Parte 4

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Después de la horrible escena con su compañero de clase y que Jungwoo, su alfa pacifista, sorpresivamente pateara el culo de Seungho, Jungwoo con la voz más dulce y amorosa se acercó a la puerta que lo separaba de Mark y susurró bajito.

—Markie, amor? Ya puedes salir de ahí bebé. Me encargué de ahuyentar a ese desgraciado.

Mark, quién se encontraba recostado en la silla que trababa la puerta, encorvado por el dolor que le provocaban sus cólicos, sintió su cuerpo ser invadido por el alivio y la felicidad al escuchar la dulce voz de Jungwoo llamándolo a su encuentro. Con prisa tomó su mochila, puso en su lugar la silla y abrió la puerta del salón.

Su corazón palpitó desbocado al ver a Jungwoo con una suave sonrisa. El mayor envolvió al más bajo entre sus brazos y lo apretó a su anatomía tanto como pudo. Acerco su nariz al cuello de su omega disfrutando del aroma embriagador que emanaba de aquella zona erógena y dejándose llevar por sus instintos, pasó con delicadeza su lengua por la piel sensible y caliente.
Mark al sentir aquel toque íntimo apretó con más fuerza el agarre de sus puños en la camisa de su novio y como si la caricia se tratara de un interruptor, recordó que estaba en celo. De inmediato sintió el incremento en su olor, el dolor de los calambres en su vientre, el sofocante calor y su entrada lubricada.

Con las piernas temblorosas y la respiración agitada, Mark se separó unos centímetros de Jungwoo y después de dejar un corto beso en los carnosos y rojizos labios del mayor, dijo, —Gracias por salvarme—, soltó una risa nerviosa y se aferró de nuevo a su novio.

–Lamento no haber llegado antes, bonito. Te juro que corrí tan rápido como pude apenas escuché tu llamado.– Jungwoo acariciaba la mejilla esponjosa y suavecita de Mark, deseando que este ni ningún otro omega jamás tuviera que pasar por un episodio de acoso como el anterior.

–Está bien, llegaste justo antes de que tuviera un ataque de ansiedad, gracias. Ahora sólo quiero que me lleves a casa, sí? Te necesito.

Enternecido y afectado por las palabras de su omega, Jungwoo sólo pudo asentir a sus palabras antes de tomar la mochila del menor para llevarla sobre uno de sus hombros y de manera protectora rodear a Mark con su brazo derecho antes de emprender camino hacia su auto. Mark ronroneaba a gusto entre los brazos de Jungwoo quien repartía caricias en su vientre.

Al llegar a la casa del menor, saludaron a los padres de éste y después de informar a la pareja adulta del motivo de su extraña demora en la universidad y de que éstos acordaran llamar al decano para justificar la próxima semana que Mark y Jungwoo faltarían debido al celo del omega, dejaron la casa para darles algo de privacidad a los dos jóvenes.

Jungwoo y Mark se dirigieron a la habitación del omega y después de ponerse ropa cómoda, se acurrucaron en la cama llena de mantas, ropa del alfa, almohadas y peluches creando así un nido para que Mark se sintiera mejor.

El aroma de su alfa calmaba al omega en su interior convirtiéndolo en una masita suave con ansias de amor y mimitos, por lo que Jugwoo se encargó de cuidar a su  omega de la mejor manera posible. Preparó té caliente de canela y miel para que ayudara a calmar los calambres de su vientre. Acarició su adolorida espalda, pasó una toalla húmeda por todo el cuerpo caliente del menor y repartió besos y caricias por todo lado, atreviéndose en algunas zonas a jugar por un poco más de tiempo dejando chupetones o mordiscos suaves.

Mark se sentía perdido en una realidad desconocida, como si estuviera drogado por el amor que Jungwoo le demostraba en sus cuidados. Con sus manos picando acariciaba con estas el cabello del alfa. Mordía sus labios tratando de controlar los dulces gemidos que tenían intención de escapar de su boca. Mark sabía que Jungwoo se tomaría su tiempo antes de creer que la provocación y los juegos previos eran suficientes para pasar ya de lleno a la acción.

| ambiguo | jungmark |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora