Decimoquinta parte

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EL SEÑOR DE LA GUERRA

Capitulo 1

Dos meses después, agosto de 1920 en Chita

A principios de Agosto Eudoxia seguia viviendo en Chita, por su embarazo había decidido quedarse hasta tenerlo y partir luego a Inglaterra, explicarle que había adoptado ese niño para que lord Shelby aceptara volver con ella.

Ya que había investigado con Anna si ella tenía a su hija Helen y para su desgracia se la había quitado Ivan y hoy este había apelado él régimen de visitas que la había obligado firmar Lenin, porque alego que no tenia tiempo para ir a Chita a dejar a sus hijos o se regresaba a Moscu o no lo cumplia

Estaba leyendo un libro que le habia prestado él barón cuando una nueva sirvienta que se llamaba Erdene, le llevo la correspondencia.

La empezó a revisar se dio con unos papeles de Brasil y abrió él sobre cuando lo comenzó a leer no lo podía creer, lord Shelby se habia divorciado y la mitad de sus bienes hoy se lo administraba él buffete legal de Londres Johnnson & brown.

Todas sus esperanza de empezar una nueva vida se le habian roto en un instante, empezó a sentir que se ahogaba, se levanto para buscar a la sirvienta Erdene, pero sintio una gran contracción, grito de dolor y desplomó.

Al escuchar él grito la sirvienta llego corriendo, al verla con la fuente rota ante del tiempo angustiada la sirvienta, se la llevo a la cama y llamo al doctor que le habian puesto él barón y Semionov

Esa mismo día le comenzaron los labores de parto, le nació un niño prematuro el 4 de agosto de 1920 con ocho meses, a los tres dias se le murio, para que Eudoxia sintiera que todo su mundo se le acabo.

Sin Ivan y lord Shelby sin hijos por más que Semionov y el baron Ungern Von Sternberg, le trataron de darle fortaleza cuando regreso del funeral de su hijo, se hundió en una profunda depresión, se encerró en su casa de Chita y por dos semanas le prohibió a sus sirvientes que le pasaran visitas.

El baron Ungern Von Sternberg
llego como 3 veces a visitarla, pero fue inútil, nunca habia probado el opio, pero lo probo por primera vez para quitarse esa tristeza tan profunda de verse abandonada e incomprendida por los dos hombres que más habia amado y perder a todos sus hijos hasta el de kolchak.

Con el opio se sintió por primera vez tranquila sin esa tristeza, estaba viendo el techo de ese dormitorio, donde habian dibujado un hermoso cielos con ángeles, querubines y seres humanos, felices cantando por estar en el paraíso.

Cerró los ojos y se acordó de la paz que sintió cuando se murió en esa cabaña en las orillas del lago Baikal, de neumonía, como había visto su cuerpo inerte y luego habia entrando en ese tunel donde al final se veia una enorme luz tan hermosa como ese cuadro, hasta entonces se recordó de los seres que le habían salido a su paso mientras cruzaba ese tunel eran sus padres, Rasputin, su padrino, porque Anna no le habia mentido a Ivan por unos minutos se había muerto.

Cuando cruzo la luz vio ese hermoso lugar muy parecido al pintando en la pared y como en ese instante escucho esa voz que le dijo aún no es tu tiempo y fue jalada de nuevo al cuerpo y se quedo cerca de él y luego ya no se acordaba de más.

—Quiero volver allí, ya no sufrir por mis hijos ni por Ivan, ni por lord shelby, ni por los que se me han muerto o por lo que fue mi mundo—se levanto Eudoxia como pudo saco un cuchillo de la gaveta y se corto de un solo las venas de sus manos vio como le broto sangre de sus dos manos se asusto un poco, pero luego se regreso a su cama y se dejo caer en ella le empezo a dar tanto sueño que no volvio a despertar sino en otra habitación.

Se preguntaba si se había muerto, se vio las muñecas en ambas se le habian cocido las venas y entonces comprendió que se habia intentado suicidar y no lo había logrado, en eso entro el Barón y se recordó que ese era el palacio del él, en medio de las montes Stanovói, le encantaba vivir de ermitaño en ese lugar cuando no andaba matando y torturando gente en la región, se acerco con un traje de color negro, le extraño verlo de civil a Eudoxia y una bandeja de comida

LOS POBRES NO DEBEN AMAR. PARTE UNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora