Portales.

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Estúpidos Weasley. No. No odiaba a los gemelos, sólo me molestaban. Pasaban su tiempo jugándole bromas a todo el mundo, no median ni consecuencias ni sentimientos. Y eso me estresaba. Me irritaba. Llevaba mi libro de posiciones agarrado como sí mi vida dependiera de ellos pero era una manera de liberar mi enojo. Si tuviera un poco más de fuerza de seguro partiría el lomo en dos. Gracias a esos dos idiotas había hecho que mi casa perdiera diez puntos y Snape me sacara de la clase. Estúpidos gemelos.

-He, Alice, ¿sigues enojada por esa pequeña broma?- pregunto Fred mientras se acercaba a mi.

-Lárgate.- le dije mientras volvía a aferrar mis manos al libro. Fred no se movió. Sólo se me quedo viendo y luego hizo como si se fuera a sentar a mi lado. - juro que te quiero golpear con todas mis fuerzas en la cara. Mejor lárgate. - le repetí apretando los dientes. Mis estudios eran lo más importante para mi y no quería que él, perdón, los bufones de la clase me perjudiquen. Fred hizo odios sordos a mi comentario y se sentó a mi lado corriendo su cabello para atrás.

-Hey, Alice.- soltó aire que no sabía que contenía.- antes de que me golpees, ¿podrías escuchar lo que tengo para decirte? - se volteo a verme pero seguí con mi mirada en la pared. No quería escuchar lo que tenía para decir. Quería huir. Que me tragara la tierra o que se yo, sólo no quería estar más ahí. Fred dejo salir otra vez una cantidad de aire y luego fijó su mirada al frente. Me fije entonces de un brillo en una de las esquinas de los ladrillos de la pared. Al principio pensé que sólo era un hueco, un hueco que dejaba filtrar la luz del exterior pero mi teoría cayó al suelo cuando el hueco empezó a crecer, trazó todo el contorno del ladrillo y luego empezó a hacer un recorrido por el resto, como si buscara la salida de un laberinto. La primera línea toco el techo y los ladrillos empezaron a caer, como si se derrumbaran, al igual que un castillo de naipes, de arriba a abajo todos cayeron llenando el silencio que se había alzado entre Fred y yo. Me voltee a ver al chico sentado a mi lado que miraba con el ceño fruncido la escena.

-¿Pero qué carajos...? ¿Cómo hiciste eso? - pregunto mientras veíamos del otro lado, ya no eran los bosques del colegio, era diferente, el sol brillaba más, y el lugar se veía mucho más transitado que los del colegio. Me puse en pie acercándome a ellos, pero una mano en mi hombro me lo impidió.-¿a dónde crees que vas? - me pregunto Fred acercándome a él.

-Tenemos que cruzar.- le dije sin despegar mis ojos de la imagen.

- Tenemos es que morirnos.- dijo mirándome como sí hubiera enloquecido.- Ni siquiera sabemos que es, o a donde nos llevaría.

-Es un portal. - le respondí en un susurro. - nos llevara a otra dimensión.

-Estás loca. - me dijo pero mi entusiasmo por cruzar seguí aumentando. - supón que cruzamos, ¿y si ese mágico portal a otra dimensión desaparece? ¿Cómo carajos volveremos? - me miro, sus ojos reflejaban su miedo. Pero ni así me hizo dudar. Me solté de su agarre y camine hasta el límite entre donde me encontraba y un nuevo mundo de posibilidades. Tome aire y lo contuve hasta poner un pie del otro lado, pude sentir como mi zapato resbalaba por el barro y las hojas se pegaban a este. Pase el otro pie estando de lleno en esta nueva dimensión. Mire a mí alrededor saboreando la sensación. Sentí la presencia de alguien más a mis espaldas.

-¿Así qué sí te animaste a cruzar?- le dije sin voltear a verlo. Sabía que una sonrisa burlona se había dibujado en sus labios y miraba alrededor con mi misma curiosidad. Di un paso al frente, animando a seguir pero no quería olvidar donde estaba nuestro portal. Si bien le había entendido a mis padres, los portales eran temperamentales, caprichosos, aunque nunca se movían de sitio, a veces simplemente decidían no aparecer. Me quite la cinta que sostenía mi cabello y la amarre al árbol más cercano. Para cuándo me volví a confirmar la ubicación exacta del portal no lo pude ver. Mire extrañada a todos lados y la sonrisa de Fred se esfumó, se giró tratando de volver pero al igual que yo no pudo ver el portal.

-Mierda, ¿a dónde se fue?- pregunto mientras se giraba a verme de nuevo.

-Tranquilo.- le dije con mi tono de voz más calmado. - los portales son temperamentales. Aparecen y desaparecen. Ya aparecerá.- le dije volviendo a ver a mi alrededor.

-Ha no. ¿A dónde creen que vas, señorita? - dijo Fred volviéndome a tomar del brazo.

- A explorar. - le dije tratando de soltarme.- no me voy a quedar aquí sentada esperando.

-Lo haremos. No quiero perderme.- me dijo jalándome de regreso.

-¡Dios Fred! Esto es como si viajaras a otro país y te quedarás sentado en el aeropuerto esperando por tu avión en vez de salir a conocer.- le espete sentándome a una distancia prudente de él.

- ¿Y si por salir a conocer el mundo pierdes el avión?

-¿Y si por esperar el avión te pierden de la aventura más grande de toda tu vida?- le respondí mirándolo a los ojos. - Además, si pierdes un avión ya saldrán muchos más.

¿Comó se llama el gato de Alice?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora