Alexa era una chica lista, tenía dos mejores amigas, le gustaba salir de fiesta con sus amigas, pasear algunas veces con su padre, era buena estudiante, tenía excelentes calificaciones en la secundaria, hacía mucho deporte, amaba la sensación de correr siempre que podía, eso la ayudaba a despejar mucho la mente y a mantenerse cuerda dentro de tanto estrés.
A lo largo de su adolescencia, cuando inició la secundaria, empezaron las salidas a citas, salió con muchos chicos y chicas, estaba cómoda con lo que le gustaba, sus mejores amigas; Teresa y Joan, estaban siempre para ella, de hecho, la rescataban cuando una cita no estaba saliendo como esperaba, entonces una de las dos hacía su entrada, llegaban disfrazadas de alguna "tía lejana" o "prima lejana" y para su suerte, sus acompañantes terminaban cayendo por inocentes en su plan.
Estaba por comenzar el último año de secundaria, estaba cada vez más cerca de la universidad, estaba un poco ansiosa y a la vez estresada, no estaba del todo segura de la universidad a la que iría, así que decidió irse a pasar las vacaciones de verano a Denver, con sus primos Jack y Thomas, la pasó increíble, conoció gran parte de la ciudad, salieron de fiesta, le presentaron a muchas personas e hizo uno que otro amigo en su visita, se sentía de maravilla, habían sido las mejores vacaciones de su vida y por si fuera poco, había conocido a la mejor amiga de sus primos, Sabrina Stevenson se habían hecho muy cercanas, ambas tenían mucho en común, había empezado a sentir cosas por ella, había sido su "click" pasaron todas las vacaciones juntas, amaba pasar tiempo con ella, pero ya era momento de volver a casa y unos días antes de su vuelo, sus primos le organizaron una fiesta de despedida, con todas las maravillosas personas que había conocido en Denver, para recordarle que siempre estarían para ella si alguna vez quería regresar.
-¡Alexa! ¿Puedes venir a ayudarme?- exclamó Jack, su primo, desde la cocina.
-¿Qué necesitas?
-¿Puedes ayudarme a colocar las bebidas en la mesa? Aún estoy haciendo las salsas.- hizo lo que le pidió su primo y de regreso a su habitación, sintió que alguien estaba observándola en la sala.
-¿Desde hace cuánto estas ahí?- preguntó un poco asombrada y a la vez divertida.
-Desde que Jack está haciendo las salsas- respondió entre risas –Thomas me dijo que viniera temprano para ayudarlo a poner los globos, no sé para qué necesita ayuda en eso.
-¡Oh, bueno, es Thomas, ya sabes cómo es cuando se trata de organizar fiestas, le gusta que todos se involucren en la decoraci...- fue interrumpida por el sorpresivo beso de Sabrina, sí que lo disfrutaba y deseaba hacerlo siempre.
-¡Sabrina! ¿Puedes mover tu trasero al patio?- gritó Jack desde la cocina.
-¡Sí, capitán!- exclamó abriendo camino hacia el patio.
Alexa tenía algunos sentimientos encontrados, estaba emocionada por volver y a la vez un poco triste por tener que despedirse de todos, ya estaba empezando a extrañar a sus amigas y estaba segura de que a ellas les pasaba igual. No tenían ni idea de todo lo que le había estado pasando en estas vacaciones y ya quería llegar para contarles todo.
-¿Qué pasará luego de que te vayas? ¿Seguiremos hablando?- pregunto Sabrina, sacándola un poco de sus pensamientos.
-¿Tú quieres que sigamos hablando?
-Por supuesto que quiero, mira, me gustas de la manera en que nadie más lo había hecho antes.- sintió una sensación extraña en el estómago ante esa confesión, se quedó pensando que responder por un momento y no quería sonar cliché respondiendo "Tú también me gustas" ya se sentía lo suficientemente avergonzada al no tomárselo tan en serio.
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La inexplicable vida de Alexa Barns.
Novela JuvenilLa vida no trae un manual ni nada parecido, nunca nos dicen cual es nuestro propósito, lo descubrimos mientras pasan los años, Alexa siempre estaba buscándole una explicación a su vida pero cuando sentía que ya había indagado suficiente, andaba por...