Como si fuera un soldado

Capítulo 3

–Está molestando a la dama, le pido que se retire– dijo Steve en tono amenazante, separándolo del príncipe.

–¿Y sí no lo hago? ¿Acaso el Capitán América, me golpeará frente a todas estas personas?– se burló.

–No, yo lo haré– dijo Pepper. Dándole una fuerte cachetada, lo cual hizo que soltara el agarre que tenía sobre el brazo de Loki.

–Gracias amiga, pero no era necesario– dijo Loki, siguiendo la mentira de Tony, ocultando su arma.

–Happy, hazme el favor de acompañar al colado a la salida– ordenó Stark.

–Claro, acompáñeme– dijo apretando fuertemente los hombros de Hammer, dirigiéndose a la salida, casi arrastrándolo.

–Debes fijarte bien a quien invitas, Tony– dijo el Capitán, extendiendo su mano para saludarlo.

–No me ofendas, ven aquí– dijo abrazándolo.

–Veo que estuviste tomando desde temprano– contestó al abrazo riéndose.

–Oh sí lo hizo, y con una mezcla potente– bromeó Natasha, saludando también al capitán.

  Mientras Pepper le invitó un trago a "Lola", ella le comentó, en el trayecto hacia la barra, que Tony le había dicho a Hammer que eran amigas y que se conocían hace años.

–Disculpa a Tony, él realmente quería que le hirieras daño a Hammer.

–Quise hacerlo– aseguró el príncipe.

–¿Estás Bien?– le pregunto su hermano al encontrarse en la barra.

–Sí, ya olvídalo– se molestó. –No creas que soy una damisela en peligro– se exaltó.

–Bueno los dejo, voy a hablar sobre la seguridad con Happy, no quiero que algo así vuelva a suceder– dijo Pepper dirigiéndose a la entrada, divertida por la respuesta de Loki a la preocupación de su hermano.

–Es una buena mujer– dijo Thor, admirando a Pepper por defender el honor de su hermano.

–Ya deja mirarla, o Stark puede ponerse celoso– dijo y luego se dirigió al Barman. –Deme dos Martinis, uno de manzana verde y otro de manzana roja.

–Solo admiro lo que hizo– se excusó. –Me gustaría que Jane estuviera aquí acompañándome– dijo entristecido.

–Su trabajo la tiene ocupada, supongo– dijo extendiéndole la copa de Martini de manzana roja.

–Sí, no quiere dejarlo ahora que avanzó tanto. Un brindis– propuso el dios del trueno.

–Claro. ¿Y por qué brindamos?

–Por nosotros, para que esta paz dure– dijo levantando su copa.

–Ya quiero apuñalarte– bromeó. –Por nuestra madre– ambas copas se encontraron, en un suave sonido.

  Happy les dio a todos una identificación como solía hacer, así él y Pepper podían estar más tranquilos.

–Creo que deberían ponerse a bailar– les dijo Pepper robándose a Tony del círculo de amigos.