capítulo 14

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Habían pasado unos días desde que Tom y Lucía se habían casado y de que Tom se convirtiera en Duque. Habían querido dejar pasar esos días a propósito, ya que necesitaban un respiro y que la gente pudiera sobrellevarlo. Nadie se esperó el matrimonio tan rápido de Tom, y menos que fuera con Lucía. En verdad, algunos creían que solo le dio pena que ella estuviera en un burdel y de ahí , que se convirtiera en su tutor. Pero... Cómo iban a creer, que al volver de la guerra, se casaría tan rápidamente ? Y en una boda tan íntima?!
Aún así, no les desagradó esa noticia. Lucía había cautivado a todo la aristocracia londinense.

Para aquellos días, la española había recibido multitud de invitaciones de muchas duquesas. Incluidas marquesas y condesas. Ahora era una de ellas y por ende, tenía que asistir a la mayoría de invitaciones. Pero en esos días, había puesto la escusa la condesa por ella, de que al haber vuelto Tom, querían estar unos días juntos por el reciente matrimonio. Aunque no era del todo mentira, ya que, Tom y Lucía, apenas salían del dormitorio. Algo que tenía a la viuda William bastante sonrojada en esos días. Cómo su hijo podía ser tan ... Fogoso? Su difunto marido no lo era... Por parte sintió un cierto orgullo al saber que era un buen... Amante. Por otro lado, la vergüenza no la podía evitar. Sobretodo con la servidumbre. Que en más de una ocasión, al bajar las escaleras del segundo piso, se los encontraba con sonrisa o aguantandose la risa. La doncella de Lucía, Minerva, siempre bajaba con las mejillas rojas como tomates. En bastantes ocasiones, la escuchó decirle a alguna compañera, que no entendía como seguían vivos.
La pobre condesa agrandaba los ojos y sentía que su propio rostro ardería por tanta información y vergüenza.

Para esos momentos, llegaba una nueva carta que traía en una bandeja el mayordomo. La condesa viuda, estaba en el jardín, sentada en un balancín de color blanco y se balanceaba mientras hacía algo de ganchillo con una taza de té. - gracias, puedes retirarte

- gracias mi señora - hizo reverencia y se fue de nuevo al interior de la casa

La viuda William, abrió la carta que era dirigida para Lucía, nunca le hubiera abierto una carta si ella no hubiese sido la que se lo pidiera. Solo esas, las de mujeres de título.
Empezó a leer la carta y miró el remitente. Agrandó los ojos al darse cuenta de quién era. Se levantó de golpe y entró en la casa de nuevo ante la mirada de los sirvientes que al verla correr a toda prisa, creyeron lo peor.

Corrió escaleras arriba y se paró en la habitación de matrimonio de su hijo. Cogió aire y tocó tres veces - Lucía! Tienes carta! De la reina - decía con voz elevada. Escuchó los pasos rápidos de ella llegar hacia la puerta y abrirla rápidamente

- en serio?

- si - al haber abierto la puerta de par en par, vio a su hijo tumbado en la cama tapado hasta los oblicuos. Su torso estaba al descubierto, hizo mueca al verlo sonreír con descaro. Miró a Lucía que portaba la camisa blanca de botones de él. Lógico entendió que al escucharla a ella, se puso lo primero que vieron sus ojos

- que dice? - preguntaba Tom perezoso

- que vaya mañana a tomar el té a palacio - sonrió la española. - ahora me tiene que invitar sí o sí a casi todas las reuniones, con duquesas, no? - preguntó a ambos

- si, pero ten cuidado, irá también la duquesa Carter, y no creo que le haga mucha gracia tenerte cerca Lucía - añadía la viuda con algo de miedo en su voz

- lo sé, tendré cuidado. Pero ha esta invitación si que no puedo negarme - le decía ahora a Tom .
El hombre hizo mueca. Tenía planeado tenerla en cama durante toda la semana. Y si podía alargarla, mejor. Por desgracia, tenía razón, a las invitaciones reales, no podía negarse sino era por enfermedad o embarazo con peligro. Asintió y no dijo nada mientras que ella hacía mueca también y se ponía los brazos en jarras - no que tenía que acercarme a ella? - preguntó

DELICATAE ( las chicas de madame Juliette)(t4) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora