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¿Era necesario aclarar lo poco que tardó Jimin en correrse?

Un gemido lamentable salió de su boca cuando eyaculó. La mano de Yoongi seguía apretando su miembro, enviando dulces descargas eléctricas a través de su espina dorsal, y robándole suspiros vergonzosos al deleitarse con la sensación de haber terminado.

Su rostro estaba hundido en el hombro del mayor, sus ojos aguados mojando la tela y sus dientes mordiéndola para acallar los ruiditos inhumanos que habían amenazado con escapar.

Más, quería más.

Le temblaban las piernas, le ardían las mejillas y le costaba regular su respiración. Bajo cualquier otra circunstancia, esos síntomas probablemente no habrían sido agradables. Pero ahora lo eran. Apoyado contra Yoongi, completamente a su disposición, vulnerable a las manos fuertes que sujetaban su cintura, se sentía protegido. Amaba aquel sentimiento, no se cansaba de beber de él. Lánguido, agotado por haber alcanzado la cúspide y haber caído de ésta, se dejó mimar por el vampiro hasta poder recomponerse.

Jamás había aborrecido tanto la idea de tener que separarse de su toque. Se sentía incapaz de hacerlo, como si estuvieran arrancándole la piel. Necesitaba fundirse en Yoongi, necesitaba que lo abrazara y que nunca lo soltara... Necesitaba ser su prioridad.

Era lo que más anhelaba, pese a su propia negación. Saber que aquella necesidad abrumadora no era unilateral. Que Jimin era el centro de su vida y no existía nada en el mundo que fuese más importante que eso.

Sólo muérdeme a mí. Sólo bebe de mí. Sólo tócame a mí.

No recordaba cuándo se había vuelto tan egoísta.

Extasiado, demasiado ido para prestar atención adecuadamente, escuchó un hilo de palabras atravesando a duras penas sus oídos. La voz de Yoongi siendo amortiguada por el cansancio que empezaba a aturdirlo.

Jimin se esforzó por hablar. —¿Qué dijiste?

El pelinegro suspiró hondo, una sonrisa hermosa curvando sus labios, labios tiernos y suaves que acariciaron la sien de Jimin antes de plantar un beso sobre sobre ésta. Se aclaró la garganta para continuar.

—Decía que, no puedes ser el reemplazo de mi comida.

La tranquilidad, la deliciosa sensación de haber acabado, la felicidad y la somnolencia. Todo esfumándose tan pronto su cerebro dio cabida a la racionalización y el significado de aquella frase se volvió claro.

Su tono fue ofendido. —Prefieres la sangre de un animal que la mía.

No era una pregunta. Pero si el pelinegro no se molestaba en negarla, Jimin realmente estaría enfadado. Enfadado, y quizá demasiado triste como para argumentar. Quería ser el preferido, en todo ámbito si era posible.

El vampiro evadió la suposición propuesta.

—La cantidad promedio de sangre que tiene un humano adulto, es de cinco litros. Los adultos pueden donar cerca de medio litro, no obstante, entre una donación y la otra hay un intervalo considerable de unos cuantos meses. Los conejos tienen aproximadamente ciento setenta mililitros de sangre. Tres conejos son más de medio litro.

Jimin parpadeó, apartándose del cuerpo fornido de Yoongi para verle a la cara. La confusión del menor siendo evidente en sus facciones.

—¿Me estás dando clases de biología?

—Estoy explicándote— Sonrió, mas una advertencia acompañaba su sonrisa amarga—. Si continúo bebiendo de tu sangre podrías morir. Ayer tomé una cantidad considerable y no debí haberlo hecho. Tampoco ahora. Podrías enfermar.

¡vamp, yoonie! •• ym.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora