Narra Scarlett:
Podía sentir la ira correr por mis venas. Tenía la necesidad de golpear a toda aquella persona que se le ocurriera cruzarse en mi camino.
-Oye, tranquilízate hermana- habló Nick poniendo una mano en mi cintura evitando que siguiera caminando. -Vas a matar a todo aquel que se cruce con tu mirada.
En ese momento podría haberme reído ante lo que había dicho mi amigo pero opté por simplemente sonreír ante ello, no estaba de humor para un chiste. Sin embargo, Jayden y Emily rieron detrás de Nick, lo que provocó que mi ira aumentara. Al parecer vieron mi cara y pararon de reírse.
-Scar -habló de nuevo Nick llamándome por mi apodo y he de aclarar, que sólo ellos podían llamarme así -te traje aquí para que te puedas distraer y te olvides de toda la mierda que te hizo enfadar, ¿bien?
Rodé los ojos exasperada. –Bien.
Comencé a caminar entre la gente para conseguir una cerveza y tal vez algún chico para esta noche.
-Una cerveza.- pedí al camarero cuando llegué a la barra de bebidas.El chico asintió como respuesta.
Cuando la recibí me la tome de un trago y volví a pedir otra de nuevo. Quería olvidarme de lo que pasó esta noche y menos mal que uno de mis mejores amigos, Nick, decidió traerme a este lugar. Mientras tomaba la segunda cerveza, mi mirada se colocó en un chico pelirrojo. Estaba sentado en una de las mesas VIP. Niño mimado. Estaba segura que lo había visto en los pasillos del instituto y que probablemente compartíamos alguna clase, sin embargo, no recordaba su nombre. Le sonreí al darme cuenta que él también me estaba mirando. Podía jurar, que a pesar de la poca luz que había en este lugar, se había sonrojado y bajado la mirada pero la había vuelto a subir segundos después, sonrió coqueto y me guiñó un ojo. Tome mi cerveza sin terminar y comencé a caminar hacia él. Hoy olvidaría toda mi mierda y me divertiría.
Mientras trataba de caminar hasta el chico pelirrojo, alguien se cruzó en mi camino y chocó conmigo provocando que tirara mi cerveza sobre aquella persona. La ira volvió a crecer dentro de mí.
¿Quién era el subnormal que...
-Lo siento.- murmuró.
El chico miraba su ropa mojada gracias a la cerveza. Levantó la mirada de su vestimenta –bastante fea, he de decir- y me miró. Vi como su cuerpo se tensó al verme y sus ojos se abrieron de sorpresa.
-¿Qué no ves por dónde caminas? ¿Acaso estás ciego?- le grité enfadada. Vi como sus ojos me miraban asustado. –Niño estúpido.
Frunció el ceño y apretó sus puños. Pasé por su lado para seguir caminando pero me paré al escucharlo hablar.
-Idiota.- murmuró lo suficiente alto como para yo poder escucharlo a pesar de que la música estuviera a todo volumen.
-Repite lo que dijiste.
Estaba demasiado enfadada como para dejar que un chico me insultara y más cuando él era el idiota que iba caminando mirando hacia atrás como bobo.
Cuando vi que no iba a responder me giré para seguir caminando. Niño estúpido.
-Idiota.- lo oí decir antes de que estuviera lo suficientemente lejos de él.
De nuevo me giré, esta vez mucho más enfadada. Él estaba de espaldas, así que tomé su muñeca y lo giré para así, quedar frente a mí y apreté su muñeca lo suficiente como para poder llegar a lastimarlo. Se retorció bajo mi agarre pero no hizo nada, solamente esperó a que lo soltara, y eso me gustó, porque significaba que me conocía, conocía de lo que era capaz y sabía que no era bueno hacerme enfadar, sin embargo lo acerqué a mí hasta el punto en que chocó con mis pechos. Me puse de puntillas para susurrarle en el oído.
-No creo que sigas pensando lo mismo cuando te encuentres encima de mí.- sentí como se tensó y con la punta de la lengua rocé el lóbulo de su oreja.
Se retorció levemente logrando liberarse. Sus labios estaban apretados, su cara estaba roja y no sabía si era por el enfado o por la vergüenza.
Un ardor comenzó a extenderse por mi estómago. Parecía como si hubiera fuego en esa zona.
El chico me miraba entre asustado y asombrado. Su mano estaba temblando y estaba empezando a tomar un color rojo. Él no acaba de hacer lo que estoy pensando...
Antes de que yo pudiera reaccionar ante lo que acababa de suceder, salió corriendo.
Maldito niño estúpido, me las pagarás...
{❤}
Adam Klen en multimedia.
Aquí va el segundo capítulo de esta historia que con tantísima ilusión, emoción y sobre todo, ganas, estoy empezando.
¡Espero que os haya gustado!
Andrea.
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Perfecta Destrucción
Novela JuvenilElla puede parecer dulce, adorable, una chica alejada de la palabra problemas. Ella no le tiene miedo a nada. Ella es peor que todo lo que signifique peligro. No piensa descansar hasta obtener lo que busca.