Capitulo 3: Cambios

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Al abrir los ojos, lo primero que vio el príncipe fue el cielo, un enorme cielo azul. Se encontraba en una maquina extraña que surcaba los cielos. aun con la preocupación dentro suyo, tuvo que admitir que la vista era bella, jamas pensó que un cielo nocturno sobre ese peligroso desierto fuera a ser tan hermoso. nubes oscuras por doquier y al mismo tiempo una luna inmensa y blanca iluminando todo esa oscuridad.

La herida del principe ya se encontraba vendada, pero aun provocaba mucho dolor moverse libremente. Aun asi el príncipe salio de la cama, en ese momento se percato del frio en el lugar y su falta de ropa, por lo que tomo las cobijas del camastro y envuelto en ellas decidió caminar por los pasillos de la nave, pero nada mas al abrir la puerta se encontró con alguien. Era una niña pequeña de apenas unos 9 años, muy linda y muy pequeña para estar deambulando sola en la oscuridad, quien llevaba consigo una charola con agua. La pequeña al verlo de pie se asusto y salio corriendo a toda prisa, el príncipe no la siguió, solo acelero el paso para salir del lugar.

Al cabo de un rato había logrado llegar al hangar, ahora solo ocupaba pasar desapercibido durante el aterrizaje para salir de allí sin ser detenido, no quería tener que volver a toparse con aquel caballero negro, odiaba su presencia, le traia agrios recuerdos de cierto guerrero.

Una vez mas se percato del frió del lugar, era mucho mas frió del que recordaba que hiciera en el desierto, probabemente era por la estructura metalica del lugar, o quizas la falta de ropa... pero no importaba cuanto frio hubiera ahi dentro, no se comparaba a las heladas noches del desierto, el habia logrado sobrevivir a el gracias a que ese dragon se mantenia a lado suyo dandole calor durante las noches. El principe aunque se preguntaba en donde estaria ahora ese dragon, no deseaba salir en su busqueda tampoco, sabia que esa criatura bien podria cuidarse sola, nada mas se habia quedado a su lado por sentir pena por el y aunque agradecia de haberle conocido y tenerlo con el esos dos terribles años, lo que mas queria era que esta volviera a surcar los cielos con libertad, tal y como solia hacer antes de conocerse.

- ¡Te encontre! - El grito de Yuri vino seguido por lo que podia describirse el gruñido de un animal - Bueno, lo encontramos, ¿va? - el principe no necesito voltear a ver, reconocia la voz y el aleteo de esos dos - pense que eras alguien bueno, pero al parecer eres como los demas humanos, huyes dejando a tus amigos atras - el principe seguia sin voltear a ver a ninguno de los dos, entonces en un movimiento rapido, stardust brinco de los brazos de Yuri y planeo para llegar a los brazos de su amo. El principe lo sostuvo y al fin se digno a verle, tenia una mirada triste segun pudo leer el niño. El dragon despues de devolverle la mirada se acurruco en su sitio y extendio sus alas, parecia querer brindarle calor, consolarle o bien ambas.

A los pocos minutos se notifico mediante unas bocinas que se estaba llegando al punto de aterrizaje. la nave silenciosa parecia cobrar vida, las voces de las personas dentro de ella comenzaron a escucharse al fin.

- Stardust me conto lo que pudo, deberias tratar de escuchar lo que te dice a veces, es mas sabio y viejo de lo que crees - Aunque Yuri decia eso preocupado, el dragon no lucia asi, daba una gran impresion de tranquilidad al descansar tan placidamente en brazos del joven - te ha tomado mucho cariño, y si lo que me conto es cierto, deberias al menos quedarte a ver hasta el final.

- ¿ver que cosa? - apenas logro formular su pregunta, la nave aterrizo y sus compuertas comenzaron a abrirse. El calor empezo a llenar el angar, parecia que afuera el ambiente era calido, agradable. Yuri no le respondio, y solo se limito a caminar al exterior tranquilamente.

Apenas pusieron un pie en tierra, una docena de niños se habian conglomerado a su alrededor muy felices de verlos, al principe le tendieron lo que parecia algo de la vestimenta local, algunos adornos que luego les devolvio con mucha desconfianza, mientras que a Yuri no paraban de abrazarlo y halarlo de los brazos, invitandole a que fuera parte de quien sabe que, parecian conocerlo de algo. En cuanto lograron convencer a Yuri de irse con ellos, el principe opto por marcharse del sitio, no tenia por que cambiar sus planes. Una vez mas fue detenido en su huida, un caballero enorme, aquel con armadura morada y blanca, habia llegado sigilosamente por detras, sujetandolo de los hombros. inmediatamente despues, mas caballeros fueron acercandose a el, precisamente uno con una mascara negra y un tanto intimidante se acerco peligrosamente a su rostro.

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