Capítulo 1 - Perros De La Noche

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El sol ardía. Un verano imponente bronceaba cualquier piel descubierta. Una tarde de enero de 2008, frente al Planetario Galileo Galilei, un grupo de cuatro amigos se encontraba sentado en ronda, con un mate y bizcochos de por medio. Inmaduros, soñadores, con ganas de hacer música y dejar una marca en este mundo.

—¿A dónde fue Facu? Dale, que tiene que cantar —preguntó uno mientras sacaba la guitarra de su funda.

—Se fue a echar un meo. Yo también voy a hacer lo mismo. ¿Por allá era, Nico? —dijo el rubio.

—Mm... Dirección contraria, es a tu izquierda, detrás del puesto de flores. Ahí están los baños, Santi.

—Gracias, loco, no me ubico por acá. Ya vengo, andá afinando la viola —volvió a responder.

—Pero si yo no sé tocar, a mí dame unos platillos. Ahí está Facu, que te diga él —contestó y dejó el instrumento sobre sus piernas.

Al llegar la persona restante, les dijo:

—Bueno, al fin vacío. ¿Arrancamos?

—¿Los baños? —volvió a preguntar Santiago.

—Derecho, en donde ves la fila —le indicó con un gesto.

—Arrancá vos, que si no meo todo el lago —dijo el de pelo claro y fue corriendo.

Facundo Joglierini, Santiago Tomazzo, Nicolás Terranle y Gonzalo Fortela eran cuatro amigos unidos por la casualidad y los intereses. Cada uno tenía lo que le faltaba al otro. Siempre que la plata presentara un problema, Santiago lo arreglaba. Gonzalo pagaba su cuota ayudando con los exámenes, mientras que Facundo y Nicolás no aportaban nada más que drama y chistes. No eran perfectos, ni mucho menos un buen ejemplo, pero eso los hacía ser quienes eran.

Los tres amigos presentes se pusieron a hablar. Al no estar Santiago, el tema de charla se hizo más sencillo.

—Al final nunca nos dijiste qué onda todo con Mica. ¿Pinta un chape o ni cabida? —le preguntó Nico a Gonzalo.

—No creo, sé que está enamorada de otro, pero tampoco entiendo por qué me trata tan bien cuando me la cruzo.

—Decile. Pueden sentir lo mismo y no lo saben —dijo Facundo, tratando de afinar el instrumento que le había pasado Terranle.

—¿Vos pensás? Bueno, cuando volvamos a clases me la juego —contestó Gonza.

Un breve silencio los dejó reflexionando a los tres.

—Bancá ... Facu, ¿qué pasó con Pame? —preguntó Nico.

—Nada, absolutamente nada. Costaba un poco sentirme cómodo con su familia, siempre me miraron mal. El tema no es ella.

—¿Hablan de la rubia depresiva? —dijo Gonza, riéndose.

—No digas cualquiera, no es así como dicen. Deberías conocerla —contestó Facu, agachando su mirada.

—No todo cheto es garca, ni todo garca es cheto. Facu, Pamela es de la misma camada que Santiago —aseguró Nico.

—No sé qué les hace pensar que me gusta —respondió Facu.

—¿Hablaban de chicas? Menos mal que llegué —interrumpió el rubio.

—A vos, Santi, ¿qué te parece? Le gusta alguien que no lo acepta por lo que es...

—¿Hablan de Rondino? —preguntó Tomazzo.

—Te dije que no me gusta Pamela. Es mi amiga, nada más.

—Tenés que aprovechar, siempre. No entiendo qué les cuesta entender lo que es el sexo —dijo Santiago muy seriamente.

—Que vos lo hayas hecho no te cambia en nada.

—Si vos decís, Nico, si vos decís... Pero ya lo hice y ustedes no. Ya fue, dejemos este lugar, que ya me está picando todo este pasto de mierda. ¿Quieren ir al cine? Invito yo.

—Te diría que sí, Santi, pero con vos es como pactar con el diablo. Mejor sigamos acá, tranqui —respondió Nicolás con tono evasivo.

—Cagones. Vivan la vida.

Hubo otro silencio profundo. De pronto, Facu hizo sonar la guitarra y empezó a cantar:

—Una vez más, ya lo ves, todo lo que es suerte en mi vida parece perder...

—¿Nuestras letras no iban a ser más oscuras? —irrumpió Nico, haciendo la mano cornuta mientras movía el pelo— Más Dio, menos amor.

—Es una canción que venía teniendo en mente, hace menos de dos semanas que la escribí —aclaró Joglierini.

—Yo digo que vayamos a mi casa, pintan esos cigarros que me dejó mi primo y vemos Tenacious D. Igual, Facu, garpa que escribas así. ¿Será que estando deprimido podés componer mejor?

—Si es así, Santi, mi vida es una mierda. Lo que vos ves como talento, yo lo veo como maldición.

—Tendríamos que ser como los perros, cagan donde quieren, se acuestan en donde pega el sol y siguen su vida de una manera feliz —acotó Nicolás.

—¿Ahora tenemos que ser perros? Me cago en tu evolución —contestó Gonzalo.

—Los Perros... Mm... ¿Tan cortos vamos a ser? —dijo Facundo.

—Bancá, Nico, no es mala idea. Bueno, volvamos que ya tenemos un tema para ir puliendo —finalizó Santiago.

Cargadas las pertenencias, partieron a la parada del 130. El día se desvanecía, pero nada importaba, estaban disfrutando de sus vacaciones y las obligaciones no existían. Ya sentado en el colectivo, Facundo buscó e hizo sonar en sus auriculares«Muchacha (Ojos De Papel), de Almendra, intentando despejar su mente. Después de veinticinco minutos de viaje llegaron a la imponente casa de Tomazzo.

—Bueno, pasen, acomódense. ¿Seguros que nadie quiere probar? —propuso Santiago con uno de esos cigarros prometidos.

—A mí dame un pucho. No sé, me llama la atención —dijo Facundo, queriendo mostrar rebeldía.

—No lo hagas vicio. Tomá, encendelo y fijate. De paso, poné algún tema.

Joglierini agarró su primer cigarrillo y manoteó el encendedor que estaba frente suyo. Luego de encenderlo, le dio una pitada y empezó a toser.

—Te dije. Sabés que no doy consejos, pero dejalo —recalcó el rubio.

—Qué asco. No pruebo nunca más —respondió y lo apagó en un cenicero de cristal.

Se acercó a la computadora, puso a sonar «Mujer Amante», de Rata Blanca, y salió al jardín para respirar aire puro. Se dejó llevar por la canción. Lo que le molestaba a Facundo era su nula experiencia respecto a los sentimientos que inspiran a magnificar el arte que emerge de uno mismo; esa cascada de emociones que no te deja escapar. Sin importarle lo apacible de las luces empezando a reflejarse en el agua de la pileta, ingresó a la vivienda.

—Che, chicos, ustedes dijeron perros... ¿Qué les parece Perros De La Noche? —dijo Facu, sin pensar que sería el comienzo de una nueva etapa.


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Errados Principios: Descartando CaminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora