Capítulo 1: ¿Quieres jugar?

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Odio a los profesores. Odio mi vida. Odio este juego.

Todo empezó un sábado de Junio. Mis amigos y yo no teníamos nada mejor que hacer... Bueno, sí que teníamos que hacer cosas, pero somos adolescentes, ¿qué esperabas? En fin, fuimos a casa de Alejandro, Alex. Un tío majo. De piel oscura (o sea, negro), pelo negro, un corte de pelo de estos cuadrado que llevan los negros... bueno, yo me entiendo. Ojos oscuros, delgado y muy, muy alto. El más alto. 

Entramos a su casa y me vi reflejada en el espejo de su entrada. Me devolvió la mirada una chica baja, de ojos oscuros, rubia, esbelta y llena de complejos y problemas que aún no conocía. 

-¡Sandra!- me llamó Laura.

Su cabeza apareció por el marco de la puerta. Se enderezó y se acercó a mí. Su pelo largo, liso y castaño cayendo sobre sus hombros. Incliné mi cabeza hacia arriba para poder ver bien su rostro. Piel oscura, ojos del color de la miel. Era delgada y alta. Me cogió de la mano y me guió a la sala de estar, donde nos esperaban los chicos. Izan estaba ojeando los libros colocados cuidadosamente en una alta estantería. Un chico rubio, de ojos grises, pelo corto y piel clara. De complexión delgada y no demasiado alto. En ese momento, la madre de Alex apareció en la sala con una bandeja de galletas.

-¿Queréis comer algo?- dijo agitando la bandeja.

-No, mamá, no hace falta- contestó su hijo irritado.

Los demás nos reímos.

-Yo sí quiero- admití.

Con una amplia sonrisa se acercó a mí y me puso la bandeja delante y cogí dos galletas.

-¿Vemos una peli de terror?- propuso Alejandro mientras yo me llevaba la primera galleta a la boca.

Todos accedimos. Cogimos galletas como provisiones y nos instalamos en el sofá. Tras un largo rato de elegir qué veríamos, nos decidimos por la "Ouija".

¿Quieres jugar?Where stories live. Discover now