Extraña sensación.

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PARTE TRES.


¡QUÉ DEMONIOS ESTABA OCURRIENDO! Nunca, pero nunca, en su vida esto había pasado. Ni en sus malditos sueños. Sesshomaru estaba a escasos centímetros de él, sin poder hacer nada por la presión en su cuerpo y los nervios a flor de piel. Sus orejas estaban quietas y a alertas, su mente en completo caos y su corazón latiendo muy rápido. ¿Qué iba hacer? ¿Morder lo? ¿Clavarle los dientes en el cuello? o... ¿Besarlo?

¡No! Con solo pensar eso miles de emociones hacer tormenta. Su cara se pudo roja por completo en pensar en aquello y de su garganta salió un gemido de angustia.

¡Maldición!

¡Maldición!

¡Maldición!

Pensó que iba recibir un beso de parte de Sesshomaru, pero lo único que obtuvo fue un gruñido. Inuyasha abrió los ojos como plato. Sesshomaru se alejó de el, con el ceño fruncido mirándolo con total frialdad.
¿Qué estaba haciendo? Por un momento sus instinto tomaron control de su mente... Estaba ido... Apretó con fuerza la tela roja entre su mano, sus pensamientos iban y venían y la conciencia le atacaba.

Debía ser una maldita broma...

-Maldición.

Dejó a Inuyasha caer al suelo con fuerza y se alejó de él pensando en lo que había ocurrido. Sin embargo Inuyasha quería respuestas. Que no lo dejara así sin al menos darle explicaciones de su extraño comportamiento.

-¿¡A dónde crees que vas!?

Pero Sesshomaru no respondió y saltó entre las copas de los árboles, dejando a Inuyasha confundido.
Se quedó viendo por donde Sesshomaru se había ido. No dejaba de pensar en la cercanía, en el aliento caliente sobre su piel y el excitante emoción de aquella maldita situación. Pero a todo eso aun se seguía preguntando sobre las palabras dichas de Sesshomaru.

«Debería matarte pero no puedo»

¿A que se refería? ¡No lo entendía!

-¡Inuyasha!-el nombrado giró su cabeza encontrándose con sus amigos y Aome llegar hasta él. Sus rostros expresaban preocupación por él. Aome fue la primera en llegar a él, se puso en cuclillas y comenzó a revisar lo-¿Te encuentras bien? ¿No te paso nada?

-Inuyasha ¿sucedió algo?-preguntó Miroku.

Inuyasha solo negó. Se mentiría a si mismo si decía que no había ocurrido nada.

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Sus garras fueron directo al árbol más cercano, destrozándolo con un zarpazo. Su mirada estaba afilada, sus dientes sobre salieron y sus instintos habían nublado parte de su mente, quitando su juicio y su razón del control. En el momento que dejó a Inuyasha, a Sesshomaru no le llevó mucho para desquitar todas sus emociones reprimidas en los arboles, rocas y cualquier cosa que estaba cerca de él. No aguantaba esta situación. No podía controlar sus impulsos cada vez que Inuyasja estaba cerca. Su cuerpo reaccionaba solo sin que él se percatara... Y eso... Lo descontrolaba... Lo hacia enojar muy en el fundo...

Porqué...

¡Qué le sucedía!

El ultimo árbol cayo de cruces al suelo, provocando un sonido estruendoso. Sesshomaru se recargó en un árbol intentando reflexionar en lo que había ocurrido. ¿Qué era lo que iba hacer? No es normal estar cerca de tu rival a menos que lo vayas a amenazar. Pero como en ese momento estaba siendo controlado por sus instintos y emociones, él solo pensaba en acariciar la tercia y blanca piel de su medio hermano y... ¡Pero en que demonios estaba pensando!

Sintió sus cara arder. No podía ser... Estaba sonrojado.

-¡Amo Sesshomaru!

-¡Señor Sesshomaru!

Yaken y Rin aparecieron entre los arboles y arbustos, gritando su nombre.

Él se incorporó de su posición, intentando calmar se. No podían verlo en ese estado.

Ni siquiera su padre lo vio así.

✧.・*:。 .•*:。✦

Algo extraño le estaba pasando a Inuyasha y eso Aome lo sabía. Su intuición femenina le gritaba que a su amigo le ocurría algo. A parte de que se estaba comportando más distraído y torpe de lo normal. ¿A qué se debía? Se preguntaba la adolescente. Sin embargo, todo empezó en el momento que fueron por Inuyasha después de haber sido raptado por su hermano, Sesshomaru. Lo habían encontrado sonrojado y muy consternado. Lo que sucedió en ese lapso de tiempo provoco una cadena de comportamientos inusuales en Inuyasha y cada vez que mencionaban a Sesshomaru, se volvía más tonto y se sonrojaba.

Ya habían trascurrido una semana de aquello. Gracias al cielo que nada malo ocurrió durante esos días pero también fueron muy aburridos para el gusto de Aome. Cuando llegaron a la Aldea escondida entre la hojas -un nombre muy largo al parecer- lo primero que hicieron es ir a la casa de la persona mas rica con la excusa de haber percibido la presencia de un ser maligno, gracias a Miroku ellos descansaban sin problemas. Y aunque se sentía un poco culpable y mal, agradecía a las mentiras del monje. Sino estaría en el bosque, muriéndose de frío y un preocupado, pero, al mismo, torpe, Inuyasha cuidando de ellos.

Debieron ser las doce de la noche cuando Aome, acostada en el futon y con tremendo insomnio, salió de su habitación encontrándose a Inuyasha sentado en le pasillo externo, viendo el cielo estrellado con suma tranquilidad. No iba a negar que él se veía sumamente atractivo, provocando que se sonrojara un poco. Se acercó a él, callada y sigilosa. No quería romper el ambiente del albino. Pero algo hizo que se quedara quieta.

-Sesshomaru-susurró.

Había oído mal pero Inuyasha había dicho el nombre de su medio hermano. ¿Por qué? Aome decidió retroceder pero una tabla rechinó bajo sus pies, llamando la atención de Inuyasha.

-Aome ¿qué haces despierta?

-Yo...-que digo, que digo-No podía... Eh... Dormir.

-Oh.

Se quedaron en silencio. Algo incómodo si se lo llegaban a pensar.

Aome caminó hacia él y se sentó a su lado. Quería hablar de lo que le sucedía a Inuyasha. Estaba preocupada, como los demás, que Inuyasha se encontrara en ese estado de distracción, que a cada rato se fuera y se perdiera en su cabeza.

-¿Quieres hablar?

Inuyasha fruncio el ceño totalmente confundido.

-¿De qué?

-Bueno, pues... Desde hace una semana te has comportado muy extraño. No pareces estar bien-Inuyasha abrió sus ojos un poco sorprendido-. Andas distraído y torpe, más de lo normal...

-¡Hey!

-¡Ya se, perdón! Pero tu sabes a que me refiero.

Inuyasha no habló pero... Aome tenía razón. Toda en realidad. Sesshomaru lo tenía así. Muchas dudas y preguntas que quería que fueran respondidas y aclaradas. Del porque cuando él tuvo la oportunidad de matarlo, no lo hizo. Sino que estaba apunto de hacer "aquello" que él no quería ni pensar. De solo pensar de ser besado por Sesshomaru, le ponía nervioso, confundido y una extraña sensación crecía en su pecho. O tal vez en su estómago, no sabia.
Aún que ya había pasado una semana de esa situación, todavía recordaba del aliento de Sesshomaru contra su piel y la mirada intensa y a filada que le dirigía, cegada por un deseo inexplicable.

Se sonrojo lentamente. Aome fue espectadora de ese cambio en el rostro de Inuyasha. ¿En qué estaba pensando?

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2020 ⏰

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Cuando el odio y el desprecio cambian. ➢  [Sesshomaru x Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora