Discusión nada habitual

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PARTE DOS
EDITADA.

YA HABÍAN PASADO TRES DÍAS DEL INCIDENTE con la pequeña Rin y el comportamiento extraño -según él- de Sesshomaru. Dentro de Inuyasha le decía que no era nada bueno, las miradas de su medio hermano siempre parecían matarlo y hasta se podría decir que quería quemarlo vivo. Pero si se lo ponía a pensar muy bien, detalladamente, aquel par de ojos ámbar, aún carente de ciertas emociones, parecía transmitir cierta tranquilidad pero al mismo tiempo inquietud. Qué extraño ¿no?

Dos días después, Aome ya había regresado. Inuyasha se comportó indiferente a comparación con Sango, Shipo y Miroku, pero realmente estaba feliz de que su amiga estuviera con ellos. Claro que no se acordaba de el pequñito detalle que tenía colgando del cuello...

-Inuyasha, abajo.

Bueno, término con la cara en la tierra y por su puesto se enojó, pero era algo que ya estaba extrañaba muy en el fondo de su corazón.

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¿Qué le sucedía?

Nunca en la vida se había comportado así. De esa forma tan... Débil. Verlo tan penetrante, sin ni siquiera una pizca de odio. Ese no era él. No era Sesshomaru. Maldijo las emociones que se encontraban en conflicto en su interior. Maldijo a Inuyasha por ser el causante de esa guerra interna dentro de su mente. Se maldijo a si mismo por no suprimirlas. Se supone que desde el nacimiento de su hermano, el odio y el desprecio se habían arraigado dentro de su mente, jurando nunca ver como su igual a Inuyasha. Sin embargo, algo en él había cambiado drásticamente.

No lo veía con ese odio que por muchos años había transmitido. Ahora sólo mostraba inquietud y confusión ¡Y eso lo ponía de mal humor, maldición!

Transmitir sus sentimientos solo lo hacia ver débil. Una presa fácil para sus enemigos. No iba permitir se el lujo de verse débil ni aunque se encontrara fuera de peligro. Ni aunque Rin estuviera junto a él.

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-Bien chicos, fue un gran día.

-Tiene razón, monje Miroku.

Era medio día. Habían ido a la aldea mas cercana por un asunto de exorcismo y posiblemente que alguien tuviera posesión de un fragmento. Cosa que si paso en realidad. Aome estaba en su bicicleta con Shipo en canasta, Inuyasha iba caminando mientras escuchaba a Sango y Miroku platicar de trivialidades. El no era tonto, podía oler la tensión entre ellos y predecir que dentro de muy poco acabaran juntos. La estúpida cara de Miroku lo decía todo.

Caminaban con tranquilidad por el camino hacia la aldea de la vieja Kaede. Sin embargo, Inuyasha sintió un olor cercano a ellos.

-Esperen.

Todos se detuvieron, mirándolo confundidos e inquietos.

-¿Qué sucede Inuyasha?-Aome se acerco con su bicicleta.

Inuyasja cerró sus ojos, concentrándose en aspirar el aire. Tomó una calada de aire profunda.

Olía a jazmín. A hierva fina y presuntuosa. A inquietud. A...

-¡Sesshomaru!

Sacó a colmillo de acero, alzándola espada con ímpetu y fuerza sobre su pecho, a puntando hacia el hombre alto y bestial frente a ellos. Genial.

Cuando el odio y el desprecio cambian. ➢  [Sesshomaru x Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora