A partir de este momento, todos los hechos que se narrarán a lo largo de este documento, será introducido por el otro testigo de los acontecimientos: Damián Martínez.
A la mañana siguiente de que Nerea se quedase a dormir en mi casa, mi madre nos despertó a ambos bastante temprano ya que, creo recordar, que teníamos una excursión con la clase de historia del arte e íbamos al museo más exclusivo de toda la ciudad de Barcelona. Siempre había querido ir y no iba a desperdiciar esa oportunidad.
-Aquí tenéis los bocadillos, además de una botella de agua para cada uno. El desayuno estará en cinco minutos.- Nos dijo mi padre cuando Nerea y yo entramos en el comedor tan grande de mi casa, donde había una televisión de plasma sobre una estructura de televisión donde había una pequeña estantería donde teníamos consolas, los mandos de esta. Luego había un cajón donde poníamos los cubiertos más "elegantes", además de manteles y servilletas del mismo estilo. Por último, un cajón donde guardábamos velas, incienso y elementos decorativos. También había una gran vitrina donde se encontraban tazas, copas, platos más pequeños, etcétera.-
-Gracias, señor Martínez.-Respondió Nerea antes de sentarse en una de las sillas de la mesa, yo, por supuesto, me senté a su lado y nos pusimos a hablar sobre las obras que queríamos ver y, además, sobre algunas de las leyendas que Christian nos había enseñado la tarde anterior.- ¿Crees que nos hablarán sobre algunas de las leyendas urbanas sobre el museo?-Me preguntó con mucha curiosidad por eso, algo que me sorprendió ya que ella no era de ese tipo de personas que les fascinaba las leyendas urbanas.-
-Lo dudo mucho, pero si nos acompaña una guía, le podemos preguntar sin problema.- Le contesté lo más sincero posible, ya que no quería tampoco desilusionarla con mi seriedad habitual. Sabía que únicamente quería oír esas historias para poder agradar más a nuestro mejor amigo, Christian. Estos dos me iban a dar un ataque al corazón algún día de lo adorables que eran.-
-Aquí tenéis.-Mi padre nos dio una taza de café para cada uno, además de unas tostadas con tomate untado y un poco de embutido para comenzar bien el día con energías. Después de unos diez minutos, acabamos de devorarlo y nos llevamos todo a la cocina para dejarlo todo en el fregadero.-
-Vamos, que si no llegaremos tarde, señorita.-Le dije a mi mejor amiga antes de irnos a mi habitación para recoger todo lo que necesitábamos para la excursión, que era todo el almuerzo que mi padre nos había preparado, además de hojas de papel y un estuche para la actividad que nos había nombrado la señorita Foster.-
Después de recoger todo lo anterior mencionado, Nerea y yo nos pusimos de camino hacia el instituto, que tan solo estaba a diez minutos de casa y, ahí, nos encontramos al resto de los alumnos que iban con nosotros a la excursión, Christian incluido.
-¡Eh!-Nos saludó Chris con la mano antes de acercarse a nosotros para poder hablar sin tener que estar gritando.- Habéis llegado justo a tiempo. La señorita Foster acaba de llegar.-Nos informó antes de escuchar nuestros nombres de la propia profesora.-
-Damián, Christian, Nerea. ¿Haréis la actividad los tres juntos?-Aunque era más que obvio que sí, asentimos con la cabeza de forma simultánea.- Perfecto. Javier... -Siguió nombrando a cada uno de nosotros hasta confirmar los grupos.- Perfecto. ¡Vamos a coger el autobús! –Exclamó la profesora antes de comenzar a caminar hacia la parada más cercana, donde nos iba a recoger un autobús de servicio exclusivo.-
Unos cinco minutos después, el autobús llegó y pudimos subirnos todos en este, sin tener ningún problema. Como el museo estaba a unos veinte minutos y las calles eran muy estrechas, era la forma más segura, económica y saludable que nos podíamos permitir.
El viaje fue bastante entretenido, ya que la profesora nos fue comentando en que iba a consistir la actividad que nos había estado diciendo en todo el momento. Consistiría en encontrar los cuadros que nos había impreso en unas fotocopias y deberíamos redactar todas las características que se encontraban en las plaquetas. Como iban ser unas veinte, iba a durar toda la mañana.
-¿Los mitos de los cuadros también se pueden apuntar?-Preguntó Christian después de haber levantado la mano y de que la profesora le diera el permiso para hablar.-
-Apuntad todo lo que queráis, pero las características son obligatorias, ¿de acuerdo?-Chris asintió con la cabeza antes de seguir mirando por la ventana, ya que, en ese momento, habíamos llegado el museo.-
Cuando nos bajamos y me puse a contemplar la estructura exterior del edificio donde se encontraban mis obras de arte favoritas, sentí una extraña sensación, como si el propio museo y algo del interior me estuvieran llamando.
-Bien, muchachos. Almorzamos por aquí y luego comenzará la actividad.-Nos dijo la profesora antes de que todos saliéramos corriendo a sentarnos en las escaleras que daban a la entrada principal del museo.-
Media hora después, la profesora nos avisó de que íbamos a entrar, algo que me puso aún más nervioso porqué aquella sensación aumentaba por momentos.
-Alumnos, ya podéis ir a buscar los cuadros.-Comentó la señorita Foster con una gran sonrisa en sus labios, se le veía que también tenía muchas ganas de ver ese museo.- A las dos y media nos vemos todos aquí.-Después de decir eso, se puso a conversar con una de las guías del museo, supongo que para hablar sobre cuál era la mejor trayectoria para ver los cuadros expuestos.-
-Venga, chicos. ¡Comienza la misión!-Exclamó Christian con un tono infantil antes de reírse y casi salir corriendo de donde estábamos, ya que él tenía en sus manos la fotocopia de los cuadros que debíamos ver, por eso Nerea y yo salimos pitando para seguirle el paso-
-¡Mirad! La Virgen de la Humildad.-Exclamó Nerea acercándose a la obra mencionada y yo comencé a apuntar todo lo que nos informaba la placa de información, ya que tenía la mejor letra de los tres.-
Y así siguió la rutina de encontrar todos los cuadros y de ir apuntando todo, pero, en un momento, perdí a Nerea y a Christian. No sabía cómo ya que siempre los había tenido bastante cerca. Comencé a buscarles, pero no podía gritar sus nombres, ya que se suponía que no podíamos hacer mucho ruido.
En uno de los pasadizos por donde los estaba buscando, sentí como una voz exclamaba mi nombre, por lo que, sin pensarlo mucho, la seguí ya que parecía ser la voz de Chris.
Pero, al girar la esquina, no encontré a nadie, solo un cuadro. Un cuadro tapado con una especie de lona mal puesta.
Me llamaba.
Necesitaba quitar la lona.
El mayor error de mi vida.
CONTINUARÁ...
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El espejo
FantasíaEsta historia transcurre en tiempos actuales, en una ciudad tan concurrida como Barcelona, con un adolescente de dieciocho años, llamado Damián, cuyo sueño es convertirse en un pintor prestigiado. Por ello, estudia en una escuela de arte con sus mej...