la musique dans tes oreilles.

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sé un desgraciado amargado y dáñame porque voy a disfrutar de cuando me arranques la piel y sepa que me estoy desangrando ante tu toque, destrózame el alma y hazme sentir miserable, hazme sentir una estúpida porquería porque en verdad lo soy. llévame al cielo y déjame caer, cose cada una de mis piezas al atardecer cuando la furia de una vida infeliz te descontrole y me ames como siempre lo has hecho. tu anhelado toque tóxico me llena de placer y las espaldas están curvadas, los arañazos y los majestuosos hematomas adornan la piel blanca que me encanta manchar.

 ¿estoy siendo muy drástico?

 tus rasposas manos tocan mi cara y me desmayo de la atroz caricia, del esperado enojo que me fascina, que me derrite. derrite cada uno de mis órganos, desde mis dolorosos y gastados pulmones hasta mi enfermo y atrofiado cerebro. quiéreme como sólo tú sabes hacerlo, con tus movimientos agraciados que me dejan inconsciente y las dulces caricias que al despertar siguen ahí. tómame, toma mi alma y deshazte de ella, que ya no me sirve. me pesa el cuerpo, me pesa el corazón y me pesa tu lejanía.

dime y explícame, ¿en qué parte me he equivocado? ¿en qué parte me has dejado a mi propia merced, con mis malgastadas manos y mis finas piernas tambaleantes? no llegaré siquiera al arma que ocultas entre tus sucias ropas, con enormes gotas de vino seco y perfumes extravagantes combinándose y creando aromas insoportables. extraño tus caricias y la manera en que me recostabas en la cama dejando huesos fracturados, tiempos de risas cansadas, palabras bruscas que se enterraban con dulzor en mi mente y detalles retorcidos que te esmerabas en crear. espero cada noche a que me tomes la mano y pintes de morado mi cuerpo, ser tu lienzo una vez más, o quizás millones de veces, que tu pincel no toque algo más que no sea yo.

¿a quién esperas, cariño? tus hermosos ojos lucen apagados, como si te estuvieras dando por vencido, ¿de quién? ¿acaso tus excelentes e increíbles marcas no interesan en lo absoluto? yo, tu olvidada obra de arte, deseo que me sientas y me pintes con distintos colores que nunca se borrarán, deseo que me vuelvas a amar como lo haces, con tus delgadas manos rozando mi rostro, lleno de arranques artísticos y marcados poemas desgarrando mis intestinos. deséame como yo lo hago, complementa la rota canción que se me ha dedicado, con tanto fervor en tu voz, como cuando las equivocaciones me sorprenden e intentas demostrarme tu calmado carácter con suaves palabras que me rompen los tímpanos.

 que las vastas marcas de cigarrillos en mi universo nunca desaparezcan, y si es posible que todo lo que tengo se llene de ellas. círculos rojos con sabor amargo y pasados brillantes, te espero en el frío y compasivo suelo, con ojos llenos de alegría, amor profundo y eterno. has vuelto, y de nuevo me siento auténticamente arruinado, con un sabor agridulce en la boca y el corazón a punto de matarme. percibo tus toques perfectos y me siento desfallecer con cada roce que me dedicas, con cada quemadura, cada huella roja, cada trazo negro, cada rasguño accidental que aprecio.

 tus frases reconfortantes que me sangran. tus manos delgadas y rasposas que me quitan lo más preciado, que me liberan de la capa de piel que interviene entre nuestro momento, donde el placer atraviesa las venas y el corazón se detiene para que dos cuerpos inertes sigan su función.

tu amor tan sádico y espléndido, cuando por fin te cansas de amarme sólo me acaricias el pelo, yo no quiero eso. quiero que con tus largos dedos arranques mechones de éste, devuélveme a la vida después de curvar espaldas. muérdeme y deja que la sangre se esparza por sobre el piso, deja que mi vida fluya y mi aliento se desvanezca con el viento. deja de tratarme así y encántame con tus amorosos tratos, con tus uñas encajadas en mis músculos y mis ideas tratando de correr lejos de ti. aman escaparse las veces que me siento perdido, en el momento donde cortas mis venas y te abres paso a todo mi ser, dejando besos grotescos en mi timo, en mi estómago, riñones y morados pulmones. te detesto, detesto cuando me subes a júpiter y dejas que lo toque, que cree en mi interior un sentimiento de posesión por él, ¡es mío!

t ó c a m e .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora