Dos.

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TaeHyung siempre fue una persona cambiante, su actitud por momentos era la mejor,  y a los diez minutos era totalmente diferente.

Intentó cambiar, él enserio lo intentó, pero las cosas no parecían estar a su favor. Lloraba cuando algo malo pasaba, cuando perdía a un amigo por su mala actitud, y se cansaba de escuchar siempre el mismo discurso.

"Intenta cambiar, eres una persona demasiado inestable, vas a perder a todos si sigues de esta manera TaeHyung, ya deja que los demás te ayuden, ábrete, deja que los demás te conozcan, no utilices mascaras para disfrazarte, eso te hace daño a ti mismo, eso te mata a ti mismo."

Pero por más que quería hacer caso a esas palabras nunca podía, lloraba cuando estaba solo, lloraba cuando no había nadie cerca que pudiera ver su debilidad.

Y reía cuando estaba rodeado de personas, reía cuando alguien estaba triste, y consolaba a los demás sólo porque él quería que le consolarán. Pero nadie nunca notaba eso. Siempre le palmeaban la espalda y murmuraba un pequeño gracias, eres el mejor, y eso era todo.

Se enojaba con todos porque cada vez que necesitaba de ellos nunca estaban para él. Cuando necesitaba un brazo en donde apoyarse para no caer nadie estaba cerca y al final siempre caía.

Y muy a su pesar le tocaba levantarse solo. Le tocaba limpiar sus heridas por sí mismo y seguir como pudiera, si tropezaba le tocaba aguantar el dolor por sí mismo y tratar de evitar volver a golpearse.

Muchas veces se había preguntado, ¿era mal amigo? Tal vez lo era, tal vez no merecía pedirle a alguien estar a su lado, pues se enojaba con facilidad y lloraba cuando las cosas se le escapaban de las manos y ya no había solución para el problema.

Siempre defendiendo a los demás para que ellos le defendieran a él de sí mismo, pero nadie nunca se quedaba para ayudarlo, nadie nunca se quedaba para ver qué tan destrozado estaba. Todos se quejaban por problemas tontos mientras que para él un verdadero problema era ver a su hermano menor buscando soluciones en el suicidio.

Muchos se quejaban porque sus padres no les habían comprado el último móvil en el mercado mientras él tenía que correr por las calles pidiendo ayuda para su hermano enfermo, quien había recaído.

Las personas siempre siendo egoístas y quejándose por pequeños problemas, quejándose porque sus padres no les dejaron salir a la fiesta mientras él intentaba bajar a su hermano de la cuerda a la que se había colgado; mientras él trataba de consolar a su madre y le sonreía diciéndole que todo iba a estar bien, cuando ni él mismo sabía si su hermano menor tenía pulso.

¿Por qué nadie lo notaba? ¿Todos eran ciegos para no ver como llegaba a la escuela? ¿Acaso no se daban cuenta de las bolsas oscuras bajo sus ojos por no haber descansado por cuidar a su hermano durante la noche? ¿No lo veían? ¿No lo notaban?

Quería sentir a alguien cerca, pero cada vez que alguien se acercaba era para llorar. Y él, estando tan cansado, estando tan bajo de ánimos, tenía que sonreír y decir que las cosas pronto se solucionarían.

Pero él deseaba que alguien le dijera que las cosas iban a mejorar, que su vida iba a cambiar y que ya pronto encontrarían una solución para su hermano menor.

Y llegó a considerar el suicidio como una solución.

Se encerró en su habitación a llorar por horas enteras para luego sonreír a su madre diciendo que solo tenía polvo en el ojo y eso era todo.

Porque ni siquiera su familia lo notaba, ni siquiera su madre notaba cuan herido estaba y se enojaba con ella, le daba rabia que ella no se diera cuenta que ya estaba cansado. Le enfermaba todo.

Ángel «VMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora