Uno.

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JiMin siempre se sintió menospreciado, tendía a dejar que los comentarios de los demás lo arrastraran e hicieran que su autoestima se estrellara contra el concreto.

Muchas veces se llegó a preguntar, ¿qué tan malo era? ¿Era justo que él, quien se esforzaba y daba lo mejor de sí, para complacer a todos, sufriera de tantos maltratos psicológicos? ¿Era justo que él, siendo bueno y justo, fuera dejado de lado y expulsado de la sociedad?

Muchos, - y con muchos se refiere a su familia, a sus amigos, a las pocas personas que le querían- le decían que él era mejor de lo que muchos decían, que él como era, era perfecto, que no permitiera que los comentarios de los otros lo desestabilizaran.

JiMin llegó incluso a pensar que era maldad, que las personas lo miraban por sobre el hombro era porque las personas eran malas, y tal vez, lo eran.

Se juzgaba él mismo por todo, por su cuerpo, por su forma de ser, por simplemente existir.

¿Y la felicidad? Se había preguntado una y mil veces ¿en dónde se encontraba su felicidad? ¿Podría él encontrar la felicidad?

Las personas en la calle lo miraban mal por su orientación sexual, y aunque sus padres lo apoyaran no podía evitar llorar cada vez que escuchaba comentarios en la calle.

"Los hombres son para las mujeres" "¿ves la juventud de hoy en día? Son unos maricones" "la gente está torcida cada día más".

Y le dolía, le retorcía el alma escuchar palabras tan hirientes, que las escupieran con tanto asco, y aunque le dijeran que el amor, era amor, sin importar a quien se le entregue, JiMin no dejaba de preguntarse, ¿por qué?

Decidió fingir ser alguien que no era, se cambió su tono natural de cabello al morado, y salió con la primera chica que le sonriera.

Y quién diría que eso solo haría que su corazón se rompiera más, la chica lo invitó a una fiesta en donde toda la preparatoria estaría, le besó de manera salvaje y lo guió a la habitación de la gran mansión.

JiMin tenía tanto miedo, pues por más que quería no pudo hacer que el deseo lo dominara. Y para cuando estuvo desnudo, no había nada que le indicara a la chica que él quería hacer algo más. La mujer bajita y de pechos grandes, lo abofeteo y le gritó cosas terribles mientras salía del lugar hecha una bestia.

El no sentir excitación esa noche dejó a JiMin en el lugar más bajo de todos, lo trataban de la peor manera y los maltratos psicológicos pasaron a los físicos.

Lo esperaban todos los días sin falta en la puerta de su salón de clase en donde lo atacaban a golpes y gritaban insultos con su nombre.

Su vida se volvió peor, y se odio por todo, ya no sólo odiaba su forma de ser, si no, que se odió a sí mismo, simplemente por ser él.

Cuando cumplió los dieciocho años conoció a la persona más bonita del mundo.

SeokJin, era divertido, confiado y lo defendía de todos los que lo herían, se encargaba de hacerlo reír, porque para SeokJin la risa de JiMin era hermosa, y JiMin poco a poco se dejó consentir por SeokJin. Aunque nunca faltaban los malos comentarios y las chicas burlándose de él por estar "enamorado de SeokJin" le escupían con veneno que él, no tenía pechos, que él, no era una chica y que jamás podría complacer a SeokJin en la cama. Sin embargo, SeokJin se encargaba de decirle que las cosas no eran así, que él no tenía nada de malo, que su cuerpo era bonito y que esas mujeres solo le tenían envidia.

Pero por más que JiMin quería creerle, no podía porque él mismo se repetía eso, que no tenía senos grandes como una mujer, y temía alejar a SeokJin.

Ángel «VMin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora