hasta que me quedaba dormido. Cuando despierto aún sigue sonando... —añadió en un hilo de voz— era mi manera de pensar que estabas conmigo y así no me sentía solo.

Su voz a pesar de ser baja, era clara y tímida a la vez.

Matt seguía acariciándolo a modo de relajarlo, su miembro estaba ya despierto como el de Kyle y ambos comenzaron a moverse y poco a poco cada movimiento comenzó a ser más intenso haciendo que ellos jadearan. Matt empujó con su cuerpo el de Kyle obligándolo a quedarse echado en la cama con el sobre él y sin darle opción a reaccionar, lo beso con intensidad, mientras comenzaba una guerra erótica con sus lenguas invadiendo la cavidad del otro. Esos besos eran tan deliciosos que estaba completamente seguro de que ya no podría vivir sin besarlo cada día, a cada instante, su sabor, su olor, todo él, lo quería todo.

Sin realmente desearlo, rompió el beso.

— ¿Te gustaría tomar un baño rápido?

—No —respondió y nuevamente esa expresión infantil estaba en su rostro, lo que lo hizo reír—, pero no tenemos opción, debemos tomar un baño... juntos —añadió y movió sus cejas de arriba abajo con una sonrisa pícara que lo hizo jadear. Le gustaba que fuera juguetón.

Deseo de navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora