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Había entrado a clases, así que no pasaba mucho tiempo con él, cuando salí de clases note que el día se tornaba oscuro más de lo normal, a pesar de que nevaba era un día triste, un poco muerto. Zayn me había enviado un mensaje diciendo que fuera a su casa, pues teníamos dos días sin vernos, además de que estábamos planeando mudarnos juntos, era una decisión que ya había comentado con mi mamá, además de que Zayn me lo propuso de una manera bastante original.

Al llegar a mi destino todo estaba cerrado, tenía las llaves de su casa, así que entre y tome alguna prendas de vestir que estaban sucias, lavaría en mi apartamento, no me enojaría, yo no me iba a dar mala vida, llegue al apartamento encendí la lavadora y puse todo en marcha. Al salir de mi pequeño cuarto de lavado y caminar hacia la sala ahí estaba lucifer, mi cuerpo se estremeció y mi cabeza dio mil vueltas.

— ¡Lucifer!

—Mi querida alana—sonrió y los pelos se me pusieron de punta.

— lo siento voy para clases—me excuse con lo primero que pude.

—no mientas alana, a Dios no le gusta eso...

—No, no miento—corrobore

—sé que tenías dos días que no te veías con Zayn, y que te envió un mensaje, además acabas de salir de clases—el camino hacia mí, y me rodeo, puso dos de sus dedos en mi cuello, en donde podía sentir mi pulso.

— ¿Cómo sabes eso?—cuestione

— Mi querida alana yo lo sé todo—respondió

— si tú supieras todo, hace años no te hubieran engañado con una bola de cristal—reí y sentí como sus dedos hicieron presión en mi.

—cierra los ojos alana, veo que no tienes miedo. ¿Por qué habría de tenerle miedo a los muertos si después de todo no hacen nada?

—porque ellos solo quieren sentir de nuevo, ya que no tuvieron la capacidad de apreciar las cosas que se le dieron en vida, por eso son almas condenadas a pecar y a vivir eternamente con sed.

Cerré mis ojos tal cual como aquel ser me lo ordeno, tenía miedo, pero no podía demostrarlo o si no él se haría más fuerte. Sentí mis pies tocar tierra y abrí mis ojos, para darme cuenta que estaba en el borde de un acantilado.

— ¿ahora qué me dices alana?—cuestiono, yo solo podía sentir su voz

— Que eres una criatura maldita que solo busca venganza—susurre

— jamás pensé que el ángel oscuro hubiera salvado una testaruda

De un momento a otro el apareció de nuevo en mi vista, sus ojos brillaban como dos faros, su cara parecía deformarse por momentos, ya el miedo me estaba ganando, mi piel estaba totalmente erizada, esto no bastaba con llamar a un padre para que asistiera, este era otro tipo de fuerza.

— Sabías que en la edad media solían lanzar mujeres en los acantilados, para probar que eran brujas—dijo

— ¿Qué eran igual de frustradas que tú?—contrarreste

— Hare de cuenta que no dijiste eso... ¿será que puedes volar alana?

Mi respiración se aceleró, poco a poco las lágrimas empezaban a resbalar por mi rostro. El sudor corría por todo mi cuerpo, y mis piernas temblaban.

— Solo habla alana, después de todo el miedo se demuestra. No pienses ser una roca cuando en realidad eres un débil papel.

Él estaba frente a mí, yo no me podía mover.

— Veremos si eres una bruja...

Al termino de sus palabras me dio un empujón, grite tanto que en ultimas mi voz de distorsiono, cerré los ojos para recibir el impacto, pero lo único que sentí fueron unos brazos que me cobijaron y de alguna forma me hicieron sentir segura.


Dark Angel [Z.M.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora