V

2.7K 203 119
                                    

   Entrar en el Arvidor era lo último que quería hacer ese día, sobre todo si tus fieles compañeros no te dirigen la palabra ni para saludar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   Entrar en el Arvidor era lo último que quería hacer ese día, sobre todo si tus fieles compañeros no te dirigen la palabra ni para saludar. Había sido uno de los turnos más raros desde que habíamos salido a cazar. Siempre nos gustaba hablar, soltar cualquier gilipollez o directamente hacer el idiota mientras cazábamos a alguno de esos bichos, pero aquella mañana, ni el mejor de mis juegos de palabras los había hecho reír. Tenían la cara más larga que el pasillo del palacio del rey y no tenía que ser muy listo para adivinar que mis queridos camaradas estaban cabreados conmigo. Y creía saber la razón. 

   Kim fue el encargado de levantar la mano y llamar a una de las putas del local. Le pidió una ronda de cervezas para cada uno y volvió a clavar los codos y los ojos en la raquítica mesa donde estábamos sentados en círculo. Los demás, simplemente se dedicaron a estar sentados en completo silencio, cada uno distraído con una cosa: Max con su brújula, Nino ajustándose las correas del cinturón, Iván afilando su espada y el simplón de Kim mirando las posaderas a la primera mujer que se le cruzaba por delante. 

   Bufé para mis adentros. Ya me estaba empezando a cansar el jueguecito que se traían y si continuaban pasando de mi puta cara iba a explotar y a decir cuatro cosas de las que luego acabaría arrepintiéndome.  

    Esperé a que la camarera trajera la bebida y cuando me aseguré de que no habría más impedimentos, me aclaré la garganta y solté lo primero que se me vino a la cabeza: 

    —Se puede saber, ¿qué cojones os pasa?—espeté, esbozando una mueca.—No dejáis de crucificarme con miradas, joder. Si tenéis algo que decirme, éste es el momento perfecto. A la cara.

   Se miraron unos a otros, comunicándose con un lenguaje que no entendía y luego toda la atención recayó en Kim, que parecía ser que lo habían nombrado la voz cantante del grupo.

   —No sé, rubito—dijo, bebiendo un gran trago de su espumosa cerveza.—Tú sabrás lo que haces o dejas de hacer. 

   —Sabes que no nos gusta meternos en tus formas de trabajar, tío—intervino Nino.—Tú eres el profesional aquí y todo lo que nosotros digamos, serán una sarta de gilipolleces. Supongo que estamos muy lejos de tu nivel

   Me pasé una mano por toda la cara y respiré hondo, escrutando a cada uno de ellos con la mirada.

   —¿Estáis así por lo de la chica del bosque?—pregunté, esbozando una mueca. 

   Se removieron incómodos, haciendo berridos con la garganta y dejando bien en claro que había dado en el clavo.

   —Bueno chica, si es que se puede llamar así—ironizó Kim, rodando los ojos—.Que yo sepa, es una criatura igual o peor aún que el ogro o el cíclope más horrendo del bosque, pero parece que su cara de angelito te ha trastocado un poco. 

    —Espera...—lo interrumpí, viéndolo venir.—¿Enserio no estaréis pensando que...?

    —No pensamos nada—Kim me miró con indiferencia, como su cabreo no concordara con su actitud pasiva.—Solo digo que le acabas de perdonar la vida a un silveño. Es más, la has soltado así por que sí. Porque básicamente, te ha salido de los huevos.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 04, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

▫️Lágrimas de Cristal ▫️                          |Adrinette|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora