Parte 2

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A todo esto, ¿dónde se encontraba Bang Yongguk? Pese a lo que los demás pensaban, el líder de B.A.P no era ajeno a la situación de Himchan, como podría serlo si ese matoki, le había robado el corazón. Si, nadie lo supo, pero Yongguk si probo el pastel de Himchan, solo que nadie lo vio. Todos habían dado por hecho que el que comió la última rebanada, había sido Daehyun, pero no. Ese último trozo de pastel, sedujo a Bang ese día. Era cierto que había comentado que  no le gustaban las cosas dulces y si se había negado a comerlo, pero antes de partir a la empresa, había vuelto a entrar a la cocina en busca de su reloj, el cual había dejado durante el desayuno. El aroma del postre gano y esperando que ninguno de los otros miembros lo viera, se acabó todo el trozo de pastel. La sensación que sintió en ese momento, no podría describirla con palabras, quizás lo más cercano a ese sentimiento era: felicidad, sentía como su cuerpo se estremecía en cada bocado, una alegría jamás experimentada se apoderaba de cada poro, cada célula, incluso cada átomo de su ser. Sin poderlo evitar las lágrimas resbalaban sobre su rostro, sabia el motivo, podía sentirlo. El amor con el que ese pastel fue horneado, la dedicación en su preparación, todo, lo captaba Yongguk y sabía quién era la persona capaz de lograr aquello: Himchan.

Pero como se dijo antes, toda historia de amor, viene acompañada de lágrimas y como también se dijo esta historia no sería la excepción. Ese mes fue el infierno para ambos chicos, durante dos semanas, ninguno se dio el valor de afrontar su situación. Himchan daba por hecho que Bang jamás le correspondería, ya que pensaba que Bang no había probado el pastel. Por su parte, Bang no sabía que ese pastel había sido horneado especialmente para él, temía que al preguntar Himchan le dijera que había sido para otra persona y eso no  soportaría escucharlo. Cada uno sufría en silencio, torturándose mutuamente por razones erróneas. La convivencia diaria les era cada día más difícil, más aun teniendo que compartir habitación. Las conversaciones se limitaban a monosílabos “si, aja, no, no sé, posiblemente, quizás”.

Por su parte, el resto del grupo, se encontraban muy preocupados, veían el distanciamiento por parte de sus hyungs, pero al ser también ignorantes del problema, preferían no intervenir por temor a empeorar las cosas. Solo uno, sabía lo que podría estar sucediendo, pero se preguntaba si estaba en lo correcto o si no. Las dudas se disiparon cuando, nuevamente por azares del destino, se topó de nuevo con la escena de Himchan en la cocina, solo que esta vez, el matoki rosa, lloraba como cascada, tratando de acallar los sollozos con la manga de su camisa. Su alma se quebró, no soporto verlo de esa manera, tenía que hacer algo y debía ser pronto. A la mañana siguiente y a solo 10 días de Navidad, Youngjae,  llevo a cabo el plan, que la noche anterior había ideado para ayudar a Himchan. Su plan era dejar a solas ese día, a los dos mayores. Pero todo se vio frustrado cuando, el estornudo de maknae se escuchó por todo el departamento. Zelo estaba resfriado, su nariz escurría, tenía la boca seca, sus mejillas estaban sonrojadas, era oficial, no podría salir, al menos en un par de días. Himchan se quedó a cuidarlo, mientras que el resto había tenido que salir a la empresa, esto como una precaución. No le quedo de otra a Youngjae, debía planear algo más. Jae se encontraba sentado recargado en el espejo del salón de prácticas, mirando en dirección a sus compañeros, pero sin prestar atención. Nada le venía a la mente, regreso a la realidad una vez que vio salir del salón a Yongguk. Por inercia, salió tras él, pero su hyung era rápido, ya se encontraba a varios pasos de distancia. Camino más de prisa para alcanzarlo, lo perdió de vista cuando Guk atravesó la puerta del estudio de música. Sin pensarlo siquiera, entro detrás de él, aun no sabía que le diría, pero ya no podía echarse para atrás, debía hablar a favor de Himchan. Trago saliva, todo el valor con el que había seguido a Bang se vino abajo, cuando lo vio a los ojos. Estaban rojos, llorosos, con un tamaño menor a lo normal, Bang trataba de evadir la mirada del menor, se sentía humillado por que alguien de menor edad lo viera tan vulnerable.

Confesión en Navidad (Banghim)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora