4. Tus ojos ambarinos

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Hace 1 año y 2 meses

Había pasado casi un año -diez meses y tres días para ser exactos- desde que empezamos esta extraña amistad... y aún no me había atrevido a decirle la verdad a Lobo ¡Por Dios! Ni siquiera habíamos revelado nuestros verdaderos nombres.

—¡Es que aún no puedo creer! —Solté un suspiro al escuchar el comentario de mi amiga y seguí abriendo la puerta de mi casa—. No sabes su nombre real, no sabes cómo es físicamente... ¡Ni siquiera han hablado por teléfono! —exclamó, siguiéndome escaleras arriba—. Estoy segura que Nadeshiko me apoyaría en esto ¡Deberías pedirle una foto como mínimo!

Bufé, mi madre estaba más empeñada en que hiciera migas con el misterioso vecino que continuar mi "amistad" virtual con Lobo. No había sido sencillo decirle, pero no me quedó otra opción cuando me escuché hablar con Tomoyo sobre él... y bueno... ella ya sospechaba que algo estaba pasando porque la sonrisa de boba que parecía en mi boca cuando intercambiaba mensajes con Lobo no la podía disimular.

—¿Tomoyo, no lo entiendes? Si le digo eso, él también me pedirá una foto y no quiero enviarla...

—¡No entiendo por qué te da tanta pena si eres una mujer hermosa! —Se sentó en mi cama y se cruzó de brazos—. Además, sé que él te gusta y te mueres por saber cómo es. Y no te molestes en negarlo, querida. Te conozco mejor que tu propia madre.

Ciertamente, no podía negarlo... porque Lobo no era como otros hombres. Él era realmente divertido, amable, educado... simplemente perfecto.

—Vamos, Sakura ¡Hazlo! No seas cobarde —me retó—. Sin saber cómo eres, el hombre se la pasa coqueteando contigo ¡Imagina que hará cuando te vea!

Hice una mueca. Yo sabía que era bonita, pero no me consideraba una belleza extraordinaria. Si bien tenía lo que se decía un buen cuerpo, mi estatura no ayudaba mucho, más si estaba al lado de Tomoyo que parecía una modelo de revista. Sí, a lo mucho medía 1,65 metros. Suspiré, por lo menos mis ojos verdes destacaban un montón.

—Vamos a hacer algo —dije—. Le escribiré y le preguntaré si podemos hablar por teléfono.

—¡Esa es mi amiga!

—Empezaremos por escuchar nuestras voces... —dije, mordiendo mi labio inferior—. La verdad es que me da miedo que la ilusión... se pierda al vernos.

—Hazlo ahora, antes de que te arrepientas —dijo, dándome el celular—. Y si no lo haces, créeme que te buscare otro prospecto. Tu vecino es buena opción, está súper bueno.

—¿Lo viste? —pregunté, sorprendida. Ella asintió.

¡Esto era insólito! Ya habían pasado varios meses desde que se mudó y no había tenido la suerte de conocerlo ¡Incluso Touya lo había visto! Estaba por comenzar a creer que el sujeto se escondía de mí...

Según escuché de mamá, el vecino trabajaba en el mismo hospital donde laboraba mi hermano y, al parecer, era un médico prodigioso.

—¿Y qué te pareció? —pregunté, interesada.

—Pues déjame decirte que jamás había escuchado un "Buenas noches" tan sexy —dijo, mirando por la ventana—. Si lobo no existiera, te diría que lo quiero de cuñado.

Negué con mi cabeza y volví al asunto que me competía. Luego buscaría la forma de saciar mi curiosidad con respecto al vecino.

Al mirar el celular entre mis manos, los nervios volvieron. Mis manos estaban temblorosas y las sentía sudar un poco... ¡Dios! Si esto era así solo por una llamada... ¡No quería ni imagina cuando nos viéramos! Respiré profundo para calmar mis nervios y le escribí un simple "Hola" para luego preguntarle si estaba ocupado, rogando internamente al cielo que su respuesta fuera afirmativa. No pasó mucho tiempo cuando su respuesta llegó, haciéndome sonrojar.

El mensaje que nos unióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora