Los oficiales llegaron al auto junto con el niño.
Se podría que sus actos esran inhumanos, debido a que se lo llevarían a un albergue, lejos de la civilización, de sus amigos, familia, todo sin consultar nada con sus padres. Pero era necesario, no se podía correr el reisgo de que un infectado, por más chico que sea, esté deambulando por las calles como si nada.
Llegaron al albergue, y tuvieron que despertar a Christian para poder ingresar.
-Oficial 1- Eh, chico, despierta. Niño, despierta ya.
-Oficial 2- Vamos niñato, abre tus ojos.
Entonces, debido al fuerte grito que había dado el oficial, Christian despertó de golpe.
-Christian- Pero qué? Dónde chingados estoy?
-Oficial 1- No preguntes, solo camina.
-Oficial 2- Si, y será mejor para todos que te mantengas callado durante este proceso.
-Christian- Explíquenme que está pasando!
-Oficial 1- Dije que te callaras.
Entonces, el niño tuvo que guardar silencio. Se podía divisar un gran establecimiento; paredes de concreto, frío y sólido, parecían bastante duras y gruesas; puertas de hierro reforzadas, las cuales se abrirían solo con identificación de voz, y detrás de ellas, aún más obstáculos para pasar al edificio. Después de pasar una serie de lineamientos de seguridad, las tres personas se acercaron a un escritorio, sin nadie detrás de este. Entonces, uno de los oficiales llamó a una persona, en específico, la administradora del lugar.
-Oficial 2- Hey, Karla, te necesitamos aquí.
-Karla- Si, ya voy señor.
Entonces, llegó una mujer para atenderlos. Era de tez negra, con el cabello rizado, en una cola de caballo. Vestía una blusa color morado, y unos pantalones de mezclilla cómodos. El lugar estaba repleto de guardias y más guardias. Como se mencionó anteriormente, era una fortaleza, diseñada para la peor época de la historia.
Una vez que Karla llegó al escritorio, comenzó a hablar con los oficiales.
-Karla- Qué necesitan oficiales?
-Oficial 1- Queremos hacer un registro, para un niño.
-Karla- De acuerdo, un segundo.
Entonces, la administradora sacó una hoja de papel con un formato de: Nombre y apellido; Edad; Condición de salud y Lugar de origen.
-Karla- Bien amigo, cómo te llamas?
-Christian- Me llamo Christian.
-Karla- Okey, qué edad tienes?
-Christian- 13 años.
-Karla- Ok, ahora dime, tienes alguna enfermedad crónica, o algo de lo que debamos estar enterados?
-Christian- No, no estoy enfermo de nada.
-Karla- Vale, de dónde vienes?
-Christian- Soy de Santa María, en Tlaquepaque.
-Karla- Okey, terminamos el registro. Ahora puedes ir a tu cuarto.
-Christian- Espere, qué está pasando? Por qué estoy aquí? Dónde están mis papás...?
-Karla- Como estuviste cerca de una persona contagiada por el virus de Areditus, es nuestra obligación llevarte a este albergue, para evitar que, en caso de que tengas el vrius, no contagies a más personas.
-Oficial 1- Bien chico, vamos a tu chequeo, para ver si estás infectado o no.
-Christian- Qué pasa si no estoy infectado?
-Oficial 1- Esperemos que eso no pase.
-Christian- Y si me van a hacer el chequeo, y salgo que no estoy contagiado, por qué demonios separarme de mi familia?
-Oficial 2- Dijimos que te callaras y solo obedecieras. Ahora, síguenos.
Entonces, los tres se fueron al cuarto de inspección, para verificar que estuviese infectado.
Llegaron al cuarto, y entonces el niño fue rociado con más de 3 líquidos químicos diferentes. Después, un gas color morado, de un olor no muy agradable, y al final, sería golpeado por un aire bastante fuerte, para secarlo a el y a su ropa.
-Oficial 1- Bien niño, parece que no estás infectado. Ahora, iremos a tu habitación.
Se desplazaron de esa cámara hasta un lugar que parecía una prisión. Habían varios cuartos, de unos 15 metros por 20. Cada una de ellas tenía una cama, un escritorio, varios libros, un cuaderno, una pluma, y arriba, en alguna de las esquinas, una cámara de seguridad y un altavoz.
-Oficial 2- Bien niño, tu dormitorio es el 64. Entra ahí, también puedes salir al patio a jugar con los otros chiquillos, o lo que te plazca. Tienes algunos libros para leer, y una libreta con una pluma por si quieres escribir algo. Ese altavoz es para avisar algunas cosas: se usa para dar el anuncio de la comida, cuando escuches eso, deberás ir al comedor. También se usa para hacerte saber que tienes que dormir: a las 10:00 P.M. se apagan las luces. Esa cámara de video es para vigilar que no intentes salir después del toque de queda, que es a las 8:00 P.M. Afuera hay algunas canchas de basquetbol, futbol y beisbol. El baño está a tu derecha; tienes un máximo de 10 litros de agua para asearte o lo que necesites al día. Para beber, puedes tomar 2 botellas de agua de 2 litros cada una.
Al parecer, el lugar no estaba tan mal, es decir, no parecía algo aburrido, ni tampoco un lugar para torturar a la genre, con eso era más que suficiente. Lo que no le parecía eran los 10 litros de agua máximos, hombre, una persona necesitaba bañarse, lavarse las manos, etcétera.
Pasó la noche tranquilamente, había una extraña sensación de calma en el ambiente. Era extraño no tener a los mosquitos ni al calor molestando continuamente, eso era un regalo inigualable.
Christian despertó a las 7:36 A.M., y no tenía nada que hacer, aún no habían llamado al desayuno, y tampoco creía que habría personas a tales horas de la mañana en las canchas de juego. Entonces, decidió comenzar a leer uno de los libros que estaban por ahí. Le sorprendió ver uno entre los muchos: "El sueño de Albión". Ese libro lo había leído hace tiempo, al principio le pareció aburrido, pero al estarse metiendo poco a poco en su historia, no pudo evitar amar el libro. De cualquier forma, paso de este libro, debido a que ya lo no tendría sentido releerlo. Entonces, decidió comenzar la lectura de "El psicoanalista", el cual tenía ya ganas de leer antes de que esto comenzara, su madre le había prometido que le compraría el libro, pero no se dio la oportunidad. Se adentró en su lectura, y gracias a eso, perdió la noción del tiempo, ya que sonó aquel altavoz, avisando que era hora del desayuno, a las 9:00 A.M.
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Areditus: Apocalipsis zombie
General FictionEl primer día de clases después de las vacaciones de semana santa, en la escuela secundaria Manuel Gamio. Los alumnos están, como se esperaría de un grupo de adolescentes, aburridos y frustrados por el regreso a clases. Los grandes trabajos de recup...