2. No todos conseguimos lo que queremos.

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Horas después en ese mismo sábado, Mario devoraba su desayuno, consciente de lo desagradable que se veía al embutir comida en su boca. Marco lo miraba con desdén preguntándose cómo una persona tan agresiva podía tener movimientos tan precisos y delicados, consciente de que había jugado fútbol toda su vida, y no tocado piano toda su vida.

Marco y Mario estaban esperando a  Alessandra quien ya había comido su desayuno rápidamente, con gracia (culpen a Mario por demorarla al despertar). Y había ido a tomar una ducha y arreglarse un poco para el resto del día ya que tenía una reunión/entrenamiento en la cual debían asistir todo el equipo del Dortmund, inclusive sus novias, lo cual era totalmente innecesario ya que las únicas personas que en realidad necesitaban era este trío, usualmente para sermonearles su "inmoral" caso amoroso.

Honestamente, incluso Marco, el más noble e ingenuo, creía que debían superarlo e irse a la mierda, porque ya había pasado un largo periodo de su relación y en ningún momento hubo problema o pólemica alguna.

La media no sospechaba nada, pensaban que Alessandra era novia de Matts, Matts Hummels, quien se había ofrecido a cubrirlos durante todo este tiempo.

Los dioses bendigan a ese hombre.

Marco comió su propio desyuno antes de salir a comprar unos cuantos ingredientes para satisfacer unos de esos placeres culpables que se le antojan a Alessandra, siempre queriéndola complacer, nunca queriendo interrumpir la escenita que Mario le hacía a Alessandra en el segundo piso, en la cama.

A veces le dan escalofríos de la sobreprotección que recorre su ser al ver a Alessandra vulnerable y a piedad de Mario. Es su mejor amigo, sí. Pero eso no cohibe el hecho de que sienta ganas de abrirle el pecho para ver si tiene un corazón con vida, que bombee sangre a su frío carácter; en especial cuando le da una de sus frías miradas que básicamente dicen "Deja de demostrarle tanto amor, sólo fóllala, tan duro como puedas. Luego piérdete". Pero, honestamente, a lo largo del tiempo, ha notado que Mario la quiere, la ama en lo más recóndito de sí, aún no lo demuestre o lo confiese, Marco conoce a su amigo.

-¿Chicos? ¿Vamos?- Dice Alessandra estando de pie frente a la t.v, sacándolos a ambos de sus pensamientos con su voz, adentrándolos a una fantasía con esta misma.

A decir verdad, puso poco esfuerzo en cómo verse: lleva un sweater un poco grande para ella, unos jeans negros que parecian adheridos a su piel, unos vans negros y lleva un poco de maquillaje, el suficiente para cubrir sus usuales ojeras.

-Bien hecho, no vamos a ninguna pasarela.- Dice Mario poniéndose de pie para llevar el plato con rastros de comida a la cocina. Vuelve con una expresión fría, fingiendo el no-asombro por Alessandra. Pero en sus ojos, en sus ojos de color inexacto y de mirada penetrante, hay amor, asombro, posesividad, orgullo, e infinidad de cosas que hacen que brillen con el simple hecho de mencionarla.

Marco no dice nada, para Alessandra es suficiente el gesto de besar sus labios y rodearle la cintura con un brazo para agarrar las llaves del loft, llenándose del calor que enmana su cuerpo y se cola por su ropa, su piel agradece su sensibilidad ante el frío.

Es extraña su dinámica, su amor, sus actos. Pero, ¿Cuándo aquí algo en este mundo no lo es?

Por otro lado, a Mario a veces le da asco el ver, respirar, incluso alcanza a sentir lo enamorado que Marco está de Alessandra. También le da envidia la facilidad con la que Marco demuestra sus sentimientos, no es que el no pueda, sólo que no sabe cómo, todas las veces que lo había hecho, terminaba perdiendo, y con eso, su esencia. Es por eso que crea una fachada fría, donde no desmuestra, dice o admite nada, a pesar de que en realidad lo sienta.

Dios, le quiere dar el cielo y la tierra, lo prohibido y lo permitido; le quiere decir todo las bellas cosas que piensa sobre ella y cuánto la ama, si eso no significara que resultase herido.

-¿Mario?- se oye una voz distante que lo saca de su elemento, y no le es necesario levantar la mirada para saber a quién pertenece.

Marco llevaba a Alessandra de la cintura, quién llevaba una radiante sonrisa, una sonrisa que volvía locos a ambos hombres, una sonrisa sincera a pesar de la cruda historia detrás de ella, una sonrisa que cura cáncer, hace maravillas, una sonrisa que por nada del mundo debe ser reemplazada por lágrimas, una sonrisa que no debe ser removida de su rostro nunca, ni Mario y su frialdad, ni Marco y su nobleza en exceso.

Mario quisiera ser la causa de esa sonrisa. bueno, quizá lo es en parte, pero el que mas sonrisas roba es Marco. No son celos, ni posesividad excesiva.

Simplemente quisiera volver a ser tan apegado y abierto como él.

Pero no todos conseguimos lo que queremos.

Dirty Addiction. (Alessandra Bartram(tú), Mario Götze y Marco Reus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora