2. Verde

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En cuanto estuvo de vuelta en su hogar, abrió la puerta de la entrada principal con tan poco tacto que él mismo se regañó por ser tan descuidado, y aun así lo volvió a hacer al cerrarla de la misma manera. Se apoyó por breves segundos contra esta, pasando sus dedos entre su desordenado y esponjado cabello, así como sacó todo el aire de sus pulmones con frustración entremezclada de otros sentimientos que no sabía cómo calificar.

Le dolía la cara por haber hecho tantas muecas en un periodo de menos de cuatro horas. Cuatro horas en compañía de los Kim, más específicamente Taehyung, bastaron para que Jungkook en ese momento se sintiese abrumado por emociones que estaba bastante seguro no haber experimentado nunca.

Caminó por instinto hacia la cocina, e inmediatamente al arribar tomó una manzana del frutero sobre la isla, mordiéndola con desesperación. Usualmente cuando se sentía ansioso dejaba que su impulso por comer se hiciera cargo de calmarlo un poco, cosa que a veces funcionaba y a veces no. Era una costumbre poco sana de la que no se sentía orgulloso, pero tampoco era como si hiciese algo para cambiarla. Terminó rápidamente la jugosa fruta, y al no verse satisfecho, abrió el refrigerador para buscar algo menos saludable y que lo hiciera sentir más lleno. La opción más factible fue un trozo de tarta de limón, la cual sustrajo con un tanto de miedo al no saber si Heather la guardaba para después. Tomó asiento en uno de los altos banquillos de la isla, no sin antes haber sacado un tenedor del cajón donde guardaban los cubiertos, y se dispuso por fin a comer, calmándose un poco mientras lo hacía y poco importándole ya si su esposa se molestaba por ello.

Por un momento creyó estar exagerando, pero rápidamente se deshizo de esa idea. Por supuesto que era comprensible que estuviese tan nervioso; no solamente había salido de su zona de confort al ir hacia esa enorme casa por sí solo, sino que había sentido, visto y pensado cosas sobre Taehyung que se distanciaban mucho de lo que consideraba moralmente correcto para él, un hombre casado. Por mucho que quisiere convencerse de lo contrario, le había gustado su voz ronca, y su porte refinado que contrastaba por completo con su personalidad despreocupada y juguetona. Eso era doblemente chocante si se consideraba que, además de ir íntegramente en contra de su definición de fidelidad, tampoco había sentido nunca algo así por alguien de su mismo género. Jungkook se consideraba a sí mismo como heterosexual, no había dudado de eso ni siquiera una vez en su vida. Claramente era respetuoso sobre el tema, inclusive Seokjin y Yoongi le confesaron ser bisexuales años atrás, y aunque los apoyó por completo, no se sintió ni por asomo curioso al respecto. Y ahora, al estar casado con una mujer sumamente bella, le parecía una especie de broma de mal gusto tener esa clase de pensamientos por un hombre al que acababa de conocer.

Por estar perdido en su mente no se percató de que ya había arrasado con el postre. Quiso buscar algo más para comer, sin embargo se refrenó, temiendo que fuese a terminar con todo lo que había en la cocina si no se controlaba en ese momento. Tomó una pequeña bocanada de aire a la par que se ponía de pie, y caminó escaleras arriba hacia el baño de la alcoba que compartía con su mujer, corroborando que ahí estaba su bendita argolla, tan reluciente como siempre. Tenía la costumbre de quitársela para lavarse las manos, bañarse y pintar, pues le incomodaba hacer cualquiera de las tres actividades mientras la usaba. No obstante, jamás había sucedido que olvidara ponérsela de vuelta, atribuyéndolo a que realmente tenía muchos nervios y prisas al momento de salir de casa.

La tomó con cierta culpabilidad, colocándosela donde pertenecía, su dedo anular, y mientras lo hacía rememoró el escenario que vivió una hora atrás, cuando tras caer en cuenta de que no la llevaba puesta como usualmente, tomó con fuerzas el paraguas y prácticamente huyó lejos de Taehyung sin siquiera considerar despedirse. Que por cierto, la sombrilla permaneció en el asiento del copiloto durante todo el camino y no quiso ni siquiera voltear a verla cuando bajó de su coche.

De mí, para nosotros || Vkook Donde viven las historias. Descúbrelo ahora